La Tierra atravesó uno de los sucesos de calentamiento climático más extensos y rápidos de su historia hace 56 millones de años; el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (PETM por sus siglas en inglés), el cual tiene semejanzas con el calentamiento actual y futuro.
Las temperaturas se elevaron entre 5ºC y 8°C, y se produjo en un lapso de tiempo de 5.000 años. Este episodio estuvo marcado por un calentamiento de las temperaturas a escala global. Duró unos 200 mil años y dio pie a múltiples extinciones marinas y terrestres.
Además, con el PETM hubo un aumento brusco en la estacionalidad de las lluvias, lo que ocasionó el movimiento de grandes cantidades de arcilla hacia el océano, haciéndolo inhabitable para algunas especies vivas.
Según un equipo de investigadores de la Universidad de Ginebra -UNIGE- este escenario podría repetirse, así lo revelan en su análisis de los sedimentos extraídos de las aguas profundas del Golfo de México. Sus resultados se encuentran en un artículo denominado Carbon isotope and biostratigraphic evidence for an expanded Paleocene–Eocene Thermal Maximum sedimentary record in the deep Gulf of Mexico.
Tal como pasa en la actualidad, el PETM habría sido promovido por una alta concentración de dióxido de carbono y metano en la atmósfera, dos gases potentes de efecto invernadero. Estos gases pudieron haber sido liberados por la combinación de varios fenómenos, entre ellos la liberación de hidratos de metano atrapados en el lecho marino, el derretimiento repentino y significativo del permafrost y la inyección de magma en los sedimentos orgánicos del borde occidental de Noruega.
Debido a todas las semejanzas entre el PETM y el calentamiento actual, el equipo de la UNIGE está estudiando minuciosamente los restos geológicos de este período.
Para ello analizaron los sedimentos extraídos a más de 8 kilómetros de profundidad en el Golfo de México. Esta cuenca funciona como un sumidero inmenso en el que se descarga el material erosionado y transportado desde el continente norteamericano durante millones de años.
“Gracias a la colaboración de una empresa petrolera pudimos obtener una muestra de una calidad sin precedentes sin ninguna alteración Así, el núcleo extraído, de 543 metros de largo, contiene un registro sedimentario del Máximo Térmico del Paleoceno Eoceno de 180 metros de espesor, lo que lo convierte en el archivo geológico más completo de este período en todo el mundo” se lee en el documento.
Lo que más llamó la atención de los científicos es que el testigo extraído estaba compuesto por una gran capa de arcilla seguida de otra de arena, un resultado diferente a la intuición.
“En el momento del PETM, pensábamos que había habido más precipitaciones y, por lo tanto, más erosión, y que grandes cantidades de arena habían sido transportadas por los sistemas fluviales hacia los océanos. Sin embargo, gracias a esta muestra pudimos reconocer que fueron las arcillas y no las arenas las que se transportaron en primera instancia”, concluyó Lucas Vimpere, autor principal de la investigación