Por Stakeholders

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POR CLAUDIA DRAGHI – Chief Learning Officer, Minding Corporation

Crecimos con historias en las que merecíamos ser comidas por el lobo por no haber seguido “el camino correcto” o necesitando ser rescatadas por un príncipe para ser felices porque estábamos adormecidas. Ser capaces de cuestionar estas historias resulta el primer paso para avanzar. 

A lo largo de las décadas, las creencias y roles asignados a las mujeres han venido experimentado importantes transformaciones desde épocas donde era impensable que una “mujer de bien” se dedique a otra cosa que no sea su casa, hasta nuestros días. Sabemos que falta mucho camino por recorrer, pero ya hemos empezado a cosechar algunos cambios. Por ejemplo, hasta 2023, el Perú logró un avance de 26 posiciones en el ranking del Foro Económico Mundial respecto del Índice Global de Brecha de Género, logrando el puesto 34 de 146 países. 

Es en estos momentos, cuando se están gestando los cambios más significativos y profundos, que resulta crucial comprender que el empoderamiento femenino se refiere al fortalecimiento de las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Es el proceso mediante el cual las mujeres adquieren mayor control sobre sus vidas, toman decisiones autónomas y participan activamente en la sociedad. 

Creo firmemente en la igualdad de oportunidades más allá del género, apoyo la lucha por los derechos de las mujeres y me gusta pensar en construir una sociedad más equitativa y justa en la que los seres humanos podamos contribuir y cocrear más allá de nuestro género. 

Tengo la fortuna de trabajar como coach para diferentes empresas y soy testigo de lo mucho que está evolucionando el rol de la mujer. Las ejecutivas y profesionales mujeres han desafiado y siguen desafiando las expectativas tradicionales, han obtenido mejores herramientas para sostener su posición y son capaces de lidiar con los desafíos de un mundo históricamente dominado por hombres, mostrando su valía en roles de liderazgo y contribuyendo de manera significativa al crecimiento económico con una sensibilidad antes ajena al mundo corporativo. 

«Las ejecutivas y profesionales mujeres han desafiado y siguen desafiando las expectativas tradicionales».

Si bien estos cambios vienen siendo impulsados, en parte, por el acceso a la educación superior y a las oportunidades de desarrollo profesional, considero que uno de los factores determinantes está dado por el cambio de mentalidad que nos permite desafiar el statu quo

He sido testigo de cómo en las empresas se empieza a tomar conciencia de aquellos sesgos inconscientes que nos llevan a tomar decisiones injustas y poco coherentes.  Recuerdo al CEO de una empresa de retail en una reunión con el comité en la que buscaban ascender internamente a un nuevo gerente regional. Al revisar los currículos, llegaron al de una líder a quien descartaron por ser mamá ya que el puesto requería viajar con frecuencia. 

Siguieron con el análisis de candidatos y, de pronto, el CEO sonríe y con sarcasmo dice: “Tendríamos que descartar a todos los hombres que tienen hijos” haciendo clara referencia a la invalidación que él mismo le había hecho a la mujer por ser mamá. Como podrán imaginar, le dieron la oportunidad a la mujer quien tiene ya 8 meses desempeñándose con éxito en la posición. 

A medida que avanzamos, vamos elevando nuestro nivel de consciencia y, por lo tanto, tenemos la responsabilidad de eliminar las barreras que aún enfrentan las mujeres en muchos aspectos de la vida. Si bien esto requiere un esfuerzo colectivo y un compromiso continuo de las empresas y los líderes, lo más importante es ese ejercicio mental en el que tomamos conciencia sobre las historias que nos contaron, las que nos estamos contando hoy, y las que queremos que cuenten las próximas generaciones. Porque solo cuando lo NO EVIDENTE se hace evidente, podremos cuestionarlo, revisarlo y avanzar. 







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