Por Stakeholders

Lectura de:

BALTAZAR CARAVEDO MOLINARI
Miembro del Directorio de CTC Consultores

Todo proceso social es la manifestación de varias dinámicas que se han desplegado en diferentes dimensiones y a distintos ritmos (población, aglomeraciones urbanas, conectividad, vínculos, carácter de los gobiernos, instituciones y organizaciones políticas, estructuras sociales, movimientos y conflictos sociales, configuración de subjetividades contradictorias, comportamientos cotidianos, contaminación, depredación, discriminación, unidad,etc.).

Las explicaciones que se han ofrecido para dar cuenta de la lógica de este proceso han tendido a enfocarse en algunos elementos, siendo las dimensiones económica y política las más empleadas. La visión que ha surgido es la de una sociedad en la que las dimensiones no económicas tienen una dependencia lineal respecto a la dimensión económica: la matriz lógica consiste reduccionistamente en hacer crecer la economía a través de mayor inversión privada, para lo cual es necesario asegurar la rentabilidad y maximización de utilidades empresariales. El resultado ha sido, es verdad, mayor crecimiento pero, igualmente, desigualdad, discriminación, corrupción, deslegitimación y volatilidad de la representación política, trasgresión fácil de los acuerdos sociales, carencia de debates, multiplicación de adjetivos, ausencia de argumentos teóricos y conceptuales, y el impulso a la fragmentación social.

Pero, la dinámica no puede explicarse, tampoco, sólo por la aparición y emergencia de líderes con talentos y atributos providenciales. Es necesario identificar la naturaleza de nuestro sistema, la forma cómo se establecen y reproducen los vínculos entre las personas y las organizaciones, la manera en que se configuran las identidades de los sujetos individuales y colectivos.

Nuestra sociedad no es sólo un proceso consciente, aunque la toma de consciencia es necesaria e indispensable. Hay que indagar en ese universo inadvertido e inconsciente que se encuentra en la base misma de nosotros como seres individuales, sociales y colectivos, descubrir sus elementos y sus cargas de energía, para perturbar ese conglomerado de sistemas que se despliega en múltiples dimensiones y formas, dando nacimiento a lo que llamamos “incertidumbre”.

El proceso de la humanidad y el de las organizaciones que construimos difícilmente puede ser controlado y manejado en todas sus dimensiones sólo por la voluntad de quienes gobiernen. La “transformación digital” sirve para codificar conocimiento, agilizar procesos, potenciar la rapidez de nuestras comunicaciones, entre otros. Pero la transformación humana tiene que ver con el sentido, con los afectos, los comportamientos, las practicas, en suma, con la ética que desplegamos.

Es necesario comprender el continuo proceso de transformación que experimentan los individuos, las organizaciones, las sociedades y el mundo. Considero necesario adoptar una nueva base explicativa que integre las distintas lógicas a partir de una propuesta sistémica que incorpore la complejidad, conecte los diferentes elementos y las distintas dimensiones en una totalidad que simultáneamente se cohesiona, se niega, se transforma y se adapta para lograr su continuidad.

 







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