Por Stakeholders

Lectura de:

Hans Rothgiesser
Miembro del Consejo Consultivo Stakeholders

Promover la agenda ambiental puede resultar un reto complicado en el tiempo de crisis en el cual tenemos muchos otros problemas más inmediatos encima. Ni qué decir del detalle de que acabamos de sobrevivir una pandemia mundial que arrasó con la vida de casi siete millones de personas. Estamos en un contexto en el cual las preocupaciones de largo plazo, como la protección del medio ambiente, pueden haber caído en nuestra lista personal de prioridades. 

Según Ipsos, en el mundo la preocupación por los temas más inmediatos ha subido en el 2022 en comparación al 2021, mientras que los temas de largo plazo han caído. A la pregunta “cuál tema te preocupa más”, la respuesta en un 62% es “el costo de vida”, lo que incluye la inflación, el costo de la electricidad, etc. Esto representa diez puntos porcentuales más que el año pasado, lo que evidencia un salto enorme en apenas doce meses. El medio ambiente ocupa el cuarto lugar, con 40%, lo que arroja una caída de un punto porcentual. 

No solo eso, sino que países con una histórica preocupación por promover políticas de protección al medio ambiente han visto que sus poblaciones se han inclinado por preocuparse más por temas más inmediatos. En el Reino Unido, la preocupación por el costo de vida se ha incrementado ni más ni menos que en 25 puntos porcentuales. En Australia en 18 y en Canadá en siete. 

Todas las caras de disgusto de Greta Thunberg y las sopas arrojadas a cuadros famosos no han podido cambiar esto. Las grandes emisiones de CO2 salen de países a cuyos líderes eso les importa relativamente poco. China en el 2021 emitió el 32.93% de todas las emisiones de CO2 del mundo. Al presidente Xi Jinping, con un origen de extrema pobreza y que vio a su padre ser arrestado porque su madre lo denunció, le puede preocupar muy poco la reducción de abejas en América. Con Jinping a la cabeza, China ha incrementado su represión dentro y fuera del país, aprovechando los poderes que obtuvo de su política de cero tolerancias al covid-19. 

El segundo país que más CO2 emite es Estados Unidos, que tiene sus propias preocupaciones también. Según el Pew Research Center, el 70% considera a la inflación un problema muy grande. Luego están el acceso al tratamiento de salud en 55%, crímenes violentos en 54% y violencia armada en 51%. Recién en sexto puesto con 42% está el cambio climático. Y entre las primeras diez preocupaciones no se encuentra otro tema relacionado al medio ambiente. Así como Vizcarra nos pedía que nos preocupemos primero por la pandemia y ya algún día volveríamos a preocuparnos por la economía (una estrategia fatal que llevó a que no manejáramos bien la pandemia, ni la economía), los norteamericanos piden primero solucionar el asunto económico y luego veremos eso del medio ambiente. 

En este contexto es ridículo que vengan dirigentes ambientales a sugerir que el problema es el capitalismo o el modelo económico. Esto es altamente incoherente. Las cifras muestran que el modelo económico de libre mercado es el que más ha contribuido a la reducción de la pobreza y de la desigualdad, por más que pataleen sus opositores. Y no solamente en el Perú, sino en el mundo. 

No solo eso. Los grandes avances en la reducción de la contaminación de las últimas décadas han venido por la aparición de nuevas tecnologías. En ese sentido, ¿por qué deshacernos del modelo que genera los incentivos para que esas tecnologías sigan fluyendo? No tiene ningún sentido. ¿Quieren salvar al medio ambiente? Eso lo vamos a hacer con mejor regulación, más tecnología y mayores avances en la reducción de la pobreza, de tal manera que la gente pueda preocuparse de temas de largo plazo.







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