Por Stakeholders

Lectura de:

Ing. Luis Rivera
Presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú


A raíz de los últimos sucesos en nuestro país en torno al futuro del proyecto minero Tía María, se ha puesto en agenda nuevamente el concepto de minería responsable. Un principio inherente a las buenas prácticas de la minería moderna. Lo escuchamos recientemente en el Mensaje a la Nación del presidente Martín Vizcarra, así como en los discursos de algunos gobernadores regionales. Pero ¿qué se entiende por minería responsable? O mejor dicho ¿cuánto sabe la población sobre el enfoque de triple impacto en el sector minero?

A grandes rasgos se podría decir que relativamente poco y esto se debe en gran parte a la desinformación y a los permanentes discursos malintencionados de opositores a la minería, que invisibilizan los aportes y buenas prácticas de nuestra industria.

Al respecto, un estudio del Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM) presentado en la última edición de PERUMIN señala que uno de los principales desafíos de la minería peruana, sin duda, es su mala percepción. Esta apreciación se debe a una débil comunicación. Se especifica que nos comunicamos muy bien entre mineros o con gente vinculada al sector; sin embargo, cuando salimos al terreno, adolecemos de esas capacidades. Bajo dicha premisa, es necesario dar a conocer el concepto de minería responsable y comunicar de forma clara y oportuna, aquellos ejemplos que se dan en el país.

Minería responsable

Debemos comunicar y enfatizar que la industria minera en las últimas décadas ha madurado notablemente en la gestión de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) haciéndose cada vez más consciente del triple impacto que genera sus operaciones, a nivel social, económico y ambiental. La actividad ha pasado del despliegue filantrópico de décadas pasadas a internalizar nuevos conceptos asociados a la licencia social, la eficiencia hídrica o el valor compartido, que le han permitido avanzar de modo positivo en el desarrollo de proyectos y operaciones.

Asimismo, además de los múltiples proyectos de RSE en favor de las comunidades y grupos de interés, las empresas mineras participan activamente en la Iniciativa de Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI por sus siglas en inglés), mecanismo que le permite a los ciudadanos conocer los aportes generados por las industrias extractivas y cómo se utilizan.

En nuestro país, contamos con una infinidad de ejemplos sobre el desempeño responsable de nuestra minería y su gran aporte al desarrollo de las regiones a través de la generación de empleo, su contribución al fisco o la creación de infraestructura (carreteras, hospitales, reservorios, electrificación, etc.). Esos ejemplos son la muestra de que el sector ha avanzado mucho en este tema. Por ello precisamente, el año pasado se presentó en Lima el Índice de la Minería Responsable (Responsible Mining Index), una iniciativa patrocinada por los gobiernos de Holanda y Suiza para fomentar las prácticas líderes y el aprendizaje en nuestra industria.

En ese sentido, queremos remarcar que hablar de minería responsable no pasa necesariamente por cambiar la actual Ley General de Minería como algunos pretenden hacernos creer. Consideramos que existe aquí un planteamiento equivocado y se crea una asociación de conceptos que puede confundir al común de la gente.

Preocupaciones como la revisión del canon, la consulta previa o tributación, tranquilamente pueden discutirse a través de sus propios marcos normativos o decretos supremos, sin necesidad de crear expectativas en la población, sobre todo en la población cercana a yacimientos mineros. El cambio de cualquier normativa sin sustento técnico ni consensos no garantizará el desarrollo que nuestro país necesita y tanto merece.







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