Compliance Blue Marker

Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Antonio Olórtegui
Gerente de Asuntos Corporativos, Legal y Compliance de LATAM Perú


Según el último informe de Transparencia Internacional en materia de percepción de la corrupción, el Perú ocupa los últimos lugares del ranking[1]. Por ello, luchar contra la corrupción es una obligación de todos los sectores de la sociedad, incluyendo a las empresas. En este contexto, los sistemas de compliance han reflejado ser verdaderas iniciativas de transparencia e integridad en las compañías porque cada vez apuestan por más mecanismos internos de prevención en materia de anticorrupción.

Si bien en la actualidad muchas empresas, de manera local, han puesto en práctica sistemas de prevención en cumplimiento de acuerdo a lo dispuesto por la Ley n°. 30424[2] y el Decreto Legislativo n°. 1352[3], para LATAM esto no resulta nuevo. El camino no ha sido fácil, los cambios internos y de cultura han traído consigo cambios de estructura, procedimientos e implementación de nuevas políticas; sin embargo, los resultados han sido realmente satisfactorios, ya que han demostrado un verdadero compromiso por difundir una cultura ética de cumplimiento interno.  Hoy la gerencia de compliance es percibida por los trabajadores como la garantía de desarrollo ético y transparente del negocio, apoyando no solo en procesos internos, sino también de cara a nuestros proveedores, socios comerciales, clientes y, sobre todo, autoridades.

Antonio Olórtegui – Gerente de Asuntos Corporativos, Legal y Compliance de LATAM Perú

Lo anterior ha sido resultado del cumplimiento y compromiso de nuestros siete elementos del programa Compliance: (i) Compromiso de la Alta Administración, (ii) Desarrollo de políticas, (iii) Cumplimiento de normas, (iv) Capacitación y comunicaciones, (v) Monitoreo y controles, (vi) Gestión de riesgos y (vii) Reporte a la Alta Administración. En tal sentido, para su aplicación es fundamental identificar correctamente los riesgos que la compañía puede afrontar de acuerdo a la industria a la que pertenece, así como las distintas áreas que integran la empresa y su gestión frente a terceros.

Una vez cumplida esta etapa, se podrá delimitar aquellas prácticas que se encuentren permitidas y prohibidas, así como oportunidades de mejora, sin perder de vista el control y monitoreo permanente. De esta manera, la función del chief compliance officer es la de ser el consultor e integrador del programa, debiendo mantener una coordinación con el directorio de la compañía y la gerencia general, quienes en su conjunto cumplen una función de role model para el resto de colaboradores.

Es importante destacar que la responsabilidad del empresariado por un país con mejores índices de transparencia no solo se resume frente a sus clientes, proveedores y socios comerciales, sino que también involucra a competidores, a través del mantenimiento de un estándar mínimo de buenas prácticas.[4] Un ejemplo de ello fue la suscripción del Código de Ética y Transparencia de los Explotadores de Aviación Civil del Perú, acción liderada por LATAM y promovida por la Dirección General de Aeronáutica Civil con el apoyo de Proética (parte de Transparencia Internacional). Este proyecto tuvo como base altos estándares de compliance, adoptando criterios estrictos de ética y transparencia en sus relaciones con autoridades, funcionarios públicos, pasajeros y competidores.

 

 







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