Por Stakeholders

Lectura de:

Bernardo Kliksberg
Asesor de diversos organismos internacionales

La educación está al tope de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El 4to es “Garantizar para el 2030 una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. 

El siglo XXI será de conocimiento intensivo. Los avances en educación definirán las posibilidades de los países. En América Latina, que tiene una dotación privilegiada de recursos naturales, la educación es la gran palanca para convertirlos en desarrollo. 

Sin embargo, las metas 2030 están en serio riesgo en la región. Se debe enfrentar, entre otros, los siguientes problemas críticos: 

1. Impactos de la pandemia 

De acuerdo a Unicef en marzo del 2021, se llegó a 56 semanas de interrupción de las clases presenciales. 114 millones de niños fueron afectados. Los más perjudicados fueron los de los sectores más humildes. Entre los más golpeados por la privación de educación estuvieron los niños indígenas, de las zonas rurales, y los urbano marginales. 

2. Baja calidad de los aprendizajes 

Ya antes de la pandemia las evaluaciones indicaban serios déficits de aprendizaje. El ERCE 2019, estudio del Laboratorio de Evaluación de la Calidad de la Unesco, encontró que en 6to grado de primaria solo el 34% de los niños alcanzaban el mínimo en compresión lectora, solo el 17.6% en matemáticas, y solo el 20,7% en ciencias. Otro estudio del Banco Mundial mostró que el 71% de los niños del nivel inferior de secundaria no pueden entender un texto de extensión moderada. Antes de la pandemia era el 55%. 

3. Incidencia de las desigualdades socioeconómicas 

Se ha comprobado una muy alta correlación entre las dificultades de aprendizaje y el nivel socioeconómico de los estudiantes y de las escuelas. En un mundo muy desigual donde el 10% más rico tiene el 76% de la riqueza, y el 50% más pobre solo el 2%, América Latina es aún más inequitativa, dado que el 10% más rico tiene el 77% de las riquezas, así como el 50% más pobre el 1%. Ello incide fuertemente en las posibilidades de completar secundaria de los niños desfavorecidos; quienes asisten, asimismo, a escuelas con marcada insuficiencia de recursos. La pandemia además originó un aumento de la pobreza extrema de 5 millones en el 2021. 

4. Maestros en dificultades 

Diversos estudios indican que los sistemas digitales muy útiles, no pueden reemplazar al maestro. Ello es particularmente importante para los niños más vulnerables. En la región, el trato deficiente de la profesión de maestro ha llevado a que los de primaria ganan el 76% que otras ocupaciones similares, mientras que el 15% no tienen una formación docente adecuada, y escasean los planes de estímulo. 

5. Inversión reducida en educación

 La Unesco aconseja que no debiera ser menos del 6% del PIB. En América Latina es escasamente el 4%. Para comparar, en los países líderes: Dinamarca 7.8%, Noruega y Suecia 7.6%, Finlandia 6,5% e Israel 6,2%. En la región destaca netamente Costa Rica con 6.8%. 

6. Fortalecer el preescolar 

Los resultados son terminantes. Los niños con más años de preescolar tienen mejores rendimientos en todo su trayecto educativo. En la región falta mucho por hacer en cobertura y calidad en este tema de tan alta relevancia. 

Estos son algunos de los retos, preexistentes a la pandemia, pero que fueron muy agravados por ella. La región debe asumir que los discursos pro educación deben ser acompañados de una inversión mucho mayor en ella, y de profundas reformas. Será muy útil desarrollar amplios pactos nacionales entre sector público, empresas privadas y sociedad civil para asegurar, como pide la ONU, una educación inclusiva, equitativa y de calidad.







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