Por Stakeholders

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El Senior Experten Service, conocido como SES, es una fundación alemana sin fines de lucro, que tiene más de 30 años captando a profesionales jubilados que deseen ser voluntarios en alguno de los 160 países en los que están presentes. Hoy en día, su registro cuenta con más de 12.000 expertos jubilados, principalmente de origen alemán. Su gestión está apoyada por el Gobierno Alemán a través de su Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo, al ser un programa que fomenta la cultura de la auto ayuda y del desarrollo sostenible.

“La idea es aprovechar el conocimiento de expertos que ya están jubilados, en beneficios de otros. Pero además, darle la oportunidad al voluntario de relacionarse con gente diferente y seguir activo en lo que le gusta hacer”, cuenta Annette Kalmund, Directora de Proyectos en América Latina del SES. La fundación es el puente entre las necesidades de cualquier empresa, ONG, agrupación social, etc. y el voluntario que desea entregar su conocimiento y tiempo.

“Entre nuestros expertos tenemos mecánicos, médicos, profesores, expertos del sistema de educación dual, científicos sociales, panaderos, pasteleros, y tantos otros más” comenta Kalmund, haciendo referencia a la amplia cartera de voluntarios con quienes cuentan, y que están a disposición de los que necesitan de su experiencia profesional. Este acercamiento se logra gracias a la alianza estratégica de SES con diversas empresas, en las cuales presentan la fundación y sus acciones al personal próximo a jubilarse, y los reclutan. Una vez que la persona manifiesta querer formar parte del grupo de voluntarios, se le pide su currículo para poder categorizarlo.

Sin embargo, el gran reto del SES es convertirse en una referencia en el mundo del voluntariado para jubilados. Esto pasa además por generar y ganarse la confianza de quienes lo reciben; en primer lugar de que si son voluntarios con alta calificación y, en segundo lugar, que no traen una segunda intensión (de negocio, legal, etc.). En este punto, las diferencias culturales y conceptuales sobre el voluntariado y las experiencias previas con ello, suelen jugar en contra de la confianza del beneficiario; o al menos hasta que lo conocen y la relación empieza a fluir.

El SES espera que quienes tengan una situación que quieran mejorar en su negocio u oficio los busquen. “Cada empresa u organización sabe qué punto les duele más y en qué necesitan ayudan. Así que les pedimos que, llenen una solicitud en la que se describen así mismos, su problema y en qué área desearían recibir capacitación y asesoría. Esos son los únicos requisitos que pedimos: acercarse a nosotros y describir su problema”, sostiene la representante del SES.

El segundo gran reto, es la información que les brindan y que se dediquen a completar la solicitud concienzudamente. “Nosotros los orientamos y apoyamos en el proceso, pero no podemos hacerlo por ellos porque nadie los conoce mejor que ellos mismos”, explica Kalmund. Una vez que el SES cuenta con la solicitud y la información de la organización, inicia el proceso de evaluación donde se busca el perfil del voluntario que mejor se ajusta a la necesidad planteada, y ahí es que se comienza a hacer el vínculo hasta que se concreta el viaje y la estadía del voluntario en el país o ciudad que visita. Todo esto se organiza respetando los compromisos y disponibilidad del voluntario y de la organización en cuestión. El tercer reto al que hace referencia Kalmund, y una vez más relacionado al ámbito cultural, es la traducción y valoración de los títulos académicos y la experiencia profesional.

Esto aplica porque en Latinoamérica se valoran mucho los grados universitarios obtenidos, pero en gran parte de Europa priva la experiencia técnica sobre los títulos. El voluntario de SES es una persona con pasión por su trabajo, con la motivación de que ya han recibido mucho y buscan la oportunidad de dar y dejarle algo al mundo; es una persona con responsabilidad, con amplio interés en dar una solución y participar en el día a día de ese trabajo, con una capacidad enorme de adaptación (tanto cultural, como en aspectos geográficos, como en las condiciones en las que se da el trabajo, entre tantos otros elementos); disposición para aprender otros idiomas, con experiencia internacional o un interés por desarrollarla.

En Perú, la fundación tiene el mismo tiempo de su creación, y tiene proyectos enfocados principalmente en agricultura, industria alimenticia, educación y sector médica, gran parte de ellos desarrollándose en zonas rurales. “Uno de los éxitos del programa es que la relación entre la persona que viene a dar el apoyo y el beneficiario, es mucho más personalizada que cualquier asesoría. Incluso muchas veces esta relación se mantiene en el tiempo, el voluntario regresa o continúan la comunicación desde Alemania”, cuenta Kalmund. Anualmente se desarrollan aproximadamente unos 15 proyectos en el Perú. En nuestro país el SES es representado por la Cámara de Comercio e Industria Peruano-Alemana. A través de este gremio se visita e informa a empresas y organizaciones sobre los beneficios de contar con el apoyo de un experto senior.

Con el deseo de seguir ampliando su labor y su alcance a más beneficiarios, la Directora del SES cierra con la idea de que “hay que discutir el concepto de voluntariado, porque hay países en los que les es natural que la gente haga algo sin un interés económico. Ellos entienden que han recibido tanto en la vida que llega el momento de dar algo. Pero hay otros países en los que no se entiende igual.”







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