Por Stakeholders

Lectura de:

Hans Rothgiesser
Miembro del Consejo
Consultivo Stakeholders

Es fácil abrir los ojos en 2022 y ver la amenaza que representa el cambio climático y llegar a la inmediata conclusión de que hay que abandonar todas las actividades que están o podrían estar contribuyendo a este efecto. Que nuestra mera supervivencia depende de ello. Sin embargo, no es tan fácil como eso. Hay varias consideraciones que hay que tener. En buena medida se trata de encontrar un equilibrio entre varias posiciones. 

La comediante Tig Notaro cuenta que antes de tener éxito en la industria del entretenimiento, trabajó en una ocasión de conserje barriendo oficinas y lo hacía escuchando música sin realmente prestar atención a lo que otras personas que trabajaban ahí le hablaban, pero fingiendo interés para no caer mal. En una ocasión sabía que una señora le estaba hablando, pero ella no estaba registrando nada, hasta que de pronto escuchó “y los dinosaurios se los comieron” y recién entonces se interesó por la conversación. “Sí, los dinosaurios se comieron a las personas y se iban a comer a los niños también, pero se escondieron”. Esto la preocupó muchísimo, porque ella tenía entendido que ya no había dinosaurios. Menos aún que estén por ahí comiéndose personas. 

Por supuesto que la señora le había estado contando sobre una película que acababa de ver en el cine, Jurassic Park. Notaro no se había interesado en la introducción, porque no lo consideró emocionante. Pero sí paró la oreja cuando se mencionó algo impresionante: dinosaurios comiéndose a personas. Pues bien, si te vas a meter a la controversia sobre el cambio climático y el medio ambiente, vas a tener que meterte en todo el asunto, no solo a la mitad de la discusión. 

En ese sentido, es importante escuchar a todas las partes, sobre todo aquí en el Perú en donde somos tan propensos a irnos a los extremos. Quizás la aplicación más práctica que tenemos sea en la minería. Durante el actual gobierno hemos visto cómo la ex primera ministra Mirtha Vásquez cedió a las exigencias de los protestantes. Incluso prometió usar recursos del Estado para asesorar legalmente a los causantes de las pérdidas por parte de la minera. Todos vimos en las noticias cómo eso ni siquiera fue suficiente, sino que además ofreció cerrar cuatro minas sin antes haber consultado con las empresas involucradas. Eso no es un diálogo equilibrado, ni un ánimo de llegar a un consenso. Por el contrario, eso es tomar partido, lo cual a su vez no debería sorprender si consideramos que tiene una larga trayectoria profesional de oponerse a esta actividad extractiva. Caer en su discurso parcializado es solo escuchar que dinosaurios se comieron a humanos. Falta la otra mitad del relato. 

Lamentablemente muchos medios han decidido faltar a su obligación y solo reportar ese lado de la historia. Tratan a las mineras como si éstas utilizaran tecnología de hace medio siglo aún. Y si bien en sus procesos seguramente están a la punta de los adelantos, en la comunicación y en el manejo de la prensa están ciertamente atrasados, aplicando modelos de hace un siglo. No debe sorprender que se las estén comiendo viva en la arena pública. O se avivan y se modernizan en sus relaciones públicas o empacan sus maletas. Ellos son los llamados a contarnos que los dinosaurios son parte de una película.







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