Por Stakeholders

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En el marco del proyecto “Cárceles productivas” que promueve el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, se firmó el acuerdo de cooperación para desarrollar modelos de bienestar y reinserción productiva en los establecimientos penitenciarios del país.

El acuerdo incluye el diseño de un modelo de intervención de la mano de Innovación Social de CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-, que promueve el fortalecimiento de la actividad productiva de los centros penitenciarios a partir de la creación de empresas sociales -en conjunto con las autoridades y la población reclusa-, orientadas a generar bienestar económico y social a los internos y sus familias, y facilitar su futura reinserción en la sociedad.

En presencia de Edgar Carpio, viceministro de Justicia, Carlos Vásquez, presidente del Instituto Nacional Penitenciario, INPE;  Ana Mercedes Botero, directora corporativa de Innovación Social de CAF y Eleonora Silva, representante de la Oficina de CAF en el Perú, se firmó el acuerdo que promueve modelos de negocio para equilibrar la generación de ingresos de los internos.

La iniciativa contempla el diseño de una marca penitenciaria, bajo la cual se comercializarán productos desarrollados en una empresa social que inicialmente se creará en el penal Castro Castro con participación de autoridades, internos, pospenados, sociedad civil y empresa privada.

Este proyecto se ampliará a otros penales del país. Asimismo, establece un programa de recolección de residuos sólidos para mejorar la salubridad y generar una fuente de ingresos para los internos y sus familias.

“Buscamos que los internos trabajen y cultiven el ahorro; pretendemos que en las Cárceles Productivas aprendan un oficio para reinsertarse con éxito a la sociedad mediante actividades económicas”, señaló el viceministro.

CAF impulsa modelos innovadores de empresa social basados en un equilibrio entre productividad y bienestar, con el fin de generar mayores oportunidades para una futura reinserción laboral e inclusión social de los internos. Este modelo ya se implementa en Bolivia y Paraguay.

El penal Castro Castro cuenta con una marca comercial – Maki Llinka– para sus productos de cerámica y como experiencia inédita se ha creado un Bankomunal, grupo de autogestión financiera que, manejado exclusivamente por los internos, les permite acceder a mecanismos de ahorro y crédito, y fortalecer su capacidad empresarial.







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