El crecimiento económico a nivel global caería del 3,4% en 2022 al 2,8% en 2023 y se estabilizaría al 3% en 2024, según el informe Perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI). La proyección para los próximos cinco años se sitúa en torno al 3% a nivel mundial, lo que representa la estimación más baja desde 1990.
El documento revela que este año la economía mundial no podrá alcanzar una recuperación estable, producto de la persistencia de una inflación alta y las recientes turbulencias del sector financiero.
A pesar de que la inflación se ha reducido a medida que los bancos centrales han aumentado los tipos de interés y han bajado los precios de los alimentos y la energía, la inflación subyacente continúa y los mercados laborales siguen tensos en varias de las economías más importantes.
De acuerdo con el informe, en Latinoamérica y el Caribe se prevé que el crecimiento caiga del 4% en 2022 al 1,6% en 2023 y se recupere hasta el 2,2% en 2024. España experimentará un retroceso en el crecimiento económico, del 5,5% en 2022 al 1,5% en 2023 y subirá al 2% en 2024.
En tanto, la inflación general mundial se reducirá del 8,7% en 2022 al 7,0% en 2023, a causa de los precios bajos de las materias primas.
En esa línea, el FMI planteó otro panorama, en el que hay mayores tensiones en el sector financiero. En este caso, el crecimiento mundial disminuiría hasta aproximadamente el 2,5% en 2023, y el crecimiento de las economías avanzadas caería por debajo del 1%.
Por otro lado, la rápida subida de los tipos de interés oficiales ha tenido un efecto amedrentador en el sector financiero, ya que ha dejado expuestas vulnerabilidades del sector bancario. Como consecuencia, los políticos han tomado medidas contundentes para estabilizar el sistema bancario y la estabilidad financiera fluctúa según se perciban los riesgos.
Los precios de las materias primas, que subieron bruscamente tras la invasión rusa de Ucrania, se han estabilizado, sin embargo, la guerra continúa y las tensiones geopolíticas son elevadas. Las cepas infecciosas del COVID-19 provocaron brotes generalizados el año pasado, pero las economías que se vieron muy afectadas, sobre todo China, ya se están recuperando.
Reducir la inflación
Esta situación muestra la necesidad de políticas para reducir la inflación, y hacer frente a las consecuencias del reciente deterioro de las condiciones financieras, la guerra en Ucrania y la creciente fragmentación geoeconómica.
Para el FMI, los políticos tienen un estrecho camino que recorrer para mejorar las perspectivas y minimizar los riesgos:
Los bancos centrales deben seguir firmes en su política antiinflacionista más estricta.
Los políticos fiscales deben avalar la actuación de los responsables de la política monetaria y financiera para conseguir que la inflación vuelva a su objetivo, conservando al mismo tiempo la estabilidad financiera.
Por su parte, los gobiernos deben intentar mantener una política restrictiva general, brindando al mismo tiempo ayudas específicas a los más vulnerables.
La Organización prevé que, una vez que las tasas de inflación vuelvan a sus objetivos, los tipos de interés bajarán hasta llegar a sus niveles previos a la pandemia.