Marielena, una guía turística apasionada por la naturaleza, recuerda – con nostalgia – cómo hace unos años, en la mágica tierra de Iquitos, se registraban temperaturas de hasta 21° C durante el mes de octubre. Con el paso de los años y el impacto del cambio climático, esa cifra se ha elevado de manera alarmante hasta los 35° C. Un incremento que no solo ha alterado el termómetro, sino que también amenaza silenciosamente la supervivencia de uno de los pulmones verdes del planeta.
En el 2022 se hizo evidente el devastador precio que estamos pagando por la deforestación desenfrenada. La pérdida global de bosques primarios tropicales alcanzó, a lo largo de un año, los 4.12 millones de hectáreas, lo que equivale a la desaparición de 16 canchas de fútbol cada minuto. Este funesto panorama fue revelado por un estudio realizado en conjunto por Global Forest Watch (GFW) y la Universidad de Maryland.
A futuro las estadísticas no son nada alentadoras. Los bosques tropicales de América del Sur, tan esenciales para absorber dióxido de carbono y regular el clima global, podrían dejar de ser sumideros de carbono para el año 2040, según un estudio publicado en la revista Nature el pasado 4 de septiembre.
Es en esta proyección poco entusiasta donde el Grupo AJE se convierte en un faro de esperanza en la vasta selva amazónica. La Reserva Natural Pacaya-Samiria, en Loreto, es el epicentro para fomentar la sostenibilidad y preservar la belleza natural de la región. A través de una cadena de valor sostenible, donde priman los frutos amazónicos como el aguaje y el camu camu, la empresa líder en bebidas dirige una iniciativa que ha permitido adentrarse en las comunidades nativas.
«La revolución natural que queremos liderar desde AJE es la base y el camino para recuperar el amor por la naturaleza”, resalta Alberto Suárez, Gerente de Amarumayu del Grupo AJE.
Este ambicioso proyecto es fruto de la colaboración con el Ministerio del Ambiente y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).
Un método que rompe esquemas
La Reserva Nacional Pacaya Samiria es uno de los escenarios elegidos para aplicar un método, que aunque no es nuevo, rompe los esquemas tradicionales. Este tesoro natural no solo es esencial para el equilibrio ecológico, pues alberga más de 60 especies de flora y fauna silvestre, sino que también ofrece un regalo nutricional invaluable: el aguaje. Este fruto de vibrante color y sabor peculiar se destaca por contener un nivel de vitamina A superior al de la zanahoria y la espinaca, lo que lo convierte en un aliado para la salud visual y un aliado en la búsqueda de una piel radiante y saludable.
Pero ¿En qué consiste este innovador método?. Anteriormente, los pobladores talaban árboles de hasta 40 metros de altura para recolectar el aguaje, poniendo en peligro la supervivencia de estos ecosistemas. Años después, una cuerda y la fuerza humana se han convertido en aliados perfectos para preservar los bosques.
Los recolectores utilizan un sistema de dos cuerdas, conocido como estrobos, para ascender a las palmas y cosechar los frutos de manera responsable. Esta práctica no solo es un ejemplo de sostenibilidad, sino también un testimonio de la importante colaboración entre las comunidades y Grupo AJE.
«Recolectar el aguaje con este tipo de subidores evita la depredación absoluta del árbol, lo cual lo convierte en un manejo absolutamente sostenible. Es la clave porque solo así se podrá hacer el trabajo dentro de Reservas Nacionales del Perú, así como en cualquier parte del país», señala Suárez, durante una visita a la comunidad 20 de enero, epicentro de este proyecto prometedor.
Cabe resaltar que la Comunidad de Veinte de Enero, junto a la de Buenos Aires, fueron las primeras que empezaron a trabajar este sistema en el 2016. Siete años después, la confianza va más allá de proveedor-cliente. “Es más de amigos”, revela Suárez.
Sembrando esperanza
El compromiso de Grupo AJE con las comunidades va más allá de la recolección sostenible. Las ventas de sus bebidas ayudan a comunidades como la de Modesto Zamora, presidente de la Asociación de Manejo de Recursos Naturales en la Reserva Nacional Pacaya Samiria en Perú.
«Antes teníamos muchas falencias en cuanto al agua potable, por lo que caminábamos bastante para obtener este servicio. A esto le sumamos la falta de comunicación. Ahora con el Grupo AJE hemos mejorado, para mí, en un 100%. Tengo cobertura, agua e internet todo el día. Lo que antes no era posible”, señala Modesto.
Y es que este apoyo no solo contribuye a la conservación de los bosques y la biodiversidad, sino también mejora las condiciones de vida de más de 150 familias de diversas comunidades.
Modesto enfatiza que la contribución es continua. Anteriormente, solo vendían sus productos de manera estacional, pero gracias a este acuerdo, ahora pueden vender sus frutos a un precio estable, lo que les permite satisfacer sus necesidades de manera constante.
AJE no solo busca un comercio exitoso, sino también un manejo sostenible de los recursos naturales, lo que garantiza que el aguaje, y otros frutos de la Amazonía, puedan seguir siendo disfrutados por las generaciones venideras. Además, viene impulsando la reforestación y el monitoreo constante de los aguajales en la reserva.
Subidores de Aguaje: Desafiando el cambio climático
Manuela, la hija de Modesto, hereda su amor por la naturaleza y la sostenibilidad. Ella también encuentra atractiva la práctica de recolección sostenible, que no solo educa a las comunidades en el uso responsable de los recursos, sino que también se convierte en una especie de espectáculo para los turistas que visitan la comunidad.
Ella fue una de las ganadoras del I Concurso de Escaladores de Aguaje, organizado por el Grupo AJE, la Cámara de Comercio de los Pueblos Indígenas del Perú y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado.
Este emocionante evento, que se realizó en marco del Mes del Emprendimiento Indígena 2023, reunió a 11 participantes, entre hombres y mujeres, quienes residen en seis comunidades nativas de las provincias de Loreto y Maynas, región Loreto. Estas son: Veinte de Enero, Buenos Aires, Parinari y San Martín de Tipishca, de la reserva nacional Pacaya Samiria (RNPSA); y Mishana y San Juan de Raya, de la reserva nacional Allpahuayo Mishana (RNALM).
Todos los concursantes demostraron su destreza y técnica ancestral al subir árboles gigantes. Las mujeres, en particular, sorprendieron al subir grandes aguajales en menos de 4 minutos, demostrando que es posible gestionar sosteniblemente una palmera sin necesidad de talarlas.
«Es importante promover la cultura y el manejo sostenible del aguaje. Hay que acabar con la tala indiscriminada, no solo de aguaje, de cualquier palmera y árbol”, puntualiza Alberto Suárez, Gerente de Amarumayu del Grupo AJE.
El trabajo de Grupo AJE y las comunidades locales es una historia de esperanza en medio de desafíos apremiantes. Su compromiso nos recuerda que, a pesar de los obstáculos, siempre hay espacio para la resiliencia y la colaboración en la protección de nuestro planeta y sus tesoros naturales.