De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la temperatura media global ha incrementado 1,1 °C desde la era preindustrial, y si no se actúa de manera rápida y decisiva, este incremento podría superar los 1,5 °C en las próximas décadas, desencadenando consecuencias irreversibles, como fenómenos meteorológicos extremos, retroceso de glaciares andinos, aumento del nivel del mar, desafíos para la agricultura, impacto en la salud pública y pérdidas de ecosistemas.
El impacto en el Perú ya es preocupante. Fenómenos extremos como olas de calor, incendios forestales, sequías y lluvias torrenciales afectan cada vez más a las comunidades, la infraestructura y la economía del país. Además, el Perú está viendo cómo sus ecosistemas y los glaciares andinos se deterioran a una velocidad alarmante, poniendo en riesgo la disponibilidad de agua y la biodiversidad local.
En ese contexto, el docente Paolo Amaya, especialista en gestión ambiental de la Universidad César Vallejo (UCV), señala que el cambio climático no es solo una amenaza futura, sino una realidad presente que exige acción inmediata. Entre los mayores desafíos en esta lucha se destacan los siguientes:
- Reducción de emisiones: la reducción de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO₂), el metano y los óxidos de nitrógeno, es crucial. A pesar de los compromisos adquiridos en acuerdos internacionales como el Acuerdo de París, las emisiones siguen en niveles alarmantes. «Si no logramos una reducción sustancial de estas emisiones en los próximos años, superaremos el límite crítico de 1,5 °C», advirtió Amaya.
- Transición energética: la dependencia mundial de los combustibles fósiles sigue siendo un obstáculo central para lograr un desarrollo sostenible. La transición hacia energías renovables, como la solar, eólica y geotérmica, es esencial para mitigar el cambio climático. «El cambio hacia fuentes limpias de energía no solo es urgente, sino también económicamente viable y necesario para asegurar un futuro sostenible«, indicó el especialista.
- Justicia climática: Amaya subraya la necesidad de un enfoque de justicia climática, ya que los países más vulnerables al cambio climático, como el Perú, son los que menos han contribuido a esta crisis. «Los países desarrollados deben asumir una mayor responsabilidad en la mitigación de los efectos y proporcionar apoyo financiero y tecnológico a las naciones en desarrollo», afirmó.
- Adaptación y resiliencia: además de reducir las emisiones, es necesario que las comunidades se adapten a los cambios que ya están ocurriendo. Desde la construcción de infraestructuras resilientes hasta la implementación de sistemas agrícolas que puedan resistir condiciones más extremas, la adaptación será clave para enfrentar los impactos inevitables del cambio climático.
Retos para el futuro
El futuro plantea varios retos que deben ser abordados con urgencia, entre ellos:
- Compromiso político global: es imperativo que los gobiernos adopten políticas más ambiciosas y cumplan con las metas establecidas en los acuerdos internacionales. Se necesita mayor voluntad política para impulsar inversiones en tecnologías limpias y sostenibles que contribuyan a frenar el cambio climático.
- Innovación tecnológica: la innovación será esencial para enfrentar esta crisis. Desde la captura y almacenamiento de carbono hasta la mejora de la eficiencia energética, las soluciones tecnológicas pueden marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático.
- Participación ciudadana: la acción individual y colectiva juega un rol fundamental. El uso de productos sostenibles, el ahorro de energía y el transporte ecológico son ejemplos de cómo los ciudadanos pueden contribuir. «Cada decisión, por pequeña que parezca, puede tener un impacto positivo si se realiza a gran escala», afirmó Amaya.
- Educación y concienciación: informar a la población, especialmente a las nuevas generaciones, sobre los riesgos del cambio climático y cómo mitigarlo es uno de los retos más importantes. «El conocimiento es poder», añadió Amaya, subrayando la importancia de que los ciudadanos estén informados para exigir políticas climáticas responsables.