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La urgencia de adoptar el compostaje para reducir nuestro impacto en el planeta

Frente a las preocupantes estadísticas de desperdicio de alimentos, Raúl Valenzuela, cofundador de Lima Compost y embajador de Acer, propone el compostaje como la solución para enfrentar la crisis de basura. Enfatiza la imperiosa necesidad de adoptar prácticas sostenibles de manera inmediata.

Por Denisse Torrico

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En un mundo donde la consciencia ambiental se vuelve cada vez más crucial, el sector gastronómico y hotelero enfrenta un desafío significativo: el desperdicio de alimentos. Cada año, toneladas de alimentos frescos, preparados y no consumidos terminan en vertederos, contribuyendo al problema global de la contaminación. Ante esta problemática, la adopción del compostaje emerge como una solución sostenible y necesaria.

De acuerdo con datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se desperdician anualmente. En el caso del sector gastronómico y hotelero, esta cifra se vuelve aún más alarmante. Según un informe reciente de la Asociación Internacional de Hoteles y Restaurantes, se estima que el 20% de los alimentos comprados por estos establecimientos terminan en la basura.

Estos números representan no solo una pérdida económica para las empresas sino también un impacto ambiental negativo, ya que la descomposición de alimentos en vertederos genera gases de efecto invernadero y contamina los recursos hídricos.

La importancia del compostaje

El compostaje se ha convertido, desde hace algunos años, en una estrategia efectiva para abordar este problema ambiental. En lugar de ocupar espacio en vertederos, los desechos orgánicos se transforman en compost, un valioso fertilizante natural que puede utilizarse para enriquecer el suelo y mejorar la calidad de las cosechas.

De acuerdo a Raúl Valenzuela, cofundador Lima Compost y embajador de Acer, que al adoptar el compostaje, no solo se contribuye a la reducción de residuos, sino que también se promueve una gestión más eficiente de los desechos orgánicos.

«Nuestro país vive una crisis de basura. Un indicador de la situación ambiental que atravesamos son los rellenos sanitarios, que es por norma donde se llevan todos los desperdicios que generamos en la ciudad. Sin embargo, es tanta la basura que necesitamos el doble de rellenos sanitarios de los que tenemos. Esto ha provocado que se mande un montón de basura a vertederos informales y al final estos residuos terminan en ríos en mares en suelo. En algunos casos queman la basura provocando una contaminación mayor», comentó para Stakeholders.

Valenzuela resaltó la urgencia de tomar medidas concretas en la implementación de prácticas sostenibles, no solo a nivel individual sino también como parte de una estrategia integral para preservar nuestro entorno.

«El compostaje es el reciclaje de residuos orgánicos. Según la estadística el Ministerio del Ambiente, la mitad de residuos que hay dentro de una bolsa de basura son orgánicos. Entonces si tú tratas residuos orgánicos estás cortando tu basura a la mitad», señaló.

Iniciativas exitosas y compromiso empresarial

Varias instituciones del sector gastronómico y hotelero ya están dando pasos importantes hacia la reducción del desperdicio de alimentos. Grandes cadenas hoteleras han implementado programas de gestión de residuos, estableciendo prácticas para la separación de desechos orgánicos y promoviendo el compostaje en sus instalaciones.

Entre estas iniciativas está Lima Compost, una startup peruana que promueve el compostaje doméstico en departamentos, casas y oficinas. Para ello ofrece el “servicio de recojo”, el cual consiste en recolectar los desperdicios orgánicos para transformarlos en compost.

Los desperdicios orgánicos incluyen: restos de frutas, verduras, tubérculos, borra de café, el interior de bolsas de té, servilletas sin grasas, empaques compostables, cepillos de bambú sin cerdas sintéticas, bolsas compostables, palitos de fósforos, cartones de rollos de papel higiénico y podas de plantas de macetas.

«Es nuestro involucramiento con la economía circular dentro de la gastronomía peruana. Hacemos que todo desperdicio de comida, en lugar que vaya al botadero, se convierta en compost para que vaya a huertos comunitarios en zonas de Lima. Lo bueno del compost es que permite cultivos no tengan pesticidas químicos», señala Valenzuela.

La lucha contra el desperdicio de alimentos en el sector gastronómico y hotelero es una responsabilidad compartida entre empresas, gobiernos y consumidores. La adopción del compostaje no solo reduce la contaminación, sino que también fomenta una mentalidad más sostenible y consciente. Es imperativo que la industria alimentaria y hotelera actúe de manera proactiva para mitigar este problema, contribuyendo así a un futuro más saludable y equitativo para nuestro planeta.




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