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En un año de difíciles desafíos económicos, en todo el mundo crece la demanda para programas de protección social y transferencias…
 

  
En un año de difíciles desafíos económicos, en todo el mundo crece la demanda para programas de protección social y transferencias monetarias condicionadas que estén bien diseñados y sirvan para ayudar a las familias pobres. De acuerdo con un informe del Banco Mundial dado a conocer hoy, a esos desafíos se enfrentan principalmente los hogares que ya han sido afectados por las recientes crisis de los alimentos y los combustibles, y también los gobiernos que temen que la crisis financiera se vuelva una crisis humana.

 

En el informe titulado “Conditional Cash Transfers: Reducing Present and Future Poverty” (Transferencias Monetarias Condicionadas: Reduciendo la Pobreza Actual y Futura) se evalúan los programas de Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC) que ofrecen dinero a familias pobres a cambio de que se comprometan a llevar periódicamente a sus bebés a los centros de salud o a mantener a sus hijos en la escuela, entre otras cosas. Estos programas -en los que la responsabilidad de salir de la pobreza es compartida entre el Estado y los hogares pobres- pueden reducir la pobreza a corto y largo plazo, especialmente cuando están respaldados por mejores servicios públicos.

En respuesta a la crisis alimentaria y financiera, el Banco Mundial prevé prestar este año aproximadamente US$2.400 millones para iniciar o ampliar operaciones de TMC en Bangladesh, Colombia, Filipinas, Kenya, Macedonia y Pakistán. El financiamiento total del Banco Mundial en respaldo a operaciones de TMC ya abarca 13 países e incluye apoyo técnico tanto para los gobiernos nacionales como para los donantes.

Tras los primeros resultados positivos obtenidos en Asia meridional y América Latina, los programas de TMC se han expandido a los cinco continentes. Funcionan en más de 24 países en desarrollo, así como en varios países desarrollados, incluidos los Estados Unidos. En México y Brasil, por ejemplo, los programas de TMC comenzaron como parte de un esfuerzo amplio por hacer más eficaces las redes de protección social, por reemplazar las subvenciones mal focalizadas o por consolidar programas más pequeños. La evaluación del programa Familias en Acción, de alcance nacional en Colombia, ha arrojado resultados importantes y positivos, y ha recibido apoyo continuo del Banco Mundial.

Las TMC también se han expandido dentro de los países donde ya se implementaban. Por ejemplo, el programa Progresa, de México, comenzó en 1997 con 300.000 hogares mientras que su sucesor, Oportunidades, llega a 5 millones de hogares. Las evaluaciones positivas de los investigadores alentaron la ampliación de esta iniciativa. En términos económicos, las transferencias de Oportunidades corresponden aproximadamente a la quinta parte del consumo de un hogar beneficiario medio.

"Puesto que las Transferencias Monetarias Condicionadas se centran en las madres y los jóvenes, y tienen la capacidad de proporcionar servicios esenciales de salud y educación, son una red de protección social vital para los países que procuran ayudar a los más perjudicados por la crisis financiera", dijo Justin Lin, economista jefe y vicepresidente de Economía del Desarrollo del Banco Mundial.

El informe, que abarca más de 20 estudios de evaluación del impacto de estos programas, muestra que las TMC han producido muchos resultados positivos: mayor consumo en los hogares, mayor uso de servicios de salud preventivos, reducción del trabajo de menores y aumento de la matrícula escolar.

"Los programas de TMC también han ayudado a modernizar la gestión del sector social porque requieren coordinación entre muchos organismos", declaró Ariel Fiszbein, economista jefe de Desarrollo Humano del Banco Mundial y uno de los autores del informe. "Muchos de ellos tienen un componente específico de seguimiento y evaluación que resulta sumamente útil para evaluar los resultados objetivamente y para participar en el diseño de mejores programas en el futuro".


PRINCIPALES ENSEÑANZAS RECOGIDAS

Los programas de TMC deberían considerarse parte de un sistema de protección social. El objetivo principal de los programas de TMC es ayudar a los hogares pobres con niños. Por eso, deberían complementarse con otros programas de transferencias, como las pensiones sociales y los programas de empleo, a fin de ofrecer protección social a todos los grupos vulnerables.

Los programas de TMC han reducido la pobreza. En general, las transferencias se han destinado acertadamente a los hogares pobres, lo que ha hecho aumentar los niveles de consumo de los beneficiarios y ha reducido la incidencia de la pobreza en varios puntos porcentuales. No se confirmaron los temores de que los participantes dejaran de trabajar o tuvieran más hijos debido al ingreso extra de efectivo; dichos efectos fueron escasos o nulos.

Los programas de TMC han incrementado el uso de los servicios educativos y de salud. Por ejemplo, en México, el programa de TMC logró que se redujera la tasa de deserción escolar entre sexto y séptimo grado en 9 puntos porcentuales; en Camboya, dos programas piloto han ayudado a reducir la tasa de deserción en estos grados entre 20 y 30 puntos porcentuales. En Pakistán, el programa logró aumentar en 11 puntos porcentuales el número de niñas de entre 10 y 14 años que asisten a la escuela. Gracias a los programas de TMC, el uso de servicios preventivos de atención de la salud aumentó entre 8 y 33 puntos porcentuales en Colombia, Honduras, México y Nicaragua. Es alentador saber que muchas de estas mejoras han beneficiado a los hogares más pobres.

Los programas de TMC no pueden funcionar de manera aislada. Una mayor utilización de los servicios no siempre se ha traducido en mejores resultados en materia de salud y educación. Por ejemplo, en Camboya y México, el aumento de las tasas de matrícula escolar no ha dado lugar a un mejor rendimiento en los exámenes. Para reducir verdaderamente la mortalidad infantil o mejorar el aprendizaje, los TMC deben complementarse con servicios de salud y educación de mejor calidad, y un firme empeño en brindar a los niños una ayuda especial, mediante una mejor nutrición o programas preescolares, por ejemplo.

"Los programas de TMC permiten que los hogares realicen una inversión decisiva en la nutrición, la salud y la educación de los niños", concluyó Norbert Schady, economista del Grupo de investigaciones sobre el desarrollo del Banco Mundial y coautor del informe. "Pero aún existen muchos obstáculos en el ámbito de los hogares, como la falta de información y las prácticas de crianza inadecuadas. En los nuevos programas de TMC se están probando nuevos enfoques complementarios para ayudar a abordar estas limitaciones".







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