A pesar de los avances en equidad de género, las mujeres siguen siendo minoría en las carreras STEM. Expertas analizan los desafíos, las barreras estructurales y las estrategias necesarias para fomentar su participación y liderazgo en el mundo de la ciencia y la tecnología.

Unesco ha establecido cada 11 de febrero como la fecha dedicada al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Unesco ha establecido cada 11 de febrero como la fecha dedicada al Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Por Stakeholders

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Desde el 2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) conmemora cada 11 de febrero el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que busca visibilizar su papel en el desarrollo tecnológico y científico. Sin embargo, las cifras muestran que la equidad aún es un reto pendiente.

En Perú, las mujeres representan solo el 33.36% de los investigadores registrados en el Registro Nacional Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (Renacyt). A nivel global, el Informe Global sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial revela que en América Latina solo el 29% del empleo especializado en tecnología está ocupado por mujeres.

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Este déficit se debe, en gran parte, a barreras estructurales que afectan el desarrollo profesional de las mujeres en ciencia y tecnología. Prejuicios arraigados, menor acceso a financiamiento para investigación, escasa representación en publicaciones y cargos directivos, así como una falta de modelos femeninos en estas áreas, limitan su participación.

Desafíos y soluciones

Para cerrar la brecha de género en la ciencia, es clave fomentar la inclusión desde la infancia. Celsa Afonso Dos Santos, directora de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), destaca la importancia de generar entornos de aprendizaje que motiven a las niñas a interesarse por la ciencia. «Hay que estimular la curiosidad, fomentar el pensamiento crítico y mostrar referentes femeninos que sirvan de inspiración», señala.

Sabrina Benchoam, especialista en entornos STEM y metodologías activas, refuerza esta idea: «Empoderar a las niñas implica derribar estereotipos, generar espacios de aprendizaje inclusivos y visibilizar el impacto positivo que la diversidad de género tiene en la innovación».

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Aunque en Latinoamérica la participación femenina en investigación es del 45%, aún hay barreras económicas que limitan su desarrollo. La Unesco advierte que el financiamiento de proyectos científicos liderados por mujeres es menor en comparación con el de sus pares masculinos. Para Afonso, es esencial que tanto el sector público como el privado trabajen en conjunto para dotar de recursos a las investigadoras y promover la equidad en la producción científica.

Cerrar la brecha de género en la ciencia no es solo una cuestión de justicia social, sino una necesidad para el progreso sostenible. La diversidad impulsa la innovación, la creatividad y la solución de problemas globales. Fomentar la participación de mujeres en STEM es una inversión en el desarrollo de sociedades más equitativas y competitivas. La tarea es desafiante, pero con políticas públicas adecuadas, educación inclusiva y financiamiento justo, el cambio es posible.

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