Por MARÍA HINOSTROZA - PhD Candidato en Sostenibilidad Ambiental en la Universidad de Ottawa y jefe de Innovación de Asociación Unacem

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La crisis del agua ha sido reconocida como uno de los principales riesgos globales y es una amenaza significativa a nivel corporativo. Dado el aumento en la demanda de agua dulce, las empresas enfrentan presiones cada vez mayores para gestionar los recursos hídricos de manera sostenible y transparente. Esta necesidad es especialmente crítica siendo el sector privado uno de los mayores usuarios de agua dulce a nivel mundial, abarcando actividades desde la agricultura hasta la producción de energía.

A pesar de la creciente crisis del agua y su profundo impacto en la sociedad, la gestión corporativa del agua no ha recibido, históricamente, la atención que merece. Sin embargo, con la aparición de la contabilidad de gestión ambiental (Environmental Management Accounting, EMA) en la década de los noventa, se ha enfatizado la importancia de la integración de los aspectos económicos y ambientales en las actividades empresariales. Es así que la EMA ha abarcado diversas preocupaciones ambientales como la gestión del carbono y su aplicación a la gestión del agua es relativamente reciente.

El Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) reconoce la complejidad del uso del agua y ha identificado cinco categorías de riesgos relacionadas: financiero, operativo, de producto, reputacional y regulatorio. Estos riesgos pueden afectar profundamente los resultados financieros de una empresa y requieren estrategias sólidas de gestión. En este contexto, la contabilidad del agua surge como una herramienta crítica que proporciona datos esenciales para la toma de decisiones y la evaluación del desempeño.

«Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) reconoce la complejidad del uso del agua y ha identificado cinco categorías de riesgos relacionadas».

Al organizar las iniciativas de contabilidad del agua dentro de un marco integral de toma de decisiones, la EMA facilita la comunicación, el trabajo en equipo y la toma de decisiones estratégicas dentro de las organizaciones. Sin embargo, persisten desafíos. Los enfoques existentes de contabilidad del agua corporativa suelen ser confusos y carecen de claridad sobre qué herramientas son más apropiadas en diferentes situaciones. Se necesitan datos detallados, tanto físicos como monetarios, para respaldar la toma de decisiones efectiva y la evaluación del desempeño en la gestión del agua.

Así, según el WBCSD, la gestión holística del agua requiere enfatizar la importancia de la información, la evaluación de riesgos, el establecimiento de objetivos, la iniciación de acciones y el monitoreo y la comunicación. Es decir, implica medir y contabilizar el uso del agua y los vertidos de aguas residuales en toda la cadena de valor de una empresa, con un enfoque en la gestión de riesgos, la eficiencia operativa y la presentación de informes a las partes interesadas. Este esfuerzo es necesario dado que la gestión del agua es un problema global apremiante, con implicaciones significativas para la sostenibilidad, la gestión de riesgos y las relaciones entre las partes involucradas. La adopción de marcos de contabilidad de gestión ambiental emerge como una herramienta crucial para enfrentar estos desafíos, proporcionando a las empresas los datos y conocimientos necesarios para gestionar los recursos hídricos de manera efectiva y transparente.

En conclusión, el sector privado debe reconocer y abordar la importancia de la gestión del agua como una prioridad estratégica. Al implementar prácticas de contabilidad del agua, las empresas no solo contribuirán a la sostenibilidad ambiental, sino que también protegerán sus propios intereses a largo plazo, asegurando un uso responsable y eficiente de uno de los recursos más valiosos del planeta.







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