El Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) es una de las citas anuales más importantes para el mundo económico y empresarial. Cada año, a finales de enero, el mundo entero fija su mirada en Davos…
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Pero los Oscar o los Grammy siempre vienen acompañados de sus ‘anti’ para señalar los peores trabajos del año en cine y música, respectivamente. También el mundo empresarial cuenta con su premio ‘anti’ para apuntar, en este caso, a “la empresa más malvada” del año: es el Public Eye Award.
Fue en 1999 cuando una coalición internacional de ONG lanzaba el Public Eye on Davos, de forma simultánea al Foro Económico Mundial que se celebra cada año a finales de enero en la ciudad suiza de Davos. Se constituía como un foro en el que se reunirían organizaciones de todo el mundo para exigir a los líderes empresariales más transparencia y una actuación más ética en el desarrollo de sus negocios. Años más tarde, en 2005, la ONG suiza Berne Declaration, dedicada fomentar las relaciones igualitarias, sostenibles y democráticas entre el Norte y el Sur, y Friends of the Earth, a través de su delegación suiza llamada ProNatura, lanzaban los premios Public Eye Awards, como una forma de materializar las denuncias que desde 1999 se venían haciendo en el foro Public Eye on Davos. Así, aprovechaban el marco propicio que otorga la reunión anual del Foro Económico Mundial para, a través de estos galardones, poner en el punto de mira a las empresas más irresponsables para con la sociedad y el medio ambiente.
Este año, Berne Declaration deja de colaborar con ProNatura para la organización de los Public Eye Awards, y tendrá a Greenpeace Suiza como compañera. El coordinador del Public Eye Award, Oliver Classen, explicaba a Responsables.biz que el cambio se debe a diferencias a la hora de enfocar la iniciativa, ya que ProNatura trabajaba desde punto de vista “mucho más centrado en la protección ambiental, con diferente posición política y con nosotros tenemosuna comunicación mucho más radical”.
Dentro de unos días, el proyecto que nació como un foro internacional llamado Public Eye on Davos cumple diez años y llega a la quinta edición de sus premios. Es mucha la expectación que se está levantando en esta ocasión, en gran parte, por la especial atención que recibirá Davos dada la mala coyuntura económica global.
El nombre de las finalistas se conocerá el próximo 15 de enero, y serán los propios usuarios de internet los que podrán elegir a los ganadores, votando en la web del Public Eye Award. Tras dos semanas de recopilación de votos, se conocerán las ganadoras definitivas el mismo día 28 de enero, coincidiendo con la inauguración de la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos. En la pasada edición de 2008 se recibieron cerca de 12.000 votaciones a través de este sistema on-line.
El objetivo: conseguir un cambio positivo
Aunque a lo largo de su historia han variado las categorías en las que se dividen los premios, desde hace un par de años los Public Eye Award distinguen tres: ‘Global Players’, para la empresa más irresponsable a nivel mundial; ‘Swiss Companies’, destinado a la empresa suiza que desarrolle peores prácticas; y el ‘Positive Award’, esta última creada en 2007 y de carácter positivo, ya que premia “al empleado o grupo de empleados más valientes” para reconocer el éxito de aquellos que “han cambiado su empresa desde dentro”, promoviendo la mejora de la compañía respecto a cuestiones sociales y ambientales.
En esta edición 2009, desde la organización lanzaron una convocatoria abierta por correo electrónico, en la que todos los interesados podían proponer a la compañía o a los empleados que considerasen merecedores de uno de los premios. Desde Berne Declaration, Angela Bruner explica que después es el jurado quien escoge las ganadoras.
El coordinador del Public Eye Award, Oliver Classen, explica que detrás del propósito de llamar la atención sobre lo que las empresas están haciendo mal, se pretende conseguir el cambio a mejor. Pero las empresas no siempre lo entienden así, y las reacciones pueden ser muy diferentes, como se comprobó en la pasada edición de 2008.
Así, tras conocer que había ganado el premio como compañía más irresponsable del mundo, la empresa de energía nuclear francesa Areva desarrollo un portal web especial dedicado exclusivamente a contrarrestar las “acusaciones infundadas” del Public Eye Award. La denuncia de más peso argumentaba que la nuclear, a través de sus propios equipos médicos, diagnosticaba SIDA a sus empleados del norte de Nigeria, en realidad enfermos de cáncer a consecuencia de las radiaciones de uranio que recibían a diario en su trabajo en las dos minas de la zona que Areva explota.
Desde Berne Declaration aseguran que la razón que hay detrás es que la empresa estatal francesa “no quiere pagar los costes médicos” que requiere el tratamiento de la enfermedad en los afectados. Además, se señala que los análisis realizados muestran “contaminación radioactiva del suelo, el agua y la tierra”.
La reacción opuesta llega a consecuencia del premio a Glencore como empresa suiza más irresponsable, ya que a raíz de esta crítica y “en aceptación de este anti-premio”, el gigante suizo proveedor de materias primas prometió “limpiar” su mala actuación.
