Por Stakeholders
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POR MARÍA HINOSTROZA – PhD Candidato en Sostenibilidad Ambiental en la Universidad de Ottawa. Jefe de Innovación de Asociación Unacem
Diversas teorías de management empresarial brindan un marco conceptual sólido para el liderazgo en las empresas, respaldando la adopción de acciones y decisiones corporativas responsables. La teoría de Grupos de Interés (Freeman) o la teoría de Responsabilidad Social Corporativa (Carroll o Donaldson & Preston) sostienen que una cultura empresarial responsable implica integrar consideraciones ambientales y sociales en la toma de decisiones, así como promover la transparencia en la información.
Los líderes en cargos gerenciales y del Directorio desempeñan roles claves y complementarios para incorporar la responsabilidad y la sostenibilidad en los objetivos empresariales a largo plazo. Gerentes y jefaturas con valores éticos y un compromiso personal hacia la sostenibilidad ejercen una influencia inspiradora que impulsa a la organización hacia acciones genuinas de acción proactiva, especialmente en la resolución de grandes desafíos como los riesgos climáticos. Así, líderes con visión estratégica se convierten en una brújula moral, orientando las decisiones y acciones empresariales a trascender más allá de las metas financieras para considerar también el impacto social y ambiental de las operaciones. Esto permite traducir intenciones en compromisos concretos que se convierten en parte de la identidad y cultura corporativa, influyendo en la operativa diaria, desde el desarrollo de productos hasta la gestión de operaciones con clientes, proveedores y otros grupos de interés. Complementariamente, el papel de los directores es esencial pues no solo ejercen influencia en la dirección estratégica, sino también en la supervisión y vigilancia en cuanto al cumplimiento de los compromisos y objetivos sostenibles. Su función de control exige un alineamiento real de la empresa con los compromisos adquiridos, garantizando que la información divulgada sea precisa y verificable en términos de acciones y resultados.
Sin duda, el comportamiento proactivo de empresas sostenibles refuerza la confianza y establece una base sólida para relaciones duraderas y exitosas, contribuyendo a la construcción de una reputación positiva y respondiendo a una creciente demanda de consumidores leales y responsables. Sin embargo, la falta de transparencia o inexactitud en la información distorsiona la autenticidad de las acciones. El debate actual sobre los ratings de sostenibilidad ilustra este caso, ya que se esperaría que reflejen y evalúen un desempeño responsable, pero, por el contrario, crea desconfianza en las intenciones y comportamiento real empresarial. Las diferencias en los criterios y metodologías conllevan a malinterpretaciones y una percepción errónea del desempeño sostenible de las empresas. Por ello, inversionistas responsables, tanto individuales como institucionales, continúan cuestionando la solidez y transparencia de estas metodologías de indicadores cuantitativos cuyos puntajes no logran capturar la complejidad de las prácticas sostenibles.
Entonces, las posturas y acciones de nuestros directores, gerentes o líderes de equipos reflejan la autenticidad, coherencia y transparencia del interés empresarial, fomentando la confianza y el respeto tanto interna como externamente. La divulgación de información y reportes es el refuerzo de un compromiso genuino con la responsabilidad en las acciones empresariales, proporcionando la información necesaria para tomar decisiones alineadas con nuestros valores y objetivos. En este sentido, juntos, líderes inspiradores y responsables forjan un camino hacia la excelencia empresarial. A través de sus roles complementarios, guían a las empresas hacia un futuro sostenible, cimentando una cultura corporativa que trasciende los límites tradicionales. Su enfoque colaborativo demuestra que la responsabilidad va más allá de las palabras, impactando positivamente en nuestro entorno y las generaciones venideras.
