El pasado 05 de junio con una llamativa campaña denominada “Una sola tierra” se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente, campaña, que invita a reflexionar sobre nuestras decisiones políticas, económicas y sociales que hoy se entretejen para internalizar todos los costos ambientales, desarrollar estrategias, acciones y sinergias que minimicen la presión que se genera sobre sistema ambiental (proveedor de recursos y depurador de residuos), ello con el firme propósito de forjar un espacio sostenible en armonía con la naturaleza.
Propósito, que se vería amenazado por el modelo de economía lineal basado en “extraer, producir y tirar”, y repercutiría principalmente a los países en desarrollo y sus tentativas por alcanzar la sostenibilidad social y ambiental, esto debido a los impactos ambientales negativos que este modelo genera principalmente sobre las personas, ello al comprometer los servicios de los ecosistemas, tales como el agua pura, el aire limpio, el suelo fértil y la biodiversidad.
Las alertas de las presiones en el sistema ambiental y el llamado a repensar los patrones lineales que actualmente sigue el sistema económico han sido transmitidas. No obstante, los caminos y las acciones hacia la sostenibilidad aún se están forjando, por lo que los cambios en la producción y consumo no serán espontaneamos sin una estrategia, concertación y entendimiento de que solo tenemos “Una sola Tierra”.
En la última década, las miradas de todos los actores de la economía mundial (empresas, gobiernos y sociedad) están evidenciando los impactos y las limitaciones de la economía lineal, que trascienden en el acceso a los recursos naturales, en los crecientes volúmenes de desechos y la contaminación ambiental, que están amenazando el bienestar de la sociedad y la continuidad empresarial.
Para ello, es necesario y urgente, enarbolar que todo crecimiento económico no debe representar una presión en el entorno ambiental, solo tenemos “Una sola Tierra”, y que nuestras decisiones trascienden en su persistencia. En ese accionar, la economía circular impulsa los cambios sociales en modos de producción y consumo.
Además, la economía circular promueve la retención de valor y la reducción de los impactos ambientales, reduce costos, y crea oportunidades económicas y convergencias en la consecución de los ODS de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, particularmente el ODS 12 (producción y consumo responsables) y sus metas, coadyuvando de manera indirecta con las metas del ODS 6 (agua limpia y saneamiento), el ODS 7 (energía asequible y limpia), el ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), el ODS 13 (acción por el clima) y el ODS 15 (vida de ecosistemas terrestres.
“La economía circular es un modelo de desarrollo económico que opera a todo nivel organizacional, que previene la contaminación ambiental, protege el entorno ambiental y ofrece una ruta hacia la sostenibilidad ambiental, social y económica. La economía circular busca regenerar y restaurar los sistemas naturales reduciendo la entrada de materias primas (vírgenes) y la producción de residuos.”
El hecho que nuestra economía peruana logre transitar hacia una Economía circular evitaría la contaminación ambiental y sus costos asociados que están coligadas a los grandes volúmenes de residuos, permitirá incrementar la productividad y creación de más puestos de trabajo, especialmente en la base de la pirámide económica.
Estos beneficios se obtendrán siempre y cuando exista una decisión política e inversión en I+D+i, y sobre su evidencia, se diseñen políticas públicas que articulen las acciones circulares de todos los actores sociales al introducir incentivos económicos, regulaciones, impuestos y/o incentivos que fomenten un clima favorable para las prácticas circulares con respecto a las prácticas lineales.