¿Qué es la huella de carbono y por qué es importante?
La huella de carbono es una medida ambiental que cuantifica y genera un indicador del impacto que una persona, una organización, una empresa, un producto o servicio tiene sobre el cambio climático, más allá de las grandes emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
El cambio climático es consecuencia del calentamiento o incremento de temperatura a nivel global que se da producto de la emisión excesiva y constante de los GEI generadas por causas antropogénicas que provoca la alteración del equilibrio natural de la atmósfera. Mucha gente piensa que el cambio climático significa temperaturas más cálidas, sin embargo, este es el principio de un escenario climático alarmante, puesto que como la Tierra es un sistema conectado, los cambios
de una zona influyen en los cambios de todas las demás, y esto a su vez trae provocan sequías intensas, tormentas eléctricas, escasez de agua, inundaciones, alteración de los diversos ecosistemas terrestres y marinos, propagación de enfermedades, entre otros. La importancia de la huella de carbono radica en que su aplicación resulta una herramienta de gestión muy útil para las empresas puesto que busca reducir las emisiones de GEI y nos permite tomar conciencia de cuánto contribuimos al calentamiento global, detectar áreas de mayor contaminación y plantear medidas correctivas para contrarrestar nuestro impacto ambiental.
¿A qué retos se enfrentan las empresas peruanas en desarrollo con respecto a la huella de carbono, respecto
a otras empresas del mundo?
Perú es el tercer país más vulnerable al cambio climático después de Bangladesh y Honduras. Esto quiere decir que los efectos del cambio climático se acentuaron de manera significativa en nuestro país debido a su biodiversidad y variabilidad climática. Asimismo, cualquier daño al medio ambiente en nuestro país perjudica el equilibrio ecológico del planeta.
El gran reto que tienen las empresas, gobiernos y organizaciones hoy es el de desvincular, esto significa impulsar el crecimiento de negocios rentables (crecimiento económico) y con ello, incrementar el confort y/o calidad de vida
de las personas, desvinculando dicho crecimiento de la demanda intensiva de los recursos naturales que son finitos,
es decir, hacer más (ser más productivo) con menos recursos (reducción de las presiones ambientales), lo que a nivel de
empresa, se traduce como incremento de la productividad y rentabilidad. Esto consecuentemente, limitaría el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C lo cual nos ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable.
Con las medidas de reducción y compensación obtenidas a partir del cálculo de la huella de carbono contribuimos a alcanzar este gran reto de desvincular, y tomar acciones sobre la adaptación de nuevos patrones de consumo y producción más sostenibles donde el beneficio para la empresa es diverso y viene asociado a la reducción de riesgos operativos (escasez de recursos), reputacionales (conflictos con las comunidades y/o algún grupo de interés), financieros (acceso a fondos verdes), legales (regulaciones futuras), entre otros.
¿Las empresas en Perú cuentan con algún tipo de iniciativa para la reducción de la huella de carbono?
Existe la plataforma Huella de Carbono Perú del Ministerio del Ambiente (MINAM) que reconoce a organizaciones públicas y privadas que han logrado medir y gestionar su huella de carbono. El sistema de reconocimiento es muy
amigable para las empresas dado que les permite progresivamente obtener el distintivo (mediante estrellas), al realizar el cálculo de las emisiones de GEI, al reducir dicho impacto y al neutralizar las emisiones al 100%, convirtiéndolas en organizaciones carbono-neutral.
¿Qué estrategias pueden utilizar las empresas para reducir la huella de carbono?
Es importante, resaltar el esfuerzo que realizan las empresas respecto a su huella de carbono, puesto que su cálculo es una medición voluntaria, y esta adicionalidad (conocer sus emisiones de GEI y gestionarlos) les permite formular estrategias de negocios resilientes que crea valor dado que persigue un enfoque preventivo para tratamiento de la contaminación. Algunas estrategias para reducir la huella de carbono a nivel de empresas por citar algunas: capacitar al personal sobre buenas prácticas ambientales, migrar al uso de energía renovables, implementar la eficiencia energética,
evaluar la electromovilidad, entre otros
¿Qué beneficios trae la reducción de la huella de carbono en las empresas?
La huella de carbono permite identificar oportunidades de mejora a lo largo de las operaciones del negocio, pero también a nivel de cadena de valor. Las empresas que ya han medido su huella de carbono confirman que no es solo un acto de contar con un indicador ambiental a sumar al reporte de sostenibilidad, sino que, los resultados permiten tomar decisiones estratégicas considerando aspectos operativos y de manera holística. Por ejemplo y como ya he mencionado anteriormente, el beneficio para la empresa es múltiple y viene asociado a la reducción de riesgos operativos (escases de recursos), reputacionales (conflictos con las comunidades y/o algún grupo de interés), financieros (acceso a fondos verdes), legales (regulaciones futuras), entre otros.
