Por Stakeholders

Lectura de:

Hellen López
Profesora de la Maestría en Administración de
Negocios con Diplomatura en Impacto Social en
Centrum PUCP

En el documental “Romper los límites” que reúne a los científicos David Attenborough y Johan Rockström, ambos reconocidos por estudiar los ciclos de la tierra y alertar al mundo sobre los límites planetarios que ya hemos alcanzado, comparten la urgencia de regresar a un espacio seguro con una solución ya conocida: el tránsito hacia una economía circular. El enfoque principal que se busca impulsar es la eliminación de residuos desde el diseño de los productos. En ese sentido, redefinir el concepto de diseño es una tarea pendiente para las empresas privadas y públicas, así como revisar sus modelos de negocio para la creación sostenible de valor. El autor Kozlowski1 le llamó a esta redefinición: diseño innovador socialmente relevante (ISRD por sus siglas en inglés) que debe incluir el co-diseño con el consumidor así como una mirada multidisciplinaria y holística. 

En el sector saneamiento ya se dieron los primeros pasos. Alrededor de 7.7 millones de personas producen 500L de excrementos humanos anuales o como también se les llama “recurso de retretes” pues este insumo se puede utilizar para brindar soluciones en la agricultura, energía, salud. Sin embargo, por décadas, este recurso biológico no ha sido gestionado de manera eficiente, sobretodo en grandes ciudades cuyas plantas de tratamiento no se dan abasto para atender este problema. Desde el 2009 se diseñó una solución que permite gestionar de manera segura y sostenible los residuos humanos: los baños o secos o CBS (container-based sanitation). 

Entre sus múltiples beneficios se encuentran su infraestructura costo-efectiva ya que, por un lado, el inodoro se puede transportar y, por otro lado, es ecoamigable pues no requiere del uso de agua, asimismo, los desechos se utilizan para producir fertilizantes. Por estas características, este producto sostenible se dirige a hogares en bajos recursos económicos en los cuales no hay acceso a los servicios de agua y alcantarillado. 

En el mundo, las empresas pioneras son Sanergy en Kenya y SOIL en Haití que operan desde el 2010. En el Perú, la empresa social Sanima fundada en el 2012, cuenta con un modelo de negocios que gestiona la instalación de los baños secos hasta el recojo de los residuos sólidos para luego disponerlo de forma segura. Anualmente remueve 250 toneladas de residuos mejorando a la vez las condiciones sanitarias de las familias localizadas en más de 120 asentamientos en Lima Sur. 

Sanilab, otra empresa peruana, co-diseña los baños con los usuarios en el distrito de Pachacamac y vende el abono que elaboró con los residuos, los ingresos de estas ventas van para las familias. Permite un 70% de ahorro en agua y evita la erosión de los suelos al dejar de usar los silos o pozo sépticos que además suelen ser focos infecciosos. 

Ambas iniciativas, cuyas soluciones ya han sido validadas por las Naciones Unidas y otras entidades internacionales líderes en saneamiento, tienen el gran reto de escalar sus modelos de negocios. En el país alrededor de 6 millones de peruanos aún no accede al sistema de alcantarillado, tal vez es hora de repensar el diseño del sistema de saneamiento tradicional, creado bajo un sistema lineal, cuando no existía aún estrés hídrico, y no habíamos sobrepasado los límites planetarios







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