Por Osmaro Villanueva
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Aunque cada vez más mujeres eligen desarrollarse profesionalmente en disciplinas ligadas a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), aún persisten brechas notorias en la participación femenina en estas áreas. En el marco del Día Internacional de la Mujer Ingeniera —celebrado cada 23 de junio—, los datos oficiales de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), principal institución pública formadora de ingenieros e ingenieras en el Perú, revelan una ligera pero persistente subrepresentación de mujeres en sus aulas.
Según el portal de transparencia de la UNI, durante el primer semestre de 2025, las mujeres representaron apenas el 16.26% del total de estudiantes matriculados. Esta cifra, si bien muestra una leve mejora frente al 15.79% registrado en 2024 y al 16.06% en 2023, evidencia que el crecimiento es todavía muy lento frente a los esfuerzos por cerrar la brecha de género en el ámbito de la ingeniería.
En términos absolutos, se observa un crecimiento en el número de mujeres matriculadas: 1,773 en 2023, 1,793 en 2024 y 1,924 en 2025. Sin embargo, el número de varones también ha incrementado, lo que mantiene la proporción desigual prácticamente constante. Este patrón se repite también en los datos de ingresantes: en 2025, solo el 16.73% de los nuevos estudiantes fueron mujeres; en 2024, el 15.71%; y en 2023, el 16.24%.
Mejoras en la calidad estudiantil para mujeres ingenieras
Estas cifras reflejan que, si bien el interés de las mujeres por estudiar ingeniería está creciendo, aún se enfrentan a múltiples barreras estructurales y culturales que ralentizan su acceso y permanencia en carreras tradicionalmente masculinizadas. Los prejuicios de género, la falta de referentes femeninos en ciencia y tecnología, así como la limitada promoción de estas carreras entre niñas y adolescentes, siguen siendo desafíos vigentes.
Diversos estudios coinciden en que una mayor participación femenina en ingeniería no solo es una cuestión de equidad, sino también una necesidad estratégica para enfrentar los desafíos tecnológicos y de desarrollo que afronta el país. La diversidad de perspectivas impulsa la innovación, mejora la toma de decisiones y fortalece el impacto social de los proyectos de ingeniería.
En ese contexto, el Día de la Mujer Ingeniera es una oportunidad para visibilizar los avances, pero también para recordar las tareas pendientes. Instituciones educativas, empresas del sector y políticas públicas deben seguir articulando esfuerzos para construir un ecosistema donde más mujeres puedan formarse, liderar y transformar desde la ingeniería.
