Por Stakeholders
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Cuatro meses después del desastre ambiental, los pescadores artesanales de las playas de Ancón volvieron a demandar a Repsol la limpieza urgente del fondo marino afectado tras el vertido de más de 10,000 barriles de crudo en la refinería La Pampilla, que la petrolera opera a unos 20 kilómetros al norte de Lima.
El llamado trascendió tras una reunión que mantuvieron en la playa Pocitos con el ministro del Ambiente, Modesto Montoya, quien llegó para inspeccionar la situación de las zonas afectadas.
Los pescadores expresaron su preocupación por el olor a petróleo se mantiene hasta ahora y la situación de las familias que trabajan en actividades económicas conexas a la pesca. Montoya pidió celeridad a las entidades competentes en la verificación de los análisis de la calidad del agua y la evolución de los impactos.
En la víspera, el presidente Pedro Castillo insistió en la responsabilidad de Repsol de compensar “como corresponde a todas las familias afectadas”.
La compañía firmó un acuerdo con el Gobierno para entregar un anticipo de la indemnización final al padrón de las personas impactadas por este accidente, calificado por la ONU “como el peor desastre ecológico en la historia del país”.
A la fecha, según Repsol, se han abonado más de 29 millones de soles (7,8 millones de dólares) a familias afectadas y el importe global entre ayudas económicas y labores de limpieza ascendía a 150 millones de dólares.
Además, señala que en las tareas de limpieza movilizó a más de 2.900 trabajadores, desplegó hasta 11.000 metros de barreras de contención y dispuso de 144 unidades de maquinaria pesada, cerca de 90 embarcaciones y 68 skimmers (equipos de limpieza marina).
Por eso, la firma calificó de “infundada, improcedente e incongruente” la demanda por 4.500 millones de dólares que anunció la semana pasada el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) por los daños causados por el derrame de crudo.
