Por Sandor Lukacs de Pereny, Ph.D.

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A lo largo de la historia de la humanidad, la interacción entre los ciclos de cambio climático y la propagación de plagas y enfermedades tiene incidencia directa en la escasez de un sinnúmero de cultivos vitales. Como resultado, ello ha provocado un alarmante aumento en los precios de productos y commodities importantes como el cacao, maíz, arroz, trigo, tomate, aceite de soja o de oliva, entre otros. Esta tendencia preocupante se vislumbra como un presagio de lo que podría convertirse en una crisis agrícola global, ya que los fenómenos meteorológicos extremos y las condiciones climáticas cambiantes son tan inciertas como difíciles de dimensionar. En esta entrega, abordaremos el vínculo entre cambios en el clima, aparición de plagas y vectores y las consecuencias en la producción agrícola y precios de los alimentos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte que las enfermedades de las plantas ya están causando estragos en la economía mundial. Se estima que ello tiene un costo anual de más de  220 mil millones de dólares. Por su parte, las plagas invasoras representan otra carga adicional con una repercusión de al menos 70 mil millones de dólares. Al respecto, Leah Buchman, entomóloga de la Universidad de Georgetown, sostiene que las plagas tienen una notable capacidad de adaptación al clima cambiante mientras que las temperaturas más cálidas les permiten reproducirse y migrar con mayor rapidez. Esto, inevitablemente, reduce el rendimiento de los cultivos por la voracidad y volumen de plagas como las langostas ya mencionadas por los egipcios. Otro caso alarmante corresponde a las polillas destructivas nativas del continente americano. Estas arrasan el maíz y otros granos principalmente en África y Asia. De igual forma, la mosca blanca asociada a climas tropicales y subtropicales viene causando estragos en las plantaciones de tomate en Europa. Estos son solo algunos ejemplos de una serie de cultivos que están luchando contra plagas cada vez más difíciles de contener.

Desafíos específicos en las diferentes regiones

Pongamos como ejemplo al cacao. El cacao, cuya producción en África occidental abastece dos tercios del suministro mundial, se ve amenazado por enfermedades como la vaina negra y el llamado “virus de los brotes hinchados.” Estas enfermedades, exacerbadas por períodos prolongados de lluvias intensas y patrones climáticos irregulares han diezmado hasta el 30% de los cultivos anuales de cacao según refieren diversos estudios. Por otro lado, en la India, el precio de los tomates se disparó en 700% en febrero debido en parte a la mosca blanca de hoja plateada que transmite virus vegetales devastadores. En España, principal productor mundial de aceite de oliva, se afronta una crisis similar debido a la sequía y enfermedades como la Xylella fastidiosa. Esta peste ha diezmado millones de olivos centenarios de la península ibérica como en Italia. Y en China, uno de los principales productores de maíz, las plagas como el gusano cogollero continúan atacando los cultivos lo que representa una clara amenaza a la seguridad alimentaria en la región asiática y global.

Impacto en el suministro global y la economía

El comercio mundial de cereales enfrenta, en la actualidad, desafíos adicionales debido a la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero también se suman problemas locales de producción causados por un coctel de clima desfavorable y plagas variadas. Esta situación también está generando preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la estabilidad económica. Recordemos que muchos países dependen en gran medida de la agricultura en su estructura macroeconómica. Por ende, la convergencia de factores como el cambio climático,sea natural o antropogénico, la propagación de plagas y enfermedades, y los conflictos geopolíticos, están prolongando una crisis agrícola global. Esto urge inmediata atención acompañada de acciones coordinadas a nivel internacional para mitigar los impactos devastadores tanto en términos de sufrimiento humano por hambre como en el quehacer y dinámica económica mundial.

La influencia del transporte y comercio en la dispersión global de mosquitos

Sin duda, la expansión de los mosquitos a nivel mundial ha sido facilitada por la intensificación del transporte y el comercio en la era moderna. Este fenómeno ha sido particularmente notable con especies como el mosquito Aedes aegypti. Los hábitats de este insecto se han extendido a entornos urbanos gracias a la proliferación de recipientes artificiales de agua, como latas, botellas y neumáticos abandonados, mismos que proporcionan lugares de reproducción ideales para dichos insectos. Asimismo, el transporte de bienes y personas ha permitido que los mosquitos viajen a nuevas regiones. Por consiguiente, estos terminan llevando consigo enfermedades como el dengue, el virus Zika y el virus chikungunya, desencadenando brotes epidémicos en áreas previamente no afectadas.

«La expansión de los mosquitos a nivel mundial ha sido facilitada por la intensificación del transporte y el comercio en la era moderna».

