Por Stakeholders

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Hablar de contaminación no es solo hacerlo de emisiones de gases tóxicos y demás, sino también de enfermedades y hasta de muerte. Es por eso que la ONU ha dado alerta de la gravedad que representa que miles de millones de personas estén respirando aire contaminado. Así lo dejó entrever su secretario general, Antonio Guterres, quien señaló que de cada diez personas nueve respiran un aire de mala calidad en el mundo.

Una cifra negativa que va en contra de la reciente celebración del Día internacional del aire limpio. Sobre el tema, Guterres añadió que siete millones de muertes prematuras se producen cada año como consecuencia de esta alta estadística. Por ello, hizo un llamado a todos los sectores para trabajar de la mano y velar por contar con una atmósfera más pura en el futuro. “La contaminación del aire se puede prevenir, pero debemos hacerlo realidad todos”, subrayó.

Las mayores afecciones que resultan de respirar una mala calidad de aire se pueden ver en una alta incidencia de enfermedades respiratorias y del corazón, accidentes cerebrovasculares, y cáncer de pulmón. Asimismo, tanto la economía, como la seguridad alimentaria y el medio ambiente son amenazados por la contaminación. 

Guterres sostuvo que la recuperación de la crisis de COVID -19 no debe hacer que se dejen de lado aspectos esenciales como la contaminación del aire, que a la vez está relacionada con el riesgo de sufrir esta enfermedad viral. Mencionó que por ello es urgente que se aborde con seriedad el cambio climático y el aumento de la temperatura global, la cual debería estar limitada a los 1,5 grados Celsius para mitigar la contaminación del medioambiente, las enfermedades y, por ende, las muertes.

Emisiones de gases invernadero

Guterres  también destacó la notable reducción en la emisión de los gases de efecto invernadero debido al cese de muchas actividades económicas durante la pandemia. Pero manifestó que los niveles de emisiones de estos gases pueden estar –o ya están- subiendo con la misma reactivación de las actividades. 

Ante este contexto, recalcó que “ahora más que nunca urge un cambio sistémico, necesitamos reforzar las normas, políticas y leyes ambientales que prevengan las emisiones de gases contaminantes. Los países necesitan acabar con los subsidios a los combustibles fósiles, y a nivel internacional hace falta mayor cooperación para lograr una transición a tecnologías limpias”. 

Por último, hizo un llamado a los países para que dejen de asistir a proyectos que conlleven uso de combustibles fósiles. En cambio, consideró que ellos deberían optar por financiar o apoyar la transición al empleo de energías renovables y transporte sostenible. 







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