Por Stakeholders

Lectura de:

JORGE MELO VEGA CASTRO
Presidente de Responde


Esta experiencia de vivir una pandemia global que únicamente la conocíamos por los libros de historia, resulta un tremendo reto para observar el comportamiento de nuestra sociedad, cuán solidaria puede llegar a ser la capacidad de los diferentes gobiernos para aplicar políticas públicas adaptadas a la economía del comportamiento, no pensando en la racionalidad de las personas, que nos permitiría medirnos frente a la respuesta que ofrecen los ciudadanos en otros países.

Es un extraordinario observatorio para evaluar la inteligencia del gobierno, asumiendo que puede dar un importante empujón “nudge” para mejorar el comportamiento y por tanto el cumplimiento de sus ciudadanos, sin necesidad de pasar por la racionalidad de la sanción, que en nuestra realidad, no funciona como incentivo.

Uno de esos casos es al que llamaremos el de una ética de la respiración. Todos respiramos, es nuestro derecho, ¿pero entendemos que ese derecho a respirar comprende el respeto al derecho de los demás? El cuidado y la forma que tenemos al estornudar encuadra toda una lógica ética de respeto hacia el otro, esto es que empezamos a reconocer que no puedo hacer lo que me da la gana, no estoy solo y que vivo en sociedad. Aprender a estornudar correctamente para no impactar en los otros, o como hacen los japoneses hace tiempo, sin pandemia de por medio, al ponerse la mascarilla, no por protegerse egoístamente, sino precisamente para no afectar a los otros, nos indica que podemos ser una sociedad más solidaria y con una calidad de ciudadanía que adquiere potencial.

Este detalle de la ética de la respiración puede ser un “nudge” para una mejora en la política pública en sanidad, pero de gran impacto para otro tipo de cumplimientos que aspiramos para la sociedad. Por ahora, tenemos la experiencia de la cuarentena y la obligación de quedarse en casa. Un experto en marketing estaría en la gloria al encontrarse ante un escenario ideal para desarrollar iniciativas, sobre todo, porque nos encontramos ante una cuarentena digital.

Este es otro hito en la historia de la humanidad, la gente está confinada en sus hogares, pero muy comunicada y ávida de información. Son especialmente receptoras de mensaje y también emisoras, no están solas y eso genera mucha tranquilidad. Este escenario era impensable un siglo atrás. Adicionalmente y gracias al desarrollo digital se pueden emplear múltiples plataformas, hace tan sólo 15 años atrás tendríamos colapsadas todas las líneas telefónicas. Pero el otro gran reto como decíamos al inicio, es cuánto provecho podemos sacarle a esta cuarentena digital.

La oportunidad que se nos presenta ahora es la de profundizar, hacer efectivo, muchos proyectos de innovación que estaban en el gabinete. Vemos que varios colegios están funcionando digitalmente con cierta normalidad, empresas que descubren que el trabajo a distancia puede ser más eficiente que el presencial, hogares que en su cuarentena, porque no hay otra, terminan haciendo la compra on line a la que tanto se resistían.

Vemos en las noticias las múltiples formas creativas que en Europa vienen empleando para superar el encierro, con las soluciones digitales; y finalmente el entretenimiento, para muchos llegó el momento ideal de ver las series en streaming que tanto añoraban. Definitivamente, la cuarentena ya no es la circunstancia dramática que nos contaba la historia.







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