Según estimaciones de NN Investment Partners, en los próximos tres años el acumulado de bonos verdes superaría los dos billones de dólares en todo el planeta.
Por Renzo Rojas
rrojas@stakeholders.com.pe
La emisión de bonos verdes y bonos sostenibles creció significativamente en los últimos meses en el mundo, a pesar de la crisis económica que ha afectado al mercado financiero. Pero no basta. De acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), a favor de los ODS solo se han venido destinando 3 billones de dólares anuales globalmente. Es decir, una cifra mínima de los 87 billones de dólares de la producción mundial bruta.
Europa, un mercado muy activo para las finanzas verdes, ha experimentado grandes avances al respecto. Ya sea a través de bonos verdes para atender la crisis climática o bonos sostenibles para temas ambientales y sociales, el progreso es notorio y las proyecciones para los siguientes años prometen fuertes inversiones para mitigar los efectos del cambio climático, principalmente.
Ejemplo de ello es España, donde la financiación sostenible representó 9,756 millones de euros en el 2019, según el Observatorio Español de Financiación Sostenible. A julio del presente año, van ya más de 10 mil millones de euros, el cual incluye también a los Préstamos Verdes además de los bonos.
Transparencia y lineamientos
En líneas generales, en el viejo continente la emisión de este tipo de bonos se viene realizando bajo criterios de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA), que incluyen fondos dirigidos a proyectos ambientales o sociales, transparencia tanto en su elección como en la gestión de fondos, y elaboración de informes accesibles y actuales.
Recientemente la Comisión Europea (CE) ha recibido recomendaciones para diseñar un Estándar de Bonos Verdes para la Unión Europea (UE), que va de la mano con la elaboración de una taxonomía para la clasificación de qué es o no es un producto sostenible. De esta manera, su busca verdaderos impactos a favor de los ODS y así evitar apostar por proyectos que no cumplan con los requisitos.
Por otra parte, todo parece indicar que el mercado europeo en finanzas sostenibles tomará impulso con la pandemia de COVID-19, ya que países como Francia y Alemania están a la vanguardia. Justamente, en este último el mes pasado se emitió el primer bono verde soberano, y a ello se une el movimiento del sector privado. A nivel continental, se suma además los 267 mil millones de dólares que la UE va a poner a disposición mediante bonos verdes como parte de su plan de recuperación.
Ursula von der Leyen, presidenta de la CE, tiene bien claro el propósito de las acciones para avanzar en el cumplimiento de la Agenda 2030. En declaraciones para la prensa, dijo que “somos líderes mundiales en finanzas verdes y el mayor emisor de bonos verdes en todo el mundo. Me aseguraré también de llevar la financiación verde al siguiente nivel”.
Para referirse a las finanzas sostenibles en Asia, básicamente hay que poner la lupa en el gigante asiático que es China. El presidente Xi Jinping anunció ante la Asamblea de las Naciones Unidas que su país proyecta alcanzar la neutralidad cero en el 2060, en lo cual están fortaleciendo puntos claves para este propósito como incluir lineamientos de carbono cero en el próximo XIV Plan Quinquenal de China (2021-25). Es en este marco que también se prevé plantear guías para dirigir las finanzas públicas hacia lo verde.
En el último tramo del 2019, la presentación del informe anual del Banco Popular de China sobre finanzas verdes mostró un crecimiento del país en este sector. Se mencionó que en el 2018 la emisión de bonos verdes significó un monto total de más de 280 000 millones de yuanes (aproximadamente 40,000 millones de dólares). En esa línea, también se sumó entonces los préstamos verdes pendientes del sistema financiero nacional, calculado en 8,23 billones de yuanes.
En China, la innovación de productos y servicios han dado lugar a que fondos verdes, seguros verdes y fideicomisos verdes contribuyan a amplificar la cartera y vías de financiamiento dirigidos hacia los proyectos de esta naturaleza. Con miras al escenario pos COVID-19, las finanzas verdes en este país ayudará a la transformación comercial del sector bancario, lo que deriva también en el mejoramiento de la estructura de activos y un desarrollo diversificado, así lo menciona un último informe del Banco de China.
Crecimiento sostenido
Especialistas coinciden en que la crisis por el nuevo coronavirus es una oportunidad para la sostenibilidad. Por consiguiente, su financiamiento también es beneficiado. Según BloombergNEF, el último mes de septiembre los bonos verdes han llegado a la cifra récord de un billón de dólares, desde sus primeras emisiones. Asimismo, en lo que va del año son 200 mil millones de dólares invertidos en bonos de este tipo, 12% más en comparación al 2019 hasta este mes.
Por otro lado, cifras de Climate Bonds Initiative reflejan el crecimiento sostenido de bonos verdes (70%) y, en general, de los sostenibles al menos desde hace seis años aproximadamente. Y la NN Investment Partners predice que en los próximos tres años el acumulado de bonos verdes superaría los dos billones de dólares en todo el planeta.
Lo que en algún momento se consideró una moda hoy deja de serlo. La apuesta por proyectos sostenibles en toda su gama da beneficios económicos, pero más aún es cuestión de supervivencia. Latinoamérica está en camino, empujando un coche que necesita mejores motores pero con buenas expectativas.
De igual manera, se espera que en regiones del resto de continentes todos los actores emprendan mayor actividad en el mercado de finanzas verdes. Seguramente habrá espera para el diseño de políticas y el establecimiento de articulaciones. No obstante, se debe actuar con urgencia y efectividad porque problemas como el cambio climático ya son una realidad que pone en riesgo a todos.