Hay un notorio contraste entre la zona urbana y periurbana, donde los pueblos jóvenes y pequeños asentamientos humanos no gozan del servicio de agua , ni desagüe, como el resto de las zonas de Lima que sí cuentan con el servicio.

Foto: Andina

Por Stakeholders

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El agua es un recurso fundamental para la vida en el planeta. Sin embargo, su disponibilidad y calidad están amenazadas por el crecimiento de la población, la urbanización, el cambio climático y la contaminación. De acuerdo con cifras del Fondo de Agua para Lima y Callao (Aquafondo) en el Perú se pierde hasta el 65% del agua anualmente, y al 2030 se reducirá en 30% la disponibilidad y la oferta hídrica.

En el Perú, el acceso al agua potable sigue siendo un desafío para millones de personas. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) entre el 2019 y el 2020 el 9.2% de los peruanos no accedió a agua potable para consumo humano proveniente de la red pública, por lo que tuvieron que recurrir a camiones cisterna, pozos, ríos, acequias, manantiales, entre otros. En el área urbana, el 5.2% de la población no se abastece mediante la red pública, mientras que en el rural tal porcentaje asciende hasta el 23.7%.

En total, la entidad revela que en el Perú aproximadamente 7 millones de personas no pueden abastecerse de la red pública, por lo que están obligados a buscar otras fuentes, muchas de las cuales no garantizan la salubridad del recurso, situación que pone en riesgo su salud. Lima, es la ciudad más vulnerable: es la segunda capital en el mundo asentada en un desierto y solo llueve 9 milímetros al año. El río Rímac es el principal proveedor de luz y agua para la población de Lima y Callao, (74.5% de agua)  y, al mismo tiempo, es la cuenca más deteriorada en términos ambientales.

En la capital 1.5 millones de ciudadanos no cuentan con acceso a agua potable ni alcantarillado. Hay un notorio contraste entre la zona urbana y periurbana, donde los pueblos jóvenes y pequeños asentamientos humanos no gozan del servicio de agua , ni desagüe, como el resto de las zonas de Lima que sí cuentan con el servicio. Estos ciudadanos son abastecidos de agua mediante camiones cisterna que les venden el recurso a un costo elevado, pagando hasta 2 veces más, en comparación con las personas que tienen conexión domiciliaria.

El acceso al agua proveniente de fuentes no reguladas puede plantear una serie de problemas que afectan la calidad, disponibilidad y seguridad del suministro de agua. Las fuentes no reguladas pueden estar expuestas a contaminantes como bacterias, virus, metales pesados, productos químicos y desechos orgánicos, lo que pone en riesgo la calidad del agua y la salud de quienes la consumen. Además, su consumo incrementa el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como diarrea, cólera, fiebre tifoidea, hepatitis A y otras infecciones gastrointestinales, especialmente en áreas donde no se realizan pruebas de calidad del agua ni tratamientos adecuados. 

En relación con ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que anualmente mueren alrededor de 842.000 personas por diarrea como consecuencia de la insalubridad del agua, saneamiento insuficiente o mala higiene de las manos. La entidad refirió que la enfermedad diarreica es la primera causa de mortalidad entre niños menores de 5 años, pues cobra la vida de más de 2 millones de niños al año (alrededor de 5.000 al día). Actualmente mueren más niñas y niños menores de cinco años por enfermedades relacionadas con la falta de agua potable y saneamiento que de otras enfermedades como neumonía, la malaria y sarampión.

En el Día Mundial del Agua, es crucial reflexionar sobre cómo podemos conservar este recurso vital para las generaciones futuras. En ese sentido, Pablo Vidal, especialista de Nicoll by Aliaxis, empresa que brinda soluciones para la conducción de agua y energía, detalló para Stakeholders cuáles son las estrategias para promover la conservación del agua en comunidades y hogares. Para Vidal, la educación y sensibilización es clave:  “Informar a las personas sobre la importancia de conservar el agua y cómo hacerlo eficazmente puede motivar cambios de comportamiento. Además, hay que identificar y reparar fugas en tuberías y grifos para evitar el desperdicio de grandes cantidades de agua”.

Otra recomendación que brindó es “implementar sistemas de recolección de agua de lluvia y reutilización de agua gris para usos no potables, como riego de jardines o limpieza, puede reducir la demanda de agua limpia. Al reducir la demanda de agua limpia para usos no esenciales, estas prácticas no solo conservan un recurso vital, sino que también promueven la eficiencia y la resiliencia en el suministro de agua”, resaltó

Cabe resaltar que, involucrar a diferentes sectores de la sociedad en la conservación del agua es fundamental para abordar de manera efectiva los desafíos relacionados con este recurso vital. En ese sentido, el especialista de Nicoll señaló que es fundamental crear nuevas políticas y desarrollar planes educativos a todo nivel ya que la protección dentro del uso del agua debe ser planteado como una estratégica integral que brinda soluciones tecnológicas y de fácil acceso, siendo la principal meta generar ahorro y eficiencia en el consumo.

“Uno de los pilares que tenemos como organización es desarrollar nuevas tecnologías que ayuden a mejorar no solo la conducción del agua si no también la llegada de calidad hacia el consumidor final. Por ello, usamos estabilizantes naturales lo cual protege la calidad del agua de agentes contaminantes como lo son metales y residuos sólidos. Además, nos encontramos trayendo nuevas tecnologías de mejora de consumo y brindamos capacitaciones a nivel nacional tanto para maestros de obra como para consumidores finales, con la finalidad de que podamos dar a conocer buenas prácticas de instalación”, concluyó Pablo Vidal.







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