Los especialistas aseguran que tras la aplicación la herida se cerró y curó en un mes.

Por Stakeholders

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En un parque natural de Indonesia, científicos captaron a Rakus, un orangután de Sumatra, que se aplicó una pasta de plantas para curarse una gran herida que tenía en la mejilla. “Nos parecemos más de lo que nos diferenciamos”, dijo la bióloga Isabella Laumer, tras el descubrimiento. La noticia fue difundida en BBC News Mundo.

De acuerdo con los científicos, es la primera vez que se tiene constancia de que un animal salvaje se curara una herida con una planta medicinal. Los especialistas aseguran que tras la aplicación la herida se cerró y curó en un mes.

Afirman que este comportamiento podría proceder de un antepasado común de los humanos y los grandes simios. «Son nuestros parientes más cercanos y esto apunta de nuevo a las similitudes que compartimos con ellos», señala Laumer, del Instituto Max Planck de Alemania y autora principal de la investigación.

Los científicos presumen que la herida se produjo al luchar con orangutanes machos rivales porque emitió fuertes gritos conocidos como «llamados largos» en los días anteriores a que vieran la herida.

El equipo vio entonces a Rakus masticando el tallo y las hojas de una planta llamada Akar Kuning, la cual se sabe que es antiinflamatoria y antibacteriana, y que suele ser usada para tratar la malaria y la diabetes en Indonesia.

Entonces el orangután se aplicó repetidamente el líquido en la mejilla durante unos siete minutos. A continuación, se untó la herida con las hojas masticadas hasta cubrirla por completo. Siguió ungiéndose la planta durante 30 minutos más.

La pasta y las hojas parecen haber hecho efecto: los investigadores no observaron signos de infección y la herida se cerró en cinco días. Después de un mes, Rakus estaba completamente curado.

Los científicos llegaron a la conclusión de que Rakus sabía que se estaba aplicando una medicina porque los orangutanes rara vez comen esta planta en concreto, y por el tiempo en que la estuvo usando.

«Aplicó repetidamente la pasta, y más tarde también aplicó materia vegetal más sólida. Todo el proceso duró realmente mucho tiempo, por eso creemos que lo aplicó intencionadamente», explica Laumer.

Los investigadores también observaron que Rakus se tomó un descanso mucho más largo de lo habitual, más de medio día, lo que sugiere que intentaba recuperarse de la lesión.

En los años sesenta, la bióloga Jane Goodall vio hojas enteras en las heces de los chimpancés, y otros expertos documentaron haber visto a grandes simios tragar hojas con propiedades medicinales. Laumer afirma que es posible que fuera la primera vez que este orangután realizaba este tipo de tratamiento.

«Podría ser que accidentalmente se tocara la herida con el dedo en el que tenía la planta. Y como la planta tiene sustancias analgésicas muy potentes, es posible que sintiera un alivio inmediato, lo que le hizo aplicársela una y otra vez», explica.

“O podría haber aprendido la técnica observando a otros orangutanes de su grupo».

Los investigadores observarán ahora de cerca a otros miembros de la especie para ver si pueden detectar las mismas habilidades de curación que mostró Rakus.

Cabe resaltar que la a investigación fue publicada en la revista científica Scientific Reports.







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