En la Amazonía peruana, el aguaje es un fruto muy demandado, pero también amenazado por algunas malas prácticas que ponen en riesgo su existencia. En ese contexto, el Grupo AJE ejecuta desde el año pasado un proyecto de sostenibilidad destinado a salvaguardar este fruto, pero sobre todo, los ecosistemas que dependen de él.

Por Stakeholders

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El aguaje (Mauritia flexuosa), conocido en Brasil como buriti y en Colombia y Venezuela como moriché, es un fruto de palmera que crece, a manera de racimos, en zonas inundadas llamadas aguajales. En la Amazonía peruana son frutos muy demandados por su alto valor comercial. 

Sin embargo, al igual que otras especies de flora, están amenazadas por malas prácticas agrícolas. Resulta que muchos habitantes de la Amazonía, para obtener su fruto talan toda la palmera, lo cual, disminuye su población. 

Los aguajales son importantes mitigadores del cambio climático, pues pueden almacenar más de 600 toneladas de dióxido de carbono por hectárea, es decir, entre 3 ó 5 veces más que cualquier otro ecosistema tropical. 

El árbol de aguaje llega a medir hasta 35 metros en edad adulta y es conocido en la Amazonía como el “árbol de la vida”, debido a su importancia para los ecosistemas amazónicos que acogen a más de 280 especies de vertebrados. 

La pulpa del aguaje es considerado como el alimento más nutritivo de los frutos de la Amazonía, y destaca por su alto contenido de vitamina A. Comparado con la zanahoria y la espinaca, el aguaje aporta cinco veces más cantidad de vitamina A. 

Una especie amenazada 

La explotación de los frutos, mediante el corte y tumbado de la palmera, es la principal amenaza para los aguajales. Esta práctica ocasiona una notable disminución en su capacidad de reproducción: se cortan las palmeras “hembras”que producen los frutos. 

“Antiguamente, nosotros, talábamos las palmeras para poder cosechar el aguaje. Nos resultaba más fácil. Pero nos hemos ido dando cuenta de que cada vez había menos aguajales cerca a nuestra comunidad y teníamos que viajar más lejos para cosechar”, señala Modesto Zamora, presidente de la Asociación de Manejo Acorena 20 de Enero, en Loreto. 

De hecho, el 80% del aguaje que llega al mercado local en Loreto es producto de la tala de la palmera, señalan los expertos. Actualmente se calculan alrededor de un millón de hectáreas de aguajales en Pacaya Samiria, Loreto. No obstante, es urgente su protección en la Amazonía. 

En ese sentido, algunas comunidades ya vienen implementando técnicas de manejo y subidores para cosechar los frutos de forma ordenada, a través de normas comunales que promueven el manejo sostenible del recurso. 

El objetivo es que su aprovechamiento sostenible beneficie directamente a las comunidades que se dedican a la cosecha y comercialización de este producto. En la Amazonía se le consume en helados, chupetes, yogurt, pulpa, licores, etc. No obstante, su precio es bastante fluctuante: puede costar entre 5 y 40 soles por un saco de 50 kilos. 

Conservar los bosques de aguaje 

En ese contexto, en 2018 el grupo AJE, en alianza con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) y las comunidades indígenas amazónicas, firmaron un acuerdo para mejorar la cadena productiva del aguaje, a través de la puesta en valor de un “superfruto” muy demandado en la Amazonía, pero casi desconocido fuera de ella. 

“La idea principal era mantener los bosques en pie, pero también que las comunidades amazónicas se vean beneficiadas, empoderadas. Es decir, permitirles convertirse en potenciales empresarios y que puedan vender sus productos directamente, sin intermediarios”, indicó Alberto Suárez, gerente de Sostenibilidad del Grupo AJE. 

De esa manera, desde el año pasado, junto con la embajada británica en el Perú y Partnership for Forest, el Grupo AJE decidió comprar, a un precio justo y pactado por ambas partes, el aguaje a cuatro comunidades de la zona para elaborar una bebida a partir del fruto: Bio Amayu. 

“Nosotros les aseguramos que el precio no variará en los meses de abundancia y escasez del producto, lo que les permite planificar sus ingresos y gastos a futuro. Además, hemos adecuado nuestro cronograma de pagos para que las comunidades reciban sus ingresos derivados de la venta del aguaje en un máximo de 15 días”, recalcó Gianina Jimenez, jefa de Sostenibilidad del Grupo AJE. 

Actualmente, el grupo AJE acopia en Iquitos, dos veces por semana, más de 100 sacos de 50 kilos de aguaje, proveniente de la zona de amortiguamiento de cuatro comunidades de Pacaya Samiria. 

Según Alfredo Neyra, jefe de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, este tipo de alianzas entre la empresa privada y el Estado permite generar sinergias para mantener el equilibrio del sistema ecológico de estos ecosistemas. 

“La asistencia técnica a la población para cosechar sosteniblemente el aguaje es muy importante para que no haya una tala indiscriminada de los aguajales. Además, es importante lo que hace AJE, al condicionarles la compra del producto a la cosecha sostenible del mismo, y, lógicamente, ofrecerles un mercado competitivo dónde colocar sus productos”, dijo. 

Según información del Grupo AJE, la bebida de aguaje ha tenido bastante demanda en el mercado y han replicado la estrategia con otros frutos amazónicos, como el camu-camu y el aguaymanto. 

Cabe destacar que el grupo AJE, junto a la Fundación Eduardo y Mirta Añaños, también vienen trabajando en las comunidades donde se cosecha el aguaje. Les ofrecen mejores condiciones de vida a sus pobladores, a través de obras de agua potable y saneamiento. Asimismo, impulsan proyectos de conectividad a internet para los niños y niñas de más de seis comunidades en la zona.







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