Por Dra. Julianna Ramírez - Directora del Hub de investigación y Desarrollo y directora de Centrum Think CENTRUM PUCP

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Toda empresa u organización desde que nace tiene el deseo de ser sostenible en el tiempo. Sus líderes tienen el deber de cumplir con el propósito de la empresa y hacer que la empresa crezca a lo largo de los años. Sin embargo, lo más difícil no siempre será su crecimiento, si no que este sea sólido, responsable, ético y sostenible en el tiempo. Esto significa que la empresa sea reconocida y valorada por sus grupos de interés. 

En este sentido, una de las estrategias más eficientes y necesarias es que la empresa conozca, reconozca y valore el relacionamiento con sus grupos de interés. Como dice E. Freeman: “El valor de la empresa se da por el relacionamiento de la empresa con sus grupos de interés”. Este mensaje, de 1984, hoy está más que vigente, pues nos recuerda que la fortaleza de la empresa se hace posible gracias al buen relacionamiento que la misma logra con sus stakeholders, es decir con sus colaboradores, clientes, proveedores, comunidad, Gobierno, competencia y otros, a lo largo de su historia de vida.  

Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), por su parte, nos recuerdan mediante el ODS 17 (Alianzas sostenibles) la importancia del valor de las alianzas para la promoción y logro de la sostenibilidad (social, ambiental y de gobernanza). La búsqueda de esta le otorga a la empresa en el camino la posibilidad de la sostenibilidad de la propia compañía en el tiempo, lo cual es de un intangible muy valorado para cualquier empresa en el mundo. 

«Los datos nos permiten poder analizar el contexto y empezar a diseñar programas, proyectos, iniciativas que con mucha creatividad permitan generar valor compartido».

De esta manera, las empresas y organizaciones, independientemente de si tienen objetivos con fines de lucro o sin fines de lucro, deben buscar generar alianzas con sus grupos de interés. Estas mismas les permitirán desarrollar programas, proyectos y acciones bajo la premisa del valor compartido o el “win – win”. Todos se benefician: gana la empresa y gana el grupo de interés, generándose así una satisfacción desde ambas partes por las acciones logradas.  

Entonces, la pregunta es más que evidente: ¿cómo conseguimos que las organizaciones y empresas puedan lograr alianzas sólidas con sus grupos de interés? Lo primero es prestar especial interés al comportamiento de sus stakeholders, identificando quienes lo son, y luego investigando las expectativas y necesidades que tienen respecto a la empresa. 

Los datos nos permiten poder analizar el contexto y empezar a diseñar programas, proyectos, iniciativas que con mucha creatividad permitan generar valor compartido. No existen recetas únicas, ni se pueden copiar modelos, pues partimos de la premisa que todas las empresas son diferentes, cada empresa tiene directivos de diversos perfiles y cada empresa tiene un contexto que la hace única e irrepetible (como las personas) y, por ello, cada una está llamada a desarrollar su propio modelo de gestión de responsabilidad social, tomando como una estrategia oportuna y valorada en el mercado, el poder de las buenas alianzas, de los buenos socios.







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