Por Stakeholders

Lectura de:

Diego Castro
Gerente general
de Edenred

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), actualmente, se estima que aproximadamente 80 millones de personas en todo el mundo usan los vales sociales, siendo ampliamente reconocidos por su contribución al desarrollo económico local y al bienestar de las personas.

Los vales sociales son herramientas que permiten el acceso a determinados bienes y servicios por parte de las poblaciones objetivo para fines sociales específicos. Hoy los vales sociales han cobrado impulso en muchos países dentro y fuera de la OCDE pues son valorados por los beneficios que generan, como una mejor alimentación y acceso a bienes y servicios de las personas. Asimismo, contribuyen a mejorar la calidad de las condiciones laborales de los empleados (por ejemplo, como vales de alimentación en Brasil, Bélgica, Francia o México), garantizar la prestación de servicios a grupos específicos (por ejemplo, vales de cuidado infantil en Bélgica, Francia y Rumanía) e impulsar las economías locales promoviendo el consumo con carácter social, económico o medioambiental (por ejemplo, cupones ecológicos en Bélgica).

A medida que los países comienzan a salir de la crisis del COVID-19, los gobiernos nacionales y locales ven cada vez más los vales sociales como la forma eficiente de estimular los esfuerzos de recuperación a través del consumo inmediato. Los desafíos y oportunidades que estos brindan a la luz de la actual pandemia mundial, sugieren que su uso es la herramienta para “reconstruir mejor” los países.

Pero, ¿qué tan lejos está el Perú para lograr que el uso de los vales sociales sea más masivo? Dar una mayor promoción de los beneficios para el Estado, empresas y trabajadores asociados a su uso. Los vales funcionan mejor en países que cuentan con marcos institucionales, reglamentarios y fiscales claros, porque definen su alcance, objetivos y aclaran las funciones y obligaciones de los stakeholders implicados a través de marcos normativos. Por ejemplo, en el Perú, la Ley de Prestaciones Alimentarias se aprobó en el 2003. Desde entonces, se implementó este sistema que se materializa a través de la entrega de tarjetas dirigidas a los trabajadores, con el propósito de mejorar sus ingresos a través de la adquisición de alimentos.

A la fecha, menos del 10% de las empresas formales en el país, emplean tarjetas de alimentación. Este tipo de vales o tarjetas contribuye a reducir costos de contratación, ya que están exonerados de pagos adicionales y otros beneficios sociales. Asimismo, uno de los efectos positivos de su uso es que genera un aumento en la productividad en las empresas, al tener a trabajadores mejor alimentados y con una mejor calidad de vida.

Uno de los atributos asociados a los vales sociales es la digitalización que cobra mayor relevancia en un entorno de emergencia sanitaria debido a su practicidad para el entorno virtual, sin dejar su uso físico o presencial. Esto es un factor clave para la inclusión social, en el entendido que logra reducir las brechas de inequidad laboral y mantienen un mecanismo que trabaja en favor del bienestar social. Además, contribuye al crecimiento de una cadena de valor en los comercios o proveedores locales y, al mismo tiempo, impulsa el desarrollo de determinadas industrias que lo necesiten, sobre todo a partir de la crisis económica originada por la pandemia de la COVID-19.

Existen diferentes usos y categorías en las que podemos clasificar los vales sociales, siendo los de alimentación los más comunes. Sin embargo, también se encuentran los vales de servicios personales y del hogar, para el turismo, eventos culturales, ocio entre otros beneficios sociales.

Con respecto al turismo, sector duramente golpeado en el último año en nuestro país, hay una oportunidad interesante para evaluar el uso de los vales sociales. Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo – Mincetur la pandemia puso en riesgo alrededor de 300,000 empresas del sector turístico, en torno a 11 mil agencias de viajes, 24 mil establecimientos de hospedaje, 170 mil restaurantes, 1,300 empresas de transporte turístico, 9 mil guías turísticos y 24 empresas de transporte aéreo, todo lo que suma un total de 1.4 millones de puestos de trabajo.

En este contexto, es necesario que las autoridades, junto con el sector privado, trabajen de forma coordinada a fin de impulsar la reactivación del sector. Sobre el particular, la Organización Mundial de Turismo, ha pedido a las autoridades de los diferentes países incentivar a las empresas a que proporcionen vales de turismo a su personal, con el fin de impulsar la demanda después de las crisis, promover la economía turística formal e incrementar la capacidad de gasto de los ciudadanos.

La creación del “Vale Turismo” aplicaría no solo al trabajador, sino que también a los empleadores, pues la entrega de éste permitiría el incremento de la motivación, eficiencia y productividad de los colaboradores, sin incurrir en sobrecostos laborales.

Diego Castro, Gerente general de Edenred

La creación del “Vale Turismo” aplicaría no solo al trabajador, sino que también a los empleadores, pues la entrega de éste permitiría el incremento de la motivación, eficiencia y productividad de los colaboradores, sin incurrir en sobrecostos laborales. Asimismo, es un incentivo para la formalización dentro del sector turismo, por lo que esta iniciativa también permitiría generar ingresos al erario público.

Cabe precisar, además, que los vales vacacionales han funcionado con éxito a nivel internacional. Por ejemplo, en Eslovaquia, la implementación de dichos vales aumentó en 13.6% los ingresos de los alojamientos y en 18.5% lo visitantes nacionales; por su parte, en Rumania, cada euro gastado a través de vales de turismo significó un ingreso adicional de € 0.10 para el Estado.

Asimismo, tras las crisis por la COVID-19, Grecia es uno de los países que ha aprovechado esta herramienta para relanzar la industria turística local. Para ello, el gobierno puso en marcha un programa de bonos de vacaciones desde marzo de 2020, un beneficio exento de impuesto de hasta 300 euros por empleado, para ser utilizado solo en una red filtrada de agencias de viajes locales, hoteles y restaurantes. Cabe resaltar, que los beneficiarios de este bono no sólo gastan el monto asignado por su empleador, si no que siempre hay un gasto adicional en el destino que visitan. Esto hace que el vale turismo tenga un impacto mucho más potente en la reactivación de la industria turística.

En consecuencia, la experiencia internacional de los vales de turismo han demostrado ser una herramienta eficiente para proporcionar oportunidades a la industria formal de turismo local, y de implementarse en el país, permitirían impulsar la actividad económica de todas las empresas involucradas, generando así una relación ganar-ganar para todos los actores involucrados en el sistema de vales, generando a su vez incentivos para la formalización del sector.







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