Desde la firma del Acuerdo de París, hace nueve años, se han logrado avances importantes en el sector energético global. No obstante, para alcanzar una transición hacia fuentes de energía más limpias y reducir las emisiones de carbono en las industrias, es crucial comprender la demanda y la oferta en el mercado energético mundial en los próximos años.
En ese contexto, el informe “Global Energy Perspective 2024” de McKinsey & Company brinda un panorama sobre la situación energética mundial y responde a cómo el mundo puede lograr un cambio radical en sus esfuerzos por cumplir los objetivos de cero emisiones netas.
Ante ello, como parte del análisis del informe, McKinsey & Company explora el trayecto de llevar el calentamiento global a por debajo de 1.5°. Además, plantea tres posibles escenarios futuros para la transición energética global:
- Trayecto a 1.5°: establecido en el Acuerdo de París, busca llevar el calentamiento global a 1.5°. Lograrlo requeriría reducir las emisiones de CO2 en un 50% para 2030 en comparación con los niveles actuales y alcanzar las emisiones netas cero para 2050.
- Transformación sostenible: traza un camino hacia la descarbonización basado en las condiciones económicas mundiales actuales y la madurez y viabilidad de la tecnología. Se basa en una mayor cooperación e inversión global en energías limpias.
- Impulso continuo: el enfoque en la sostenibilidad se equilibra con otros factores, como la asequibilidad y la seguridad del suministro de energía. Además, se mantienen las tendencias actuales de mejoras tecnológicas.
- Evolución lenta: se caracteriza por la asequibilidad de la energía y la seguridad del suministro, relegando la sostenibilidad a una prioridad secundaria. Este escenario conduce a una disminución de las inversiones.
Principales conclusiones del Global Energy Perspective 2024:
- Las emisiones globales hasta 2050 se mantienen por encima de una trayectoria de 1.5°, incluso si todos los países cumplen con los compromisos actuales
El reporte revela que las emisiones de CO2 aún no han alcanzado su punto máximo, y proyecta que aumenten hasta 2025-2035, en todos los escenarios, antes de empezar a disminuir. Sin embargo, incluso con esta disminución proyectada, las emisiones de 2050 seguirían estando por encima de los objetivos de cero neto.
En todos los escenarios, el aumento de las emisiones provocaría aumentos de la temperatura global por encima de 1.5 °C para 2050, desde alrededor de 1.8 °C en el escenario de Transformación sostenible, pasando por alrededor de 2.2 °C en Impulso continuo, hasta alrededor de 2.6 °C en Evolución lenta.
- Se prevé que la demanda mundial de energía siga aumentando hasta 2050
La demanda energética mundial se incrementaría entre un 11% (en el escenario de Impulso continuo) a 18% (en el escenario de Evolución lenta) para 2050, impulsada principalmente por las economías emergentes, que experimentarán el fortalecimiento de la clase media y la urbanización. La relocalización de las industrias manufactureras de las economías maduras a las emergentes desplazará aún más la demanda.
La evolución de las economías emergentes, en particular de los países de la región ASEAN, la India y Oriente Medio, es fundamental, dado que se prevé que estas regiones impulsen entre el 66% y el 95% del crecimiento de la demanda de energía hasta 2050.
- Se prevé que las energías renovables constituyan la mayor parte de la combinación energética en el futuro
Se proyecta que las fuentes de energías con bajas emisiones de carbono aumentarán hasta representar entre el 65% (Evolución lenta) y 80% (Transformación sostenible) de la generación mundial de energía para 2050, frente al 32% actual. Este crecimiento está relacionado principalmente al menor costo de las fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica.
La energía solar destaca con proyecciones de crecimiento particularmente sólidas, mientras que el crecimiento del hidrógeno hasta 2050 se ha revisado a la baja entre un 10% y un 25% en comparación con las estimaciones anteriores debido a las proyecciones de costos más altos. Ante ello, es importante considerar cómo construir un sistema energético fiable y en pleno funcionamiento basado en las energías renovables.
- El uso de combustibles fósiles disminuirá, mientras que la demanda de combustibles sostenibles crecerá significativamente, cuadruplicándose para 2050 en algunos escenarios
Los combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón), que actualmente satisfacen el 78% de la demanda energética global y generan mayores emisiones de carbono, disminuirán su participación en la demanda de energía mundial: llegando a 39% en el escenario de Transformación sostenible, 52% en el de Impulso continuo y a 61% en el de Evolución lenta.
Por su parte, en todos los escenarios, se espera que los combustibles sostenibles (excluido el hidrógeno limpio) desempeñen un papel cada vez más importante en el transporte, incluso en sectores difíciles de reducir, como la aviación, el marítimo y el transporte pesado por carretera. Se espera que la contribución a largo plazo de los combustibles sostenibles a la descarbonización esté determinada por las futuras regulaciones (incluidos subsidios, mandatos y créditos fiscales), así como por los avances tecnológicos.
- El gasto anual de capital en activos físicos crecería entre un 40% y 80% hasta 2040
Para lograr una transición energética exitosa, se necesita más capital en todos los escenarios. Por ello, se prevé que el gasto de capital anual en activos físicos aumentará entre 40% (Evolución lenta) y 80% (Transformación sostenible) hasta 2040. Una gran parte de este capital se desplegará en la infraestructura necesaria para mejorar el sistema energético, en particular la infraestructura de transmisión y distribución.
Global Energy Perspective 2024 de McKinsey & Company ofrece un panorama detallado de la demanda para 68 sectores y 78 combustibles en una trayectoria de 1.5°, tal como se establece en el Acuerdo de París, así como tres escenarios de transición energética. Esta amplia gama de escenarios tiene como objetivo mostrar las implicaciones de las diferentes vías y proporcionar una base para informar a los responsables de la toma de decisiones.