Adaptación de los mosquitos al cambio climático: implicaciones para la salud pública

El cambio climático, en cualquiera de sus variables causales, plantea nuevos desafíos en la lucha contra las enfermedades transmitidas por mosquitos. Investigaciones lideradas por expertos como Matthew Thomas, del Instituto de Investigación Científica de Invasiones de la Universidad de Florida, han revelado la capacidad de adaptación de los mosquitos a las variaciones de temperatura a lo largo de múltiples generaciones. Este fenómeno dificulta el seguimiento y control de las poblaciones de mosquitos, ya que pueden ajustarse a climas más cálidos o fríos con el tiempo. Como resultado, esto complica la predicción de brotes y la implementación de medidas de control eficaces.

Este estudio resalta la necesidad de una mayor investigación y colaboración internacional para comprender y enfrentar la amenaza de los mosquitos en un mundo en constante cambio. Es por ello crucial implementar estrategias de vigilancia mejoradas, así como medidas de control efectivas que tengan en cuenta la adaptabilidad de los mosquitos a diferentes entornos y condiciones climáticas. Además, es esencial fortalecer la capacidad de respuesta de los sistemas de salud pública locales y regionales para detectar y gestionar brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos. Cabe resaltar que esto debe darse especialmente en áreas propensas a la urbanización rápida y al cambio ambiental.

Por estas razones es que la lucha contra las enfermedades transmitidas por mosquitos demanda un enfoque multidisciplinario y coordinado. Estas perspectivas coordinadas deben abordar tanto los factores ambientales como los sociales y económicos que contribuyen a su propagación. Y es que solo mediante la colaboración global y el compromiso con la investigación y la acción concertada podemos esperar mitigar los impactos negativos de esta creciente amenaza para la salud pública.

Los mosquitos: una amenaza mortal y persistente

“Los mosquitos matan más gente que todas las guerras juntas”, advierte Pilar Mateo, una científica española dedicada a combatir las enfermedades transmitidas por vectores en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica y África. Mateo, reconocida como una de las científicas más destacadas del mundo, ha desarrollado tecnología innovadora para controlar la propagación de enfermedades como el dengue, la malaria y el Chagas.

En un esfuerzo por difundir su tecnología y abordar los problemas de salud pública en otros países, Mateo colabora con organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y centros científicos internacionales. La necesidad de un enfoque integral para abordar las enfermedades transmitidas por vectores, que incluya medidas de prevención, tratamiento y concienciación pública. Además, la científica enfatiza la importancia de una mayor inversión en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para combatir estos problemas de salud pública. Advierte además sobre el potencial surgimiento de nuevas enfermedades y la necesidad de estar preparados para enfrentarlas.

Dimensionando el problema

En un panorama donde los intereses económicos a menudo prevalecen por sobre la salud y el bienestar de las personas, es primordial un cambio de paradigma. En otras palabras, hablamos de enfatizar la importancia de la prevención por sobre el tratamiento. Ciertamente la lucha contra los mosquitos y las enfermedades que transmiten es un desafío continuo que requiere una acción coordinada a nivel global, con especial atención a las necesidades de las comunidades más afectadas. Asimismo, el apoyo a la investigación y estudio de los científicos es fundamental en esta lucha por preservar la salud y el bienestar de millones de personas en el globo.

En este contexto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca la importancia del manejo integrado y la entomología en salud pública. La meta es abordar las enfermedades transmitidas por vectores y que son propagadas por organismos como insectos y caracoles. Además, se requieren mejoras en el diagnóstico, la vigilancia epidemiológica, y el control de las poblaciones de mosquitos. Esto es vital frente a nuevos arbovirus como el Zika y chikungunya en complemento con los insectos (endémicos) como el dengue y fiebre amarilla.

Comentarios finales

Ante los crecientes impactos del cambio climático en la inocuidad alimentaria, es clave robustecer las cadenas de suministro de alimentos y los sistemas que las regulan. Adicionalmente, la implementación de sistemas de alerta temprana junto con medidas sólidas de seguimiento y vigilancia, resultan cruciales para prevenir y controlar los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos, particularmentey, como lo subrayamos anteriormente.en los países más vulnerables a ciclos variables del clima. Sin embargo, para que estos sistemas sean efectivos, se necesita mejorar la recopilación y análisis de información sobre los impactos climáticos. También se debe promover la difusión de información y el intercambio transparente de datos entre todos los actores relevantes. Dicho de otra forma, es imperativo abordar estas necesidades para garantizar la seguridad alimentaria en un contexto de cambio climático en evolución. Finalmente, fortalecer la integración intersectorial, revitalizar el compromiso gubernamental/comunitario, mejorar los programas de control de vectores, potenciar la evaluación de herramientas y la capacitación de la fuerza laboral en salud pública de nuestros países es indispensable para la estabilidad mundial.







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