GESTIÓN SOSTENIBLE DE LA HUELLA HÍDRICA
Por otro lado, existe otro factor importante: la huella hídrica. ¿En qué consiste y en dónde radica su importancia?
Al igual que la huella de carbono, la huella hídrica es un indicador de sostenibilidad, que se diferencia de la primera, en que la métrica ambiental se realiza en unidades volumétricas pues contabiliza toda el agua que se consume en las distintas operaciones, en procesos, en un producto e inclusive en nuestra vida diaria; y evalúa los posibles impactos medioambientales relacionados. Gestionar los impactos asociados a la huella hídrica, contribuye a reducir – en términos globales los efectos del cambio climático, y a nivel de empresa, nos orienta a toma decisiones acertadas hoy que aseguren la disponibilidad del recurso y, por ende, la sostenibilidad del negocio.
«El sector empresarial es un actor importante para lograr las metas propuestas, y el Estado a su vez, podría aspirar a ser un país carbono neutral o gestionar de manera sostenible los recursos hídricos»
Actualmente, muchas de las empresas vienen midiendo su huella hídrica porque encuentran en esta herramienta un mecanismo efectivo para identificar oportunidades de mejora a nivel de diseño, técnicas, eficiencia de tecnologías, etc. tanto a nivel de frente interno (dentro de mi unidad de negocio), como en el frente externo, considerando además oportunidades a lo largo de la cadena de valor. Es importante mencionar que en muchos casos los “impactos hídricos significativos”, no se encuentran dentro de la unidad operativa sino “aguas arriba” o “aguas abajo”, y es entonces donde la huella hídrica nos permite realizar un análisis de impactos y evaluar diversas potenciales mejoras considerando la cadena de valor. A este análisis se le conoce como el análisis de ciclo de vida; cuando realizamos la evaluación de la
huella hídrica se emplea este análisis, de modo que se reporte resultados con una visión integrada y holística sobre
la gestión del recurso hídrico.
El agua es un recurso vital para nuestra propia existencia, e indispensable para el desarrollo y funcionamiento de diversas actividades económicas, al realizar la evaluación de la huella hídrica nos permitimos conocer cómo “producir más con menos agua” en nuestras operaciones, lo cual se traduce en incremento de la productividad y por tanto en la rentabilidad del negocio, además podemos mencionar otros beneficios como el de reducir el riesgo operativo – financiero al implementar estrategias preventivas sobre la disponibilidad futura del recurso, fortalecemos las buenas relaciones con diversos grupos de interés en relación a una cultura de agua y nos adelantamos a futuras iniciativas regulatorias en relación a la gestión del recurso hídrico
¿Cómo puede una empresa medir su huella de agua?
La evaluación de la huella hídrica o huella del agua se puede realizar empleando metodologías validadas internacionalmente tales como la ISO 14046:2014 Gestión ambiental — Huella de Agua o el Manual de la Evaluación de Huella Hídrica (WFN, por sus siglas en inglés). Ambas metodologías son válidas, y persiguen objetivos comunes como la
conservación y sostenibilidad de los recursos hídricos y la contabilidad del uso del agua, sin embargo, los enfoques
sobre su aplicabilidad metodológica difieren. La huella del agua se basa en la norma ISO 14046 que ofrece un enfoque de impacto ambiental asociado al agua y emplea para ello el análisis de ciclo de vida, mientras que la WFN mide el volumen total de agua dividida en tres tipos de indicadores que va en función de su procedencia, pudiendo ser huella hídrica verde relacionada con el agua de lluvia que viene incorporada en el producto o evapotranspirada por las plantas, la huella hídrica azul relacionada con el consumo de agua dulce y huella hídrica gris relacionada con la calidad del agua y su contaminación. La huella hídrica nos expone el impacto humano sobre los recursos de agua dulce y nos permite formular estrategias para contrarrestar dichos impacto (considerando la dimensión geográfica), mientras que la evaluación de huella de agua a partir de la ISO 1446:2014 realiza un análisis sobre el uso consuntivo y degradativo del agua realizando una evaluación más exhaustiva (dimensión geográfico y temporalidad), y que se complementa muy bien
con la WFN.
Elegir cuál de ambas metodologías usar dependerá principalmente de la motivación y política que persigue la empresa u organización además de considerar aspectos relevantes en relación a la calidad de los datos tales como, por ejemplo: definir los alcances del estudio, la información disponible, al público objetivo a quienes se desea reportar los resultados de dicho estudio, entre otros.
Grupo GEA viene realizando la evaluación de la huella hídrica de varias empresas atendiendo ambas metodologías.
