La obtención de la Certificación Carbono Neutro es solo el inicio de un compromiso continuo para mantener a Machu Picchu como un referente de sostenibilidad en el mundo.

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Por: Mario Antúnez de Mayolo

En mi reciente visita a Machu Picchu en mayo de 2023, no solo quedé asombrado por la inigualable belleza y riqueza histórica que alberga este lugar, sino también por el profundo compromiso de su gente con la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático.

Desde su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983 y su designación como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno en 2007, Machu Picchu ha brillado como una joya arqueológica para Perú y el mundo. Pero su valor va más allá de su majestuosa arquitectura; es también un ecosistema frágil y singular, refugio de especies endémicas como el oso andino, además de una gran variedad de aves y orquídeas.

Sin embargo, este ecosistema ha enfrentado crecientes amenazas, siendo la gestión de residuos en la zona un desafío significativo. La ubicación de Machu Picchu en un valle, con el tren como única vía de acceso y salida, ha agravado este problema, a tal punto que en 2016 la UNESCO evaluó su inclusión en la lista de Patrimonios Mundiales en Riesgo. Frente a este desafío, en octubre de 2020, se anunció una meta ambiciosa: convertir a Machu Picchu en la primera Maravilla del Mundo y el primer destino turístico internacional con certificación carbono neutral.

Esta iniciativa ha reunido a diversas organizaciones, tanto públicas como privadas, y ha contado con el apoyo de aliados clave como el Grupo AJE, la cadena de hoteles Inkaterra y la Municipalidad Distrital de Machu Picchu.

El primer paso en esta misión fue calcular la huella de carbono de Machu Picchu, lo que también permitió identificar las actividades críticas que impactan en el clima y establecer la gestión para transformar a la ciudad en un lugar de bajas emisiones de carbono.

Para mejorar la gestión de residuos, se implementaron diversas iniciativas para promover modelos de economía circular enmarcadas en el ODS 12: Producción y Consumo Responsable. Se pueden destacar las siguientes:

  • Compactadora de Residuos Plásticos: Dos compactadoras donadas por agua CIELO e Inkaterra para Machu Picchu Pueblo y el Camino Inca, cada una con capacidad de procesar 7 toneladas diarias de plásticos PET.
  • Planta de Biodiésel: Evita la llegada de mil galones de residuos de aceite vegetal al río Vilcanota, generando oportunidades de trabajo en la producción de combustible ecoamigable y en glicerina libre de químicos.
  • Pirolizador de Residuos Orgánicos: Procesa basura orgánica a altas temperaturas para la obtención de biocarbón y evita la emisión de Gases de Efecto Invernadero (Metano). El biocarbón generado es usado por la comunidad como abono y por el Sernanp en sus tareas de reforestación del santuario.
  • Trituradora de vidrio: Produce arena a partir de vidrio triturado, con lo cual se mitiga la extracción de arena de las riberas del río Vilcanota y se reduce la erosión que pone en peligro la integridad de Machu Picchu Pueblo.

Estas medidas han demostrado tener un efecto multiplicador: no solo han logrado preservar el medio ambiente, sino que también han impulsado la calidad de vida de la población. Han puesto de manifiesto que el crecimiento económico y la sostenibilidad pueden coexistir de manera armoniosa. La implicación activa de la comunidad en la separación de deshechos en fuente y la creación de nuevas oportunidades laborales derivadas de la correcta gestión de los residuos son ejemplos palpables de esta sinergia positiva.

“El proyecto Machu Picchu es una realidad gracias a la alianza entre el sector público y privado. Me gustaría resaltar lo importante que es estar alineados al ODS 17 para potenciar el impacto de nuestras iniciativas en sostenibilidad”, señala Gianina Jiménez, jefa de Comunicaciones, Sostenibilidad y Asuntos Corporativos en Grupo AJE Perú.

El viaje de Machu Picchu hacia la sostenibilidad y la acción climática es un modelo a seguir en la gestión y la protección del patrimonio cultural y natural; y como parte de este compromiso, en Machu Picchu se sigue trabajando arduamente para reducir sus emisiones de carbono en un 45 % para 2030 y lograr la neutralidad de carbono para el 2050, en línea con los compromisos del Acuerdo de París.

Más allá de Machu Picchu, este proyecto pionero también podría expandirse a otras ciudades del Perú. Particularmente, aquellas con una población de entre 10 000 a 20 000 habitantes que, hasta ahora, no cuentan con un plan sólido de disposición de residuos ni con los recursos suficientes para invertir en este aspecto crítico de la gestión ambiental. La visión es llevar los aprendizajes y las soluciones exitosas implementadas en Machu Picchu a estas comunidades, proporcionándoles una ruta viable para promover modelos de economía circular.

De esta manera, la obtención de la Certificación Carbono Neutro es solo el inicio de un compromiso continuo para mantener a Machu Picchu como un referente de sostenibilidad en el mundo. Con este ejemplo, estoy convencido de que este es solo el comienzo de una transformación más amplia que nos llevará hacia un futuro más sostenible para todo el Perú.

Cielo Protectores

El Grupo AJE lanzó la promoción “Cielo Protectores” en Perú y Ecuador. Gracias a este sorteo, los ganadores pudieron visitar y recorrer la Ciudadela Inca, así como también conocer los proyectos de protección impulsados en el lugar.







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