El reciente informe global de IQAir sobre la calidad del aire muestra una realidad alarmante: India, Pakistán, Bangladesh y Tayikistán continúan liderando esta lista.

Por Stakeholders

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En el 2024, hemos alcanzado un punto crítico en la crisis medioambiental que afecta a nuestro planeta. La contaminación del aire ha escalado a niveles alarmantes, alrededor del mundo convirtiéndose en una de las amenazas más graves para la salud pública y el bienestar de nuestros ecosistemas. Los efectos devastadores de la contaminación están dejando una huella indeleble en la salud de miles de millones de personas.

Este año, la lista de los países con mayor contaminación vuelve a ser una repetición de años anteriores, pero con un agravamiento que no deja espacio para el optimismo.

Un reciente informe de IQAir, que analiza la calidad del aire en más de 7.800 ciudades a nivel global, revela un panorama desolador: India, Pakistán, Bangladesh y Tayikistán lideran nuevamente el ranking de los países más contaminados.

Estos países, todos situados en el corazón de Asia, son responsables de una porción significativa de la contaminación atmosférica que asola el planeta. Este fenómeno es un reflejo de la crisis climática que sigue exacerbándose, y de la ineficacia de las políticas medioambientales en la región.

¿Cuáles son los países con mayor contaminación del mundo?

1. Begusarai, India

2, Guwahati, India

3. Delhi, India

4. Mullanpur, India

5. Lahore, Pakistán

India se posiciona como el país más contaminado del mundo, con 83 de las 100 ciudades más contaminadas en su territorio. Begusarai, una ciudad en el estado de Bihar, es la más afectada con un promedio anual de 118.9 microgramos de PM2.5 por metro cúbico, un nivel que supera 23 veces el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La capital, Delhi, junto con ciudades como Guwahati en Assam y Mullanpur en Punjab, se encuentran en la cúspide de este listado, mostrando el rostro más sucio de la contaminación en el país.

Frank Hammes, CEO de IQAir, alarmó sobre las consecuencias devastadoras que esta realidad tiene en la población: “El impacto de la contaminación del aire está acortando la vida de las personas en los países más afectados entre tres y seis años. Este es un sufrimiento completamente prevenible si se mejorara la calidad del aire”.

Pakistán no se queda atrás en esta triste competencia. Lahore, su segunda ciudad más grande, es también una de las más contaminadas a nivel mundial, ocupando el quinto puesto en el ranking de IQAir. La densa niebla de partículas finas que cubre la ciudad, producto de la quema de cultivos y las emisiones industriales, sigue siendo una amenaza persistente para los habitantes. Bangladesh, con su capital Dhaka en el puesto 24 de las ciudades más contaminadas, también sufre los embates de un aire cada vez más envenenado.

En Tayikistán, las emisiones derivadas de prácticas agrícolas y la quema de combustibles fósiles continúan deteriorando la calidad del aire, situando al país como uno de los más contaminados de Asia Central. En estas regiones, el aire está tan cargado de partículas finas que respirar se ha vuelto un peligro diario.

Pero no es solo Asia la que sufre. África continúa siendo el continente más subrepresentado en términos de datos de calidad del aire, aunque algunos países han comenzado a aparecer en los rankings de IQAir. Burkina Faso se destaca como el quinto país más contaminado del mundo, y Ruanda también figura en el top 15. A pesar de la falta de estaciones de monitoreo que limita la recolección de datos, la contaminación es un problema latente que afecta a millones de personas en estos países.

En China, la situación ha dado un giro preocupante. Tras años de avances en la reducción de la contaminación, las ciudades chinas están experimentando un rebote en los niveles de PM2.5. El aire en Beijing, por ejemplo, ha vuelto a volverse espeso, con un aumento del 14% en la concentración anual de PM2.5, un indicador alarmante de que los esfuerzos por controlar la contaminación podrían estar perdiendo fuerza. Aunque la vida media de los ciudadanos chinos ha aumentado en 2.2 años gracias a las políticas de aire limpio implementadas en la última década, el regreso del smog sugiere que aún queda un largo camino por recorrer.

En el sudeste asiático, Indonesia se ha convertido en el país más contaminado de la región, registrando un incremento del 20% en los niveles de contaminación respecto al año anterior. La situación en Vietnam y Tailandia es igualmente preocupante, con ciudades donde los niveles de PM2.5 exceden las directrices de la OMS por más de diez veces. La capital tailandesa, Bangkok, y la turística Chiang Mai han sido particularmente golpeadas por el aire tóxico, hasta el punto de que las autoridades se vieron obligadas a implementar medidas de emergencia, como el teletrabajo obligatorio para los empleados gubernamentales, para reducir la exposición al aire contaminado.

En el otro lado del mundo, Canadá también enfrenta su propio reto. Los incendios forestales que asolaron el país durante meses han llevado a que sus niveles de contaminación superen a los de Estados Unidos por primera vez. Ciudades como Minneapolis y Detroit han visto un incremento significativo en sus niveles de PM2.5, con aumentos que van del 30% al 50% en comparación con el año anterior. Sin embargo, no todo es desolador: urbes como Portland, Seattle y Los Ángeles han mostrado una notable disminución en sus niveles de contaminación, brindando un respiro a sus habitantes.

El informe de IQAir también detalla una creciente desigualdad en la disponibilidad de datos sobre calidad del aire en distintas regiones del mundo. África, América del Sur y el Medio Oriente continúan siendo las áreas con menos estaciones de monitoreo, lo que impide una evaluación completa del problema en estas zonas. Esta falta de datos no solo limita la capacidad de respuesta de los gobiernos, sino que también esconde la verdadera magnitud de la contaminación en estos continentes.

A pesar de este sombrío panorama, hay un rayo de esperanza en la creciente presión de las comunidades y organizaciones no gubernamentales para mejorar la calidad del aire. Cada vez más, la sociedad civil, las empresas y los científicos se unen para monitorear la calidad del aire y exigir acciones a los gobiernos.







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