¿Qué estrategias se pueden utilizar para reducir el consumo de agua en el sector empresarial?
Las estrategias de reducción en relación al consumo de agua en el sector empresarial se da de manera progresiva de menos a más, puesto que implican en la mayoría de casos inversiones que la empresa debe realizar. El punto de partida es empezar por la concientización a todo el personal sobre el uso eficiente de recursos y promoción de una producción más limpia, ello puesto que como mencione anteriormente, todas nuestras actividades tienen una implicancia en términos de agua, por ejemplo, la energía que utilizamos en las operaciones }de la empresa, los insumos o materias primas que importamos para el diseño o producción de un determinado producto, el transporte para la distribución o para llegar a la empresa tiene un impacto sobre el uso de agua, he ahí la importancia de conocer su ciclo y conservación y cómo ello influye además en nuestras finanzas.
Seguidamente podemos hablar de inversión en capacidades de operación a través de mejores técnicas disponibles (BAT, por sus siglas en inglés) y buenas prácticas ambientales (BEP, siglas en inglés) en ciertos procesos, o líneas de producción, aquí también, se aplican mejoras en el diseño de ciertos productos o en la provisión de servicios donde se busca la idoneidad práctica de determinadas técnicas (incluye la implementación de tecnologías) para reducir las emisiones y el impacto en el recurso.
¿De qué manera puede apoyar el sector empresarial para metas tan ambiciosas como reducir la huella de
carbono y el consumo de agua? ¿Se requiere de un trabajo en conjunto Estado- Empresa?
El éxito de poder lograr la meta país definitivamente es el de trabajar en conjunto Estado – Empresa. El sector empresarial es un actor importante para lograr las metas propuestas, y el Estado a su vez, podría aspirar a ser un país
carbono neutral o gestionar de manera sostenible los recursos hídricos, si y solo sí, trabaja de manera participativa y
consensuada con el sector empresarial, puesto que este último cuenta con los recursos y capacidades para hacerlo.
Por un lado, tenemos al Estado, que viene apostando por la implementación de nuevos paradigmas sobre el
control y prevención de la contaminación – y reducción de los efectos del cambio climático – a partir de la
promoción de la huella de carbono y huella hídrica en las empresas e instituciones públicas, fomentando su participación en la Plataforma Huella de Carbono Perú de MINAM y Programa de Huella Hídrica del MINAGRI, otorgándoles un reconocimiento en mérito al esfuerzo desplegado en acciones de reducción y compensación, y otros incentivos asociados tales como categorizarlos como proveedores que ganan un score adicional al momento de licitar con el Estado (Proceso de Compras al Estado) o participación en Ferias Internacionales (con un 15% de descuento – promPerú), entre otros. Ambas plataformas son un ejemplo exitoso de que el trabajo en conjunto Estado – Empresa funciona en la medida que sea comunicado, articulado e incluye un proceso de mejora continua.
A pesar del esfuerzo conjunto desplegado, aún hay un número importante de empresas que no han realizado su medición. Es por ello que el Estado viene trabajando en lineamientos de promoción motivando a que todas las
empresas se sumen a realizar sus huellas, desplegando recursos técnicos y económicos para crear capacidades involucrando a la Academia – y por otro lado, brindando la facilitación del uso de mecanismos de financiamiento
de fondos públicos que coadyuve a las empresas, sobre todo a las MYPE, a realizar inversiones que contribuya en la
reducción de sus huellas.
Y desde el sector privado, la Gran Empresa viene impulsando el enverdecimiento de su cadena de valor, donde a
partir de una política corporativa impulsa y motiva a que sus proveedores se alineen a realizar este tipo de evaluaciones, donde se fideliza la cooperación y se gesta un espectro más amplio de oportunidades conjuntas de mejora.
Deberían existir leyes que regulen ambos conceptos y de esta manera lograr cifras más favorables para elmedio ambiente.
La experiencia sobre la proclama de leyes muchas veces resulta ineficiente debido a los limitados recursos que tiene
el Estado para verificar en términos técnicos su aplicabilidad y efectividad en las empresas. Agregar más presión normativa al sector empresarial que viene difícilmente y con recursos limitados, reactivándose – más aún en un escenario post pandemia – no es estratégico.
Más aún, el Perú cuenta leyes y lineamientos voluntarios que impulsan la evaluación de la Huella de Carbono y Huella Hídrica; y estas a su vez se apoyan de normas validadas internacionales como lo son la ISO 14064:2018, Huella de Carbono y la ISO 14046:2014 para la Huella de Agua, entre otras.
Considero que la estrategia para lograr cifras más favorables respecto a metas país es continuar trabajando sobre el
proceso voluntario y cooperativo Estado – Empresa, liderado por los estamentos públicos y que además, está dando buenos resultados de cooperación