Por Renzo Rojas
Lectura de:
¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de “Marginal”?
Por un par de años he estado haciendo un podcast de economía para Radioprogramas del Perú. Cada semana abordamos un tema distinto de la economía peruana. Con el tiempo he ido juntando material por ese motivo. Eventualmente pensé que lo podría usar para editar un libro de difusión económica.
En ese sentido, ¿cuánto tiempo te tomó escribirlo?
Cuando me senté a efectivamente escribirlo, me demoré poco. Quizás un mes o dos meses. Pero fue poco porque ya tenía todo procesado.
“Economía peruana para no economistas” se lee como parte del título. ¿Puede aprender de la lectura cualquier persona?
Es un libro escrito para el público en general. No es necesariamente para economistas o para empresarios.
¿Qué temas podrá encontrar el lector a través de las páginas del libro?
Marginal tiene seis capítulos. Cada uno aborda un tema económico que típicamente es discutido en los medios peruanos, pero que no siempre es tratado adecuadamente. Desde la Reforma Agraria hasta la Maquinita que nos generó hiperinflación. Es un libro pensado para los que quieren entender mejor nuestra economía para que no se dejen engañar luego por políticos aventureros.
¿Qué valioso en estos tiempos es saber economía para el ciudadano de pie del Perú, teniendo en cuenta el contexto de recesión que estamos?
Es particularmente importante que los peruanos sepamos de economía en un contexto como el actual, para así conocer qué soluciones sirven para sacarnos de la recesión y cuáles empeorarán las cosas. En las últimas elecciones, por ejemplo, una candidata propuso volver a imprimir billetes sin respaldo, lo cual todo estudiante de economía de primer año sabe que genera inflación. Y de inmediato le saltaron los medios encima, porque eso sí lo sabemos todos muy bien.
Es también una forma de informarnos frente a distintos escenarios…
Así como eso, hay otras muchas cosas que la economía moderna ya sabe, pero que nuestros líderes siguen proponiendo como si fuesen solución a algo. Subir el suelo mínimo, por ejemplo. O poner límites a los precios. Con más cultura económica podremos protegernos de estas malas propuestas y de los malos candidatos.
