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Se ha convertido en una de las especies más demandadas y costosas para la decoración de pisos en las ciudades, pero también en un árbol amenazado y que podría esaparecer en los próximos tres años.

Por Estefani Delgado
edelgado@stakeholders.com.pe

El milenario árbol shihuahuaco puede alcanzar dimensiones de más de treinta metros de altura y un metro de diámetro. Su madera se ha convertido en el nuevo oro verde de la Amazonía peruana y el preferido de los depredadores de los recursos naturales que habitan en ella. El color café rojizo de su estructura de madera o irowood, como le dicen los americanos, es el blanco perfecto para la fabricación de pisos de parquet en las ciudades metrópolis. Pero lo más triste, es que la majestuosidad de su estructura ha significado el paso de más de 400 años de vida y desarrollo, que son perdidos en la depredación de esta especie. 

El shihuahuaco era parte del cielo verde que cubría la selva peruana de Madre de Dios. A orillas del río Las Piedras, en el pequeño puerto de Sabaluyoc, se encontraban a más de uno que conformaba el bosque madrediosense. Sin embargo, hoy se ha convertido en una de las especies en peligro de extinción en la Amazonía debido a la tala ilegal de la que es víctima.

Un legado injusto 

Un shihuahuaco puede costar miles de dólares en el mercado internacional. En el rubro de los materiales de construcción, ebanistería, esta madera es una de las más cotizadas debido a su color y estructura. 

Antes del descubrimiento de esta especie amazónica, los árboles del bosque más cotizados eran la caoba y el cedro, cuya madera considerada de alta calidad y durabilidad eran extraídas en grandes cantidades por taladores ilegales. Esta actividad ocurría en la década de los 90, y por la continuidad de denuncias y fiscalización forestal los números de tala y comercio internacional se redujeron drásticamente. 

De acuerdo con una investigación realizada por el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales (Osinfor), se reveló que entre el 2009 y 2017 se comercializaron más de 2 millones de metros cúbicos de madera de origen ilegal, este volumen equivale a 75 mil camiones cargados. 

Cabe resaltar que, según el portal de investigación Ojo Público, estas empresas presentaban cargos en este mismo delito en el 2018. 

Hoy en día, este mismo escenario ocurre con el shihuahuaco. Este demandado árbol ha heredado el legado de los abuelos del bosque, la caoba y el cedro; y se ha convertido en la nueva fuente de extracción y comercialización sin piedad ni conciencia ambiental. 

De acuerdo con la investigación de Mongabay, que accedió a los informes trabajados por Osinfor, la extracción ilegal del shihuahuaco se encuentra desde el 2015 denominado como “Peligro Crítico”. 

El informe señala que entre el 2000 y el 2015 se extrajeron más de 2 millones 994 mil metros cúbicos de madera, es decir, alrededor de 309,955 árboles de shihuahuaco con más de 55 centímetros de diámetro. Este cálculo se hizo utilizando las conversiones y densidades reportadas para la especie en investigaciones científicas realizadas en Loreto, Ucayali y Madre de Dios.

Aún, lo más preocupante de este estudio es que si se mantiene este mismo ritmo de extracción para el 2025 se habría agotado el 88% de árboles de shihuahuaco en toda la selva peruana. 

Cabe destacar que de todas las extracciones un porcentaje queda para consumo nacional; el resto se va al puerto del Callao, donde es embalado para su exportación a China, México, EE. UU. y Europa.

Guardianes del bosque

Pero aún no está todo perdido. Con el apoyo de las organizaciones medioambientales, sociedad civil con conciencia ambiental, entes reguladores, medioambientalistas, entre otros actores, se ha logrado que el shihuahuaco sea una especie conocida, protegida y preservada. 

Una de las organizaciones que se encuentra desde el 2010 apostando por la protección de esta especie es la ONG Arbio, dirigida por la ingeniera forestal, Tatiana Espinosa, quien junto a sus hermanas se han dedicado los últimos doce años a la protección del bosque tropical. 

El shihuahuaco es hoy una de sus principales preocupaciones para esta organización, ya que maneja una concesión de 916 hectáreas de bosque en la cuenca del río Las Piedras en Madre de Dios, y ha firmado un acuerdo de cooperación que incluye el cuidado de 100 shihuahuacos. 

La labor que viene realizando Espinosa le ha merecido el Jane Goodall Hope and Inspiration Ranger Award (2018), un reconocimiento que saca a relucir su labor frente al dramático escenario que enfrenta día a día. 

Por otro lado, el Grupo AJE, multinacional de bebidas de origen peruano, desde el 2016 viene trabajando mano a mano con sus aliados, en distintos proyectos que ayudan a combatir los efectos del cambio climático, como en la Reserva de Pacaya Samiria, Machu Picchu, las islas Galápagos; y ahora en Madre de Dios, junto a Arbio. 

Jorge López- Dóriga, director global de Comunicaciones y Sostenibilidad en el Grupo AJE, mencionó que el objetivo de esta alianza es difundir la importancia de preservar los grandes árboles amazónicos, como la base de la biodiversidad del resto de las especies. Por ello, buscan realizar acciones de protección de esta especie amazónica: 

“Nuestros objetivos principales están detrás de la protección de 100 árboles milenarios de shihuahuaco ubicados en la cuenca del río Las Piedras en Madre de Dios y las principales especies en situación de riesgo como Guacamayos y Águila arpía”, mencionó López-Dóriga. 

Esta alianza representa un gran avance a nivel de las organizaciones para lograr arrancar esta problemática. Sin embargo, se necesita aún de la cooperación y esfuerzo de toda la ciudadanía.  

También, Tatiana Espinoza mencionó que parte de la solución para acabar con la tala ilegal está contenida en difundir más información sobre este problema para ayudar a detenerlo. 

“La tala ilegal es un problema de muchos años, pero solo podemos detener su expansión, no desde el Estado, ni políticas forestales, ya que nos han demostrado que brillan por su ausencia frente a este problema. Sino desde nosotros mismos y la conciencia ambiental de estos recursos. Podemos comenzar por expandir la información y hacer llegar este problema”, finalizó.







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