Por Stakeholders

Lectura de:

Karla Chaves Brenes
Directora regional de Ecoins


Como seres humanos tomamos nuestras decisiones basados en emociones, esto explica por qué nos resultan insuficientes el conocimiento y los datos para cambiar hábitos, aún en asuntos que parecen obvios como el cuidado de nuestra salud o del ambiente. Cuando recibimos una gratificación, ya sea económica o moral por algo que hemos hecho, sabemos que hicimos algo bien, y sentimos placer al hacerlo. La magia de los ecoins es  esa, compensa integralmente por un comportamiento deseado: gestionar correctamente nuestros residuos.

Así, estas eco-monedas virtuales son una poderosa estrategia para retribuir casi de forma instantánea y con “valor económico” el reciclaje, brindando un aliciente ético a quienes persiguen la sostenibilidad como hábito. Una condición ganar-ganar.

Desde un enfoque de eficiencia y productividad, los ecoins son también una puerta de entrada hacia el nuevo paradigma de la “economía circular”, un concepto que se contrapone al sistema lineal de utilización y desecho, el cual, genera miles de toneladas de basura diariamente a escala mundial.

Es claro que este viejo modelo nos ha colocado en una situación insostenible debido a la contaminación y destrucción de nuestros recursos naturales y la puesta en riesgo de la biodiversidad y los ecosistemas que sostienen la vida. Desde mares repletos de plástico y microplástico, hasta la generación de focos de infección, plagas y enfermedades en poblaciones urbanas y conurbanas; el mal manejo de los residuos se ha convertido en un eje crítico que afecta el bienestar y el desarrollo humano.

Ante esto, la economía circular se nos ofrece como una valiosa oportunidad de asumir mayor responsabilidad ciudadana sobre los materiales residuales que resultan de nuestro consumo.  Este es un modelo que ofrece no solo una posición más ética y comprometida con las actuales y futuras generaciones, sino también una forma más inteligente y eficiente para gestionar los recursos materiales con que contamos y para cuidar el uso de la energía en la producción de bienes.

Desde una visión pragmática, las eco-monedas virtuales son el paso necesario que permite, de manera sencilla y directa crear un sistema de gestión que hacía falta en Latinoamérica. El monetizar la correcta separación de los residuos, marca el inicio de un buen proceso de reciclaje y sensibiliza a las personas en el aspecto ambiental al hacerlas conscientes del enorme poder que tienen los productores y consumidores de reconfigurar un porvenir mejor trabajando en forma colaborativa.

Las primeras eco-monedas fueron los ecolones en Costa Rica, lanzados hace poco más de un año, y apoyadas en la misma lógica de Pago por Servicios Ambientales (PSA) que marcó la diferencia en materia de protección del territorio y reforestación en este país centroamericano, pero esta vez desde un enfoque moderno de experiencia del consumidor, utilizando la tecnología y la comunicación estratégica. Las experiencias con ecoins que hemos impulsado primero en Costa Rica, Panamá y ahora en Perú, son testimonios de que las monedas virtuales y particularmente las que conllevan un componente social y ambiental de fondo, son herramientas clave para evolucionar hacia una nueva ciudadanía, motivada por su responsabilidad individual y su compromiso con el bien común.

El nivel de digitalización actual, la penetración del internet y el acceso a dispositivos móviles nos pone en una condición ideal para explotar al máximo el potencial de los ecoins como herramienta de masificación para el reciclaje, una condición necesaria para convertir la gestión de residuos en una práctica rentable y adecuadamente retribuida según su verdadera relevancia económica y socioambiental. Las condiciones están dadas para continuar evolucionando en este camino, recae en nosotros la responsabilidad de elegir la ruta de la sostenibilidad.







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