Las empresas privadas están “muy por detrás” de las empresas públicas en la presentación de informes sobre impactos ambientales, según una reciente investigación de Bain & Company y Carbon Disclosure Project (CDP), que ha cuantificado la brecha de transparencia de ambos sectores.
El estudio evidencia que el 64% de las empresas públicas por capitalización de mercado actualmente reportan su impacto ambiental a través de la CDP, frente al mínimo 1% de las empresas privadas.
Con sede en el Reino Unido, Alemania y Estados Unidos de América, la CDP ayuda a compañías y ciudades a divulgar su impacto medioambiental.
Más de 13,000 empresas, un tercio de las cuales son entidades públicas, informan a esta organización sobre su huella ambiental. La brecha también se extiende a la ambición. Mientras que el 73 % de las empresas públicas establecen activamente objetivos de reducción de emisiones, apenas lo hace el 37 % de las empresas privadas.
Las compañías privadas más grandes (con más de $100 millones en ingresos) se desempeñan algo mejor que las empresas más pequeñas en esta función de planificación, pero aún así solo el 51 % de ellas informó haber establecido algún objetivo. Muchas de ellas citan desafíos para mejorar la presentación de informes, incluidas las limitaciones de recursos, las brechas de capacidad y la falta de urgencia por parte del liderazgo.
“Estamos viendo que los desafíos de los informes de emisiones se convierten en problemas mayores para las empresas privadas, a medida que se avecina una mayor regulación y se intensifica la presión de los inversores y consumidores”, dijo Marc Lino, socio de Bain & Company.
Agregó que, frente a este panorama cambiante, los inversionistas están tomando en serio los riesgos ambientales, sociales y de gobierno (ESG). “Nuestra investigación reciente con la Asociación de Socios Limitados Institucionales mostró que el 93 % de los inversores de capital privado dijeron que se alejarían de un acuerdo si hubiera una preocupación de ESG”, señaló Lino.
Para los autores del informe, estos hallazgos ayudan a cuantificar el alcance del desafío que se avecina y destacan “lo difícil que será para el mundo corporativo mitigar los impactos relacionados con el clima sin una amplia participación en ambos sectores de la economía global”.
En ese sentido, recomiendan a los privados desarrollar una línea base de carbono, un plan enfocado mediante el establecimiento de una ambición a largo plazo y un conjunto de iniciativas de alto impacto a corto plazo para establecer el impulso y generar credibilidad. Asimismo, comunicar su ambición y dar seguimiento de su progreso mediante métricas.