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Para Claudia Cooper, miembro de la Comisión Organizadora del I Congreso de Competitividad Minera y Sostenibilidad Social y presidenta de PERUMIN del BICENTENARIO, es necesario contar con medidas sectoriales referidas a la actividad minera, dada su importancia como actual motor de la economía peruana.

Claudia Cooper

La minería en Perú precisa de una política sectorial eficaz moderna y actualizada que facilite, además de la competitividad, una política de desarrollo territorial.

Así lo señaló Claudia Cooper, miembro de la Comisión Organizadora del I Congreso de Competitividad Minera y Sostenibilidad Social y presidenta de PERUMIN del BICENTENARIO, quien indicó que los gobiernos regionales tienen el liderazgo absoluto en dicha política de desarrollo territorial.

“Son ellos los que tienen que hacer el plan y decidir su futuro para que, bajo ese liderazgo, se articule el plan del Estado peruano”, comentó en el taller “Propuestas de Desarrollo Regional Post COVID-19”, realizado en el marco de la antesala al I Congreso de Competitividad Minera y Sostenibilidad Social, evento virtual que se realizará del 12 al 16 de octubre de 2020.

En este taller, Cooper señaló que es urgente que se mejore la competitividad; caso contario, no solo se puede perder la categoría de “país emergente”, sino que Perú se puede quedar entrampado con el rótulo de “país de mediano ingreso”.

“Para ganar competitividad requerimos medidas transversales. Aparece entonces el tema de la infraestructura, como principal instrumento para reducir las enormes brechas de servicios básicos en las zonas de desarrollo minero”, sostuvo.

Subrayó que es necesario contar con medidas sectoriales referidas a la actividad minera, dada su importancia como actual motor de la economía peruana.

Impulso a las pymes

En este taller, también se habló del desarrollo productivo de las regiones y como el sector minero impulsará el desarrollo y la competitividad de las pequeñas y medianas empresas.

“Es muy interesante todo lo que se ha dicho sobre la importancia del turismo, de una ruta tecnológica para los proveedores mineros -algo que el BID ya viene trabajando-, y será muy importante, además, que el sector minero atienda a la diversificación productiva al interior de cada región”, resaltó.

También refirió que hay un consenso a la hora de ver a la minería como fuente de desarrollo económico, lo que resulta clave para la reactivación y desarrollo de las regiones. A su juicio, esto se concretará a través de la generación de empleo directo e indirecto dentro de las regiones, así como facilitar el acceso a recursos financieros, los que, a su vez, pueden promover estabilidad macroeconómica.

En ese sentido, recapituló que una de las propuestas planteadasen el taller apunta hacia un acuerdo entre tres entidades importantes: el Estado, en la gestión del gasto y como garante del cumplimiento de las normas y acuerdos; la empresa privada, que tiene que trascender la mera explotación de los recursos y generar inversiones sostenibles, incorporando la ASG ambiental, social y de gobierno corporativo en las empresas mineras; y las comunidades, que deben incorporar a todos sus stakeholders, como frentes de defensas, rondas campesinas, agricultores, ganaderos y artesanos.

Visión hacia 2030

Cooper además planteó la necesidad de tener una visión de la minería hacia el 2030, garantizada por una comunicación continua y preventiva entre estas tres entidades: Estado, empresas y comunidades; así como un plan de desarrollo territorial, que sea sostenible.

Destacó que para lograr todo ello se necesita trabajar capacidades de gestión estratégicas, mejorar nuestra política de gestión de personas y la asistencia técnica para desarrollar capacidades, y aplicar de la manera más eficiente posible estos mecanismos de ejecución y seguimiento de inversiones.







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