El acoso sexual laboral en el Perú mostró una caída histórica: pasó de 34% en 2021 a 14% en 2025, según el nuevo reporte Data ELSA 2025, presentado el 18 de noviembre. El estudio —realizado con 35,093 trabajadores de empresas formales— revela progresos importantes en prevención, aunque también expone vacíos críticos en denuncias y comprensión del consentimiento.
La reducción se observa en todos los grupos: en mujeres, la cifra descendió de 37% a 16%; en hombres, de 32% a 12%; y en personas LGBTIQ+ permanece elevada, llegando al 30%. Para Marlene Molero, cofundadora y directora ejecutiva de ELSA, esta última cifra responde a la persistencia de sesgos sociales: “Esta mayor incidencia está relacionada con la homofobia aún presente en la sociedad y en los espacios laborales”.
Manifestaciones más comunes y quiénes ejercen el acoso laboral
El informe señala que las expresiones más frecuentes de acoso siguen siendo bromas y comentarios sexuales o sexistas (53%) y comentarios no deseados sobre la apariencia física (44%). En los hombres destacan los comentarios sobre orientación sexual (27%), mientras que en las mujeres predominan las invitaciones insistentes para salir (23%) y acercamientos físicos innecesarios (19%).
La mayoría de agresores son compañeros de trabajo (55%), seguidos de superiores (27%), personal de terceros (19%) y clientes (13%).
Pese a los avances, solo 13% de las víctimas presenta una denuncia formal. El miedo, la vergüenza y la desconfianza en los canales internos son barreras que afectan al 58% de quienes deciden no reportar.
Molero enfatiza que la prevención efectiva depende del compromiso real de las organizaciones:
“El cambio real ocurre cuando las empresas quieren transformar su cultura y no simplemente cumplir con la norma”.
Consentimiento: la brecha persistente en el acoso laboral en el Perú
El estudio evidencia una confusión extendida: 52% de las personas cree que debe haber un rechazo explícito para que exista acoso sexual, cuando la ley peruana indica que basta con que la conducta sea no deseada.
Molero lo resume así: “La pregunta no es si la víctima dijo que no, sino si la víctima dijo que sí”.
Entre los avances más relevantes, el ausentismo laboral vinculado al acoso bajó de 17% a 7%. También aumentó el conocimiento de las políticas internas (64% a 74%), de los canales de denuncia (66% a 76%) y de la capacitación del personal (44% a 88%).
Con estos resultados, ELSA se consolida como una herramienta esencial para medir la evolución del acoso sexual laboral y orientar la acción empresarial hacia entornos seguros, respetuosos y basados en el consentimiento.









