Por Stakeholders

Lectura de:

Karen C. Puertas Reátegui
Consultora Experta en Gestión Empresarial y Educación Financiera

La situación de las mujeres, a partir de la pandemia, se ha visto impactada con un marcado retroceso en el desarrollo de sus carreras profesionales debido a la responsabilidad familiar y materna, que ha tenido que compartirse con las cargas laborales en el sistema home-office. La presión de esta situación ha llevado a muchas mujeres a dejar, temporalmente, su línea de carrera para dedicarse al acompañamiento de sus hijos en su escolaridad no presencial o al cuidado de sus parientes enfermos por COVID-19. A pesar de los reveses que la actual coyuntura le ha presentado a las mujeres, las estrategias para volver a posicionarse y retomar viada en su desarrollo no se han hecho esperar.

En el Perú, los emprendimientos han tenido un marcado protagonismo femenino. Según cifras del estudio “Perfil del Emprendedor Peruano del Bicentenario” realizado por Ipsos por encargo del Banco de Crédito del Perú, el 60% de emprendimientos del país son liderados por mujeres. Esta cifra alentadora debe tener su correlato en la sostenibilidad de dichos emprendimientos, así como en el necesario puente hacia el empresariado formal, rentable y con potencial de crecimiento. Los emprendimientos Fintech vienen conjugando estos criterios de manera exitosa. Según cifras del BID y Finnovista del 2018, el 44% de Fintech eran lideradas por mujeres en el Perú. Al parecer, esta cifra se ha mantenido, preservando el liderazgo de las mujeres y abriendo oportunidad a nuevos emprendimientos en el marco de la pandemia.


Las Fintech son emprendimientos que brindan soluciones para la inclusión financiera a través de la tecnología. Este tipo de soluciones han catapultado al mercado muchos de estos emprendimientos, que le permiten a sus clientes acceder de manera intuitiva y manteniendo el distanciamiento social al ecosistema financiero con solo un click en el móvil o el ordenador.

Las Fintech han venido para quedarse, acortando las brechas de la inclusión financiera en mujeres a un ritmo acelerado, abriendo la posibilidad de acceso a las oportunidades que esta integración supone para su desarrollo. Así mismo, ha brindado soluciones para las transacciones de emprendimientos femeninos, que encontraron un apoyo en el ecosistema de la tecnología financiera para seguir facturando en medio de la pandemia y acceder a las opciones que le brinda el sistema bancario para el desarrollo de sus emprendimientos. También, ha permitido que se acorte la brecha digital de las mujeres, pues muchas de ellas se han acercado a este tipo de soluciones por la necesidad de mejorar el servicio de pago de sus emprendimientos, encontrándose con un mundo de posibilidades. Y, finalmente, ha iniciado una fisura en el “techo de cristal” para muchas mujeres que no veían en este tipo de emprendimientos una posibilidad de ejercer su liderazgo y convertirse en empresarias.

Se vislumbra un horizonte prometedor para las Fintech debido al margen de estabilidad en el mercado, pues responden a una clara demanda que, bien aprovechada, puede consolidar su nicho de mercado y potenciar su oferta. En ese sentido, la creatividad, disrupción y adaptabilidad de las mujeres que lideran estos emprendimientos, así las de aquellas que acceden a sus servicios, será clave para su desarrollo y permanencia.

Como hemos visto, la presente pandemia ha supuesto para las mujeres múltiples lecciones y grandes decisiones de vida para su futuro profesional. No ha sido fácil abandonar una línea de carrera por circunstancias personales, familiares o comunitarias. Sin embargo, las mujeres siguen encontrando espacios de quehacer profesional con alto valor y múltiple impacto, para ellas y otras mujeres, que encuentran alternativas en un mundo que ha supuesto mayores desafíos de género que los que ya se tenían.







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