José Antonio Jiménez Saldaña
Docente de la carrera de Ingeniería Ambiental
en la UPC
La creación de sistemas de colección y disposición de las aguas residuales domésticas tuvo inicialmente la necesidad de reducir las enfermedades de las personas. Posteriormente el buen estado de salud de los cuerpos de aguas, los suelos, y el medio ambiente en general, se reconocieron como un requisito para asegurar el buen estado de las estructuras y funcionalidades de los ecosistemas. En este contexto, los sistemas de colección y tratamiento de aguas residuales se constituyeron en la solución tecnológica.
Hoy el paradigma de los sistemas de tratamiento de aguas residuales domésticas se encuentra redefiniendo ante la urgente necesidad de revertir los graves problemas ambientales que nos aquejan debido al modelo insostenible de desarrollo que hemos venido practicando. Actualmente, el significado de los sistemas de tratamiento de aguas residuales precisa ser considerada como una fuente de recursos de valor. No se trata de la sola regeneración del agua residual y el control de los parámetros físicos, químicos y biológicos para su disposición final al ambiente.
Hoy se trata de aprovechar de las aguas residuales la energía térmica, los nutrientes, la energía química, los metales, los materiales y el agua que contienen. Los productos secundarios del tratamiento pueden convertirse en valiosos logrando que las plantas de tratamiento sean más sostenibles ambiental y financieramente. Los ingresos financieros pueden atender costos de operación y mantenimiento. Se trata de una nueva iniciativa con visión global para adoptar los principios de economía circular en el manejo de las aguas residuales.
La iniciativa para adoptar los principios de economía circular en la gestión de aguas residuales, liderada por el Banco Mundial, tiene por objetivo promover un cambio de modelo en el sector, considerando las aguas residuales como un recurso y no como un residuo. Ponerla en práctica significará repensar nuevas destrezas de planificación e inversión en los servicios de tratamiento de aguas residuales. Significa también el poner énfasis operativo en los procesos restaurativos para la reutilización del agua y en los procesos de recuperación de nutrientes, biogás, biosólidos, metales y otros materiales.
El 80 % de las aguas residuales del mundo son vertidas al medio ambiente sin un tratamiento adecuado. Cambiar este escenario constituye el enfrentar nuevos desafíos y retos en el ámbito financiero y de gestión en agua y saneamiento. En los países de ingresos medios y bajos se vienen poniendo en marcha programas gigantes de inversión, en los que se necesita asegurar su sostenibilidad y eficiencia. Esta sostenibilidad y eficiencia podrá lograrse en la medida que se escale en las opciones tecnológicas para incrementar de manera significativa los niveles de tratamiento de las aguas residuales. Se debe impulsar el desarrollo de opciones técnicas específicas para diversos ámbitos.
Finalmente, como lo señala el Banco Mundial: “Las aguas residuales pueden convertirse en plantas o fábricas de recuperación de recursos, se pueden tratar y reusar para fines industriales, para riego, para uso recreativo, para recarga de acuíferos, y de agua potable. Los subproductos están llenos de potencial, los biosólidos se pueden usar como fertilizante, o para recuperar áreas degradadas, el biogás puede generar energía, se pueden obtener bonos de carbono. Los recursos pueden generar flujos de ingresos adicionales para las empresas de agua y saneamiento. Ahora es el momento de ver las aguas residuales como un recurso para lograr una economía circular. Ahora es el momento de centrarnos en la recuperación de recursos de las aguas residuales, es el momento del cambio de paradigmas hacia intervenciones más inteligentes en el manejo de las aguas residuales”.