Por Stakeholders

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POR ZOILA ROJAS – Docente de la carrera de Ingeniería Ambiental de la UPC

El 5 de junio todos estaremos más unidos que nunca para celebrar un aniversario más del día mundial del medio ambiente. Las Naciones Unidas designaron este día para poner de relieve la importancia de la protección y la salud del medio ambiente, ya que es un tema que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico alrededor del mundo (UNESCO, 2023).

Como todos los años, la celebración de este día significa sumar nuestros esfuerzos y actuar de forma responsable hacia el medio ambiente, quedaron atrás aquellos tiempos en los que simplemente esperamos las regulaciones y las iniciativas de diferentes empresas para transformar nuestro estilo de vida, hoy TODOS somos parte del cambio.

Este año marca el 50 aniversario de este día mundial establecido por primera vez por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972, siendo el tema central “Sin Contaminación por Plásticos” (UNEP, 2023).

Introduciendo de forma breve el tema, cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y se cree que la mitad de este material se concibe para una vida útil de un solo uso. Menos del 10% se recicla. Se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Asimismo, los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) invaden los alimentos, el agua e incluso el aire. Se estima que las personas ingieren más de 50 000 partículas de plástico cada año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas (UNEP, 2023).

Un día sin plástico significa más de lo que podríamos imaginar. El plástico ha invadido nuestras vidas de una manera que hoy, se sienta en nuestra mesa. Su inserción en la industria, facilitó que muchas empresas logren distribuir sus productos y hacerlos llegar a su público objetivo, sin embargo, si bien el objetivo comercial se cumplió, los impactos ambientales que hoy enfrentamos y los que tienen que enfrentar las generaciones futuras no lograría cubrir el precio con el que son liberados al mercado. Es claro que, pese a la contaminación ambiental, la pérdida de biodiversidad y las enfermedades que aquejan a la población, las iniciativas no están logrando revertir el daño ocasionado al ritmo que el planeta tierra lo necesita.

¿Te imaginas hacia dónde tenemos que dirigir las acciones para realmente generar ese cambio?, pues sí toca levantar la voz. Si somos conscientes que nuestras decisiones son parte del problema, nos toca mirar a quién dejamos entrar en nuestras vidas y sentarse en nuestra mesa como un invitado silencioso. Si te das el permiso de tan solo por un día ver ¿qué productos consumes?, ¿en qué envoltura o empaque vienen?, ¿tienen otros usos?, ¿es reciclable? y ¿afecta al entorno en dónde vives tú, tus padres, tus hijos, los hijos de tus hijos, la humanidad entera?, la tierra podría descansar y restaurarse, y este será el inicio para que todos juntos construyamos un futuro sin plástico.







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