Por Stakeholders

Lectura de:

Carlos Alarco C.
Gerente de Comunicaciones y Marca Corporativa
ENGIE Energía Perú

Si hablamos de empresas con propósito, las marcas en el sector eléctrico tienen hoy un gran reto y, a su vez, una extraordinaria oportunidad de liderar y ser parte activa de la transición energética que el planeta reclama en la lucha contra el cambio climático. 

A finales del 2021, el Perú renovó su compromiso de acelerar la transición energética a través de una mayor participación de las energías renovables, un reto importante para el sector energía considerando que, junto con el sector transporte, generan alrededor de un tercio de las emisiones de carbono del país. A esto se suma, nuestra ratificación como país ante el Acuerdo de París, de reducir en 40% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) hacia el 2030. 

Por nuestro lado, como ENGIE, tenemos el propósito de ser parte de esta transición energética y lograr ser cero carbono neto para el 2045, cubriendo todas las emisiones a lo largo de nuestra cadena de valor. 

Sin embargo, ser una marca con propósito pasa también por ser responsables en conducir una transición energética segura y que no ponga en riesgo la estabilidad del sistema eléctrico peruano. 

Por ello, es importante pensar en esta transición en función a tres elementos que deben cumplirse de modo simultáneo: seguridad (de suministro); eficiencia (económica); y un menor impacto ambiental. Como ya lo señaló Daniel Cámac, Deputy Country Manager de ENGIE en Perú, en un reciente artículo “el reto es mantener un equilibrio durante la transición energética”. 

La clave es aumentar la generación renovable buscando el equilibrio del “trinomio energético”, precisa Cámac. Lo primero es la seguridad y lograr un suministro estable con la menor cantidad de interrupciones que asegure la continuidad operacional. Segundo, alcanzar una eficiencia económica, es decir, contar con energía al menor costo que facilite la rentabilidad del negocio y las inversiones de los nuevos proyectos renovables; y tercero, y no menos importante, el impacto ambiental, buscando la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. 

Afortunadamente el Perú, es uno de los países del mundo con los mejores recursos energéticos, limpios y abundantes. Contamos con extraordinarios vientos para la generación eólica y el sol para la generación solar fotovoltaica. Pero también contamos con gas natural, que posibilita el desarrollo de generación renovable ya que mantiene la estabilidad del sistema, convirtiéndose en el mejor respaldo que tenemos en el país para viabilizar la transición energética de forma segura y bajo en Co2. 

El reto está, por tanto, en qué hacemos como país para concebir esta transición de forma planificada y pensada bajo este enfoque sistémico en beneficio de las personas, el planeta y la economía del país. 







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