Por Stakeholders

Lectura de:

Andrea Serrudo
Consultora de Sostenibilidad y Asuntos Públicos


Ayer fue una crisis financiera, hoy es el COVID-19 y mañana, pues no se sabe, quizás sea una crisis ambiental. Lo cierto es que hoy se ve expuesta la fragilidad de las empresas tanto a nivel de gestión como de sus propios modelos de negocio; sin embargo, el lado positivo es que se acelerarán importantes cambios como la incorporación de aspectos de sostenibilidad.

A diferencia de la Responsabilidad Social Empresarial, la sostenibilidad va más allá de un contexto exclusivamente ambiental o social, involucra la trascendencia misma del negocio. Es en este punto en que la sostenibilidad deja de ser un término abstracto para convertirse en un eje trasversal y holístico de la gestión, reduciendo el sesgo de ser solo una acción de corto plazo y desligada del corebusiness.

Convertirse en una empresa sostenible es un camino estratégico que la alta dirección debe tomar para guiar -principalmente- los planes comerciales, financieros y de inversión, de producción, de comunicación y marketing, de recursos humanos, de compras y abastecimiento, entre otros. Entonces, ¿qué se debe contemplar para seguir por un camino sostenible? Pues pequeños cambios, pero con un gran efecto multiplicador y que sean un elemento diferenciador permanente y no solo en tiempos de crisis:

  • Transparencia en la comunicación con clientes, trabajadores y otros stakeholders, a través de canales y procedimientos claros para establecer relaciones duraderas y de confianza.
  • Diversificación de las inversiones en proyectos de energías renovables y en empresas de impacto social.
  • Renovación de equipos por activos más eficientes para incrementar la productividad y reducir o eliminar el consumo de combustibles fósiles.
  • Uso de materias primas reciclables y/o recicladas.
  • Digitalización de los procesos desde los de cobranza y emisión de facturas, compras, entre otros.
  • Compra inteligente de materiales de oficina que aparentemente son más costosos pero que aseguran una mayor calidad.
  • Implementar planes de ahorro de agua y energía y de reciclaje,
  • Gestión de pronto pago a pequeños proveedores para permitirles contar con capital de trabajo.
  • Reducción de brechas salariales entre hombres y mujeres.

Ahora, implementar estas acciones no debe quedarse solo dentro de la empresa. Bajo la consigna de serlo y también parecerlo, los Reportes de Sostenibilidad son una excelente plataforma para comunicar lo que se viene haciendo, ayudando a construir una buena reputación y valor de marca. Además, es muy útil para comparar los avances de la empresa año a año y formular futuras estrategias de engagement con los diversos stakeholders. La elección del reporte dependerá exclusivamente de la decisión de la empresa, considerando el rubro al que pertenece y el tamaño de la operación, pues cada tipo presenta la información desde una perspectiva distinta. Entre los más utilizados está el Global Reporting Initiative (GRI), Reporte Integrado (IR) y el IFC Performance Standars.

En un escenario post COVID-19 se verá la pertinencia de muchos modelos de negocio, algunos evolucionarán y se adaptarán, mientras que otros expirarán para dar paso a nuevas ideas. El reto de las empresas estará en tomar la decisión de seguir el camino hacia la sostenibilidad, reinventándose constantemente en función de su capacidad de identificar tendencias globales, sin desconectarse de los retos locales y actuar en consecuencia.







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