Un grupo de investigadores desarrolló un recubrimiento biodegradable capaz de sustituir a los plásticos desechables que contaminan océanos y rellenos sanitarios. La innovación combina micelio del hongo Trametes versicolor con nanofibras de celulosa, creando una capa impermeable y resistente que puede aplicarse directamente sobre papel, madera o textiles.
Según los científicos, se trata de “una solución eficiente, segura y adaptable a la industria”, basada en un organismo comestible e inocuo para el contacto con alimentos. Este avance se suma a la creciente búsqueda global de materiales biodegradables que reduzcan la dependencia de polímeros derivados del petróleo.
¿Cómo el hongo Trametes versicolor podría sustituir al plástico?
El corazón del invento es el micelio del Trametes versicolor, cuya capacidad para formar redes compactas permite crear una barrera natural contra la humedad.
Al integrarlo con nanofibras de celulosa, los investigadores obtuvieron un recubrimiento delgado, similar a una capa de pintura, pero resistente a agua, aceites y grasas.
El material genera una superficie continua que evita la absorción de líquidos y no requiere derivados del petróleo. Su origen natural lo convierte en una alternativa directa a los recubrimientos plásticos que más contaminan.
El hongo se cultiva en una solución líquida con nanofibras de celulosa y luego se deposita sobre distintos materiales. En tres días se forma una película impermeable y, tras un suave horneado para detener el crecimiento, se obtiene una capa estable, sin químicos tóxicos y con acabado satinado.
El proceso es de bajo impacto ambiental y evita residuos difíciles de gestionar.
Las pruebas demostraron que las gotas de agua permanecen intactas sobre el recubrimiento y que su resistencia frente a aceites y solventes es igualmente efectiva.
Además, el material no se degrada durante el uso cotidiano ni genera contaminantes secundarios, por lo que es viable para envases alimentarios, bandejas y vasos.
Una innovación en línea con la economía circular
Los materiales basados en micelio están ganando terreno en sectores como arquitectura y embalajes, y este desarrollo apunta a objetos de consumo masivo.
Su biodegradabilidad, baja huella ambiental y compatibilidad con el compostaje lo posicionan como una alternativa real para reducir desechos plásticos.
Si alcanza escala comercial, esta tecnología podría transformar la producción de envases y contribuir significativamente a la reducción de contaminación global. Una solución pequeña en tamaño, pero enorme en potencial para el planeta.









