Por Stakeholders

Lectura de:

Bernardo Kliksberg
Asesor de diversos organismos internacionales*

Una de las discriminaciones más marcadas de nuestro tiempo es la que se practica contra la mujer en los mercados de trabajo Un pilar básico de un sistema democrático activo, es una igualdad real en las oportunidades. Se viola a diario respecto a la mujer. Ha ingresado masivamente en el mercado laboral, pero no es tratada del mismo modo que los hombres, en cuanto a dimensiones como entre otras sus niveles de remuneración, sus posibilidades de promoción, su estabilidad laboral, y su integración a los Consejos de Dirección.

En la carta de la Unión Europea (UE) está el principio de igual pago por igual trabajo, pero según sus estudios no se cumple. A las mujeres se les paga 14.1% menos que los hombres por similar trabajo. Las diferencias en pensiones son aún peores, el 30%, las mujeres gerentes ganan un 25% menos que los hombres. Por otra parte los directorios tienen menos de un 15% de mujeres.

Hay mujeres de gran impacto económico social, como Janet Yellin la nueva Secretaria del Tesoro de EE.UU, única persona en la historia del país, que ha ocupado los tres cargos más altos de la economía. Ha sido Presidenta del Consejo de Asesores Económicos y de la Reserva Federal, y ahora es Ministra de Economía. También está Jacinta Arendt, la tan exitosa Primer Ministro de Nueva Zelanda que ha renovado las políticas económicas, y que, con una excepcional capacidad de gestión, erradicó el coronavirus en su país. O está Sanna Marin, de 35 años, que conduce con excelencia la súper avanzada Finlandia, y ha obtenido reconocidos logros económicos, tecnológicos, y una de las cifras más bajas de pandemia.

Todas ellas muestran el aporte posible de las mujeres cuando hay oportunidades reales. Pero no está sucediendo así. Solo el 8% de los cargos de Primer Ministro están ocupados por mujeres, y son aun menores porcentualmente las mujeres a cargo de la economía o de los bancos centrales.

La pandemia ha empeorado aún mucho más la situación laboral de las mujeres. Han sido las más despedidas, las que han debido en mayor medida renunciar a sus trabajos para atender a sus niños y apoyarlos en las aulas virtuales, y han visto multiplicarse sus tareas de sostén del hogar. En EE.UU un tercio de las mujeres de 25 a 44 años de edad desempleadas explican que la razón es el cuidado de los niños. En Octubre de 2020, había 4.5 millones menos de mujeres empleadas que en Octubre de 2019. En Diciembre de 2020, 156.000 mujeres perdieron su empleo, mientras los hombres ganaban 16.000 empleos.

La Unión Europea propone soluciones para reducir las discriminaciones. Está propulsando una ley que obliga a las empresas a ser transparentes en la información sobre sus brechas de género, y que da a las mujeres mejores instrumentos jurídicos para exigir la igualdad de salarios, y combatir por vía legal otras inequidades. La Secretaria de la UE, Ursula von der Leven, afirma: “Las mujeres tienen que saber si sus empleadores las tratan equitativamente. Y si no es el caso tienen que tener el poder legal para pelear y conseguir lo que les corresponde”. La responsable por valores y transparencia de la UE, Vera Jourova, es terminante y dice: “No podemos confiar solo en la responsabilidad social discursiva de las empresas, puede no llevar a ningún lado”.

Los mismos temas están presentes con todo fuerza en América Latina, donde las brechas salariales de género, son aún mayores. Restituir derechos a la mujer en el mercado laboral, será fundamental para que la sociedad pueda beneficiarse de su enorme potencial, y la democracia funcione en los hechos.


* Premio Internacional Corresponsables 2020 (España) a la trayectoria en Responsabilidad Corporativa.







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