Daniela Door, gerente de Alternativos y Análisis de Prima AFP, señala que, para detectar aspectos tanto ambientales como sociales relevantes, es importante realizar un proceso de evaluación ASG, el cual requiere de especialistas en que permitan hacer un análisis a profundidad.
¿Cómo detectar de qué forma los factores ambientales van a impactar en mi compañía, de manera que pueda estar preparado para la gestión de dichos riesgos?
Me gustaría compartir parte del proceso de evaluación que realizamos nosotros como inversionista y que puede ser de ayuda para detectar temas ambientales y sociales relevantes. Una fuente que utilizamos para ello es la matriz de materialidad del SASB (Sustainability Accounting Standard Board). En ella se puede encontrar 26 temas empresariales relacionados con la sostenibilidad, que se consideran que podrían tener impacto material financiero en el desempeño de las empresas.
Nosotros utilizamos este estándar como parte de nuestro análisis y considero que es útil para detectar aspectos tanto ambientales como sociales relevantes. Sin duda, es importante realizar un proceso de evaluación ASG, el cual requiere de especialistas en que permitan hacer un análisis a profundidad.
¿El riesgo ambiental debe ser considerado como transversal a cualquier empresa, más allá de su industria? En caso esto sea así, ¿cómo definir cuál es el rol que debo cumplir como empresa de cara a mitigar mi impacto ambiental? ¿Cómo definir qué objetivos debo cumplir y qué tan agresivo debo ser de cara a que estos se cumplan?
Sin duda el riesgo es transversal a todas las industrias, porque las empresas o inversionistas no están solas en el mercado, sino que se interrelacionan con proveedores, accionistas y demás stakeholders. Sobre nuestro rol, va a depender qué posición jugamos. Si somos una empresa que ha detectado que está expuesto a tener un impacto ambiental a través de sus proveedores, pues se puede poner como objetivo exigirles que sus servicios o productos cumplan con estándares mínimos de la empresa. Si uno es un inversionista, el enfoque puede ser distinto.
En el caso de Prima AFP nosotros tenemos una política de integración, lo que implica que tomamos un rol activo en las empresas en las que invertimos para que mejoren sus procesos. Es fácil decir que uno tiene un portafolio verde porque deja de invertir en todo lo que no lo es. El reto real es transformar las empresas para que adopten buenas prácticas de sostenibilidad.
¿Cómo estructurar la estrategia de sostenibilidad de la empresa para que los proyectos ambientales en los que participe realmente tengan un impacto tangible en sus stakeholders?
Cualquier método que se utilice para establecer nuestra estrategia de sostenibilidad siempre tiene que estar incluida en la estrategia de negocios de la empresa. Ello permite tener una mayor resiliencia frente a cambios que puedan generarse en la industria, ya sea por nuevas exigencias regulatorias o cambios en la demanda de nuestros clientes y consumidores. Para muchas industrias hoy el riesgo de replantear el negocio es muy lejano porque consideran que su exposición es muy baja o nula a este tipo de cambios.
Pero cuanto antes se vayan sumando estas iniciativas, la respuesta ante los stakeholders podrá ser más orgánica. Un ejemplo cercano de esa resiliencia de las empresas de mantener continuas sus operaciones a pesar de la pandemia. Muchas ya habían pilotado modalidades de trabajo remoto y tuvieron una transición acelerada a este nuevo modelo de trabajo. Otras, que no tenían esta experiencia previa, seguramente tuvieron muchos más dolores al adaptarse.
Cualquier método que se utilice para establecer nuestra estrategia de sostenibilidad siempre tiene que estar incluida en la estrategia de negocios de la empresa.
Daniela Door, Gerente de Alternativos y Análisis de Prima AFP
¿Cómo han visto en términos cuantificables la relación entre implementar una estrategia más verde y tener mejores resultados financieros?
Hace unos años las evidencias eran aún incipientes, pero hoy ya se tienen mayores herramientas para sostener que adoptar factores de sostenibilidad en nuestra estrategia no significa sacrificar los resultados financieros ni que estos se vean impactados negativamente. La Universidad de Nueva York y Rockefeller Asset Management tiene un reciente meta estudio que analiza más de mil papers publicados entre el 2016 y el 2020, en el que se evidencia que el 71% muestra una relación positiva o neutra entre las prácticas ESG y el desempeño de las empresas.
El Covid-19 ha sido en varios casos una barrera para poder seguir implementando proyectos sostenibles que ya habían agarrado tracción. ¿Cómo han superado los retos que presenta la pandemia para poder retomar lo avanzado?
Como comentaba en una respuesta previa, es necesario que estos proyectos sean incluidos a la estrategia de inversiones o de negocios. De esa manera, esa tracción que se pierde se puede reencausar en poco tiempo o, si se ha desarrollado suficiente resiliencia, no se ve afectada. Eso no quita que en un primer momento las empresas hayan estado enfocadas, con justa razón, a salvar el negocio en primer lugar y luego volver a retomar esos proyectos. Pero si esos proyectos son parte la propuesta de valor de una empresa, retomar los proyectos seguramente se va a dar de una manera más natural.
¿Qué deben hacer las empresas para dar ese paso extra de cara a tener un impacto positivo en el medio ambiente? ¿Qué dejará de ser un nice-to-have y se convertirá en parte indispensable de la gestión de riesgos de la empresa?
Consideramos que, para dar el paso extra de cara a tener un impacto positivo en el medio ambiente, viene por entender que el cambio climático es uno de los mayores retos que enfrentamos. Es sumamente relevante que las compañías tengan claro los riesgos a los que se enfrentan para poder estar preparados para gestionarlos exitosamente. Así mismo, es clave el compromiso con la sostenibilidad y tener claro cuál es el rol de cada compañía en su contribución a mitigar esos riesgos y su impacto en el ambiente.