Glencore fue señalada por su falta de transparencia ya que, según aseguraban desde la organización del premio, “aunque mueve más dólares al año que Nestlé, Glencore continúa siendo un gigante desconocido para la economía de Suiza”. Pero , además, al recibir este premio se lanzaron otras acusaciones en relación al trato de trabajadores en su negocio de minas de carbón en Colombia, ya que aseguraban que la empresa no permitía la organización sindical, llegando incluso a despedir a quien la promovía. Asimismo, denunciaban que las huelgas y manifestaciones eran disueltas “con violencia” y que se usaban campos propiedad de la empresa “para entrenamientos paramilitares”.
Tras conocer que había sido reconocida como empresa suiza más irresponsable de 2008, Glencore se comprometió a gestionar los problemas y prometió a las organizaciones que la habían propuesto como candidata que abrirían un diálogo entre las partes para buscar soluciones al conflicto.
Desde el año 2006, el Public Eye Award también cuenta con un hueco para promocionar las acciones positivas que desarrollan los empleados con la intención de mejorar la ética de la organización desde dentro de la propia empresa. Así, la última edición se premió a Hess Natur, empresa del sector textil, por un proyecto en Burkina Faso por el que colaboran con la organización de ayuda humanitaria suiza Helvetas para fomentar la producción de algodón orgánico en el país.
El algodón orgánico es aquel que se cultiva sin hacer uso de fertilizantes ni de plaguicidas químicos, productos que provocan una alta contaminación ambiental. Hess Natur cultiva algodón de forma ecológica pero, además, desarrolla una política de negocio por la que se la reinversión en beneficios.
Ganadores de ediciones pasadas, casos históricos de irresponsabilidad corporativa
En los diez años que la iniciativa Public Eye lleva en vigor, han sido muchas las empresas señaladas por su irresponsabilidad corporativa. La primera edición de los Public Eye Awards, en 2005, tuvo un claro ganador: Nestlé. Por un 29% de los votos (el segundo candidato reunió el 14%), la compañía suiza de alimentación fue coronada con el primer premio por ser la protagonista del “más flagrante caso de irresponsabilidad corporativa”. Las razones: la empresa mantenía conflictos laborales en Colombia y era señalada también por su “agresivo marketing” por el que se favorecía la nutrición de bebés con sus productos, “poniendo en peligro la lactancia materna”.
Nestlé no estuvo desamparada, le acompañaban otros cuatro ‘laureados’, los más votados de las categorías que se establecieron para la inauguración del premio: Dow Chemical ganó en la que recogía los abusos a los derechos humanos por eludir sus responsabilidades en el histórico desastre de Bhopal, debido al cual han muerto más de 20.000 personas desde 1984; Shell en medio ambiente por la mala gestión ambiental de su negocio en Nigeria; KPMG en la categoría que recogía los temas de impuestos, por “fomentar entre sus clientes la evasión fiscal”; y Wal-Mar en la de derechos laborales por las condiciones “intolerables” de los trabajadores de sus fábricas proveedoras de Asia y África.
En 2006 también hubo cuatro categorías, pero se creó una nueva de ‘Derechos Sociales’, producto de la fusión de aquella dedicada a los derechos humanos y la de derechos laborales. Además, se añadió una categoría positiva, para premiar la labor de las organizaciones o los empleados que motivan a las compañías a mejorar.
Así, la segunda decisión d los Public Eye Awards tuvo como ganadores a Disney en la clasificación de ‘Derechos Sociales’ por “violaciones a los derechos humanos en sus fábricas proveedoras del sureste de China”. En medio ambiente ganó Chevron por casos de contaminación en el Amazonas de Ecuador, mientras que en lo que se refiere a las malas prácticas relacionadas con impuestos, fue Citygroup la laureada por evasión de impuestos. El primer premio positivo de los Public Eye fue para SNRTE, Germanwatch y FIAN, por las mejoras de las condiciones laborales en Euzkadi, fábrica mejicana de Continental.
En 2007 fue cuando se establecieron las categorías que existen hoy día. Así, Bridgestone recibió el ‘Public Eye Global Award’ por “las condiciones cercanas a la esclavitud de su plantación en Liberia desde hace 80 años”. La farmacéutica Novartis ganó el premio nacional, 'Public Eye Swiss Award’ por su defensa de las patentes en India. Mientras, el premio positivo recayó en Coop, por su iniciativa de impulso a la agricultura orgánica con la creación de la etiqueta ‘Naturplan’.
Y este año, a falta de unos días para conocer las empresas que llevarán el título de las “más malvadas” durante todo el 2009, el nombre de las candidatas sigue siendo una incógnita que despierta expectación. Siguiendo la tradición de pasadas ediciones, Berne Declaration y su nuevo socio organizador del premio, Greenpeace, presentarán las principales candidaturas de cada categoría a mediados del próximo mes de enero. Unos quince días antes del foro de Davos, la atención pública tendrá otro foco al que mirar: el que señala las peores prácticas empresariales del